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Quería acercarse, oler ese suave cuello tan blanco como el algodón y manchar esas ropas de color. Quería acercarlo a su cuerpo y morder esos labios hasta dejarlos sangrientos, y algo aún mejor, probar esa sangre que seguramente era tan dulce como un chocolate.

Morder esa piel transperentosa hasta que el color llegara al lugar, dejar su cuerpo lleno de marcas, de rasguños y cortes, ver cómo el espeso líquido rojo como el vino baja por su piel.

Y mejor aún, tomar su cuerpo en la obscuridad, escuchar sus quejas, su dolor y su respiración agitada en un reducido espacio. Escucharlo gritar cada que hacía algo con su cuerpo.

Su mente se volvió confusa, mucho más cuando Junhan pronunció su nombre tan delicadamente, con temor.

Lo miro caminar de un lado a otro, llamándolo, pero el solo podía mantener un labio atrapado entre sus dientes, siendo una sombra más en la obscuridad. Guardó su herramientas, serían de buena ayuda luego, no pensaba divertirse esa noche, pero como Han Hyeongjun llegó a su puerta no dejaría que se desperdiciara.

— Seungmin por favor no me gustan los sustos —Han temblaba por dónde caminaba, la madera vieja resonando en sus pies. Seungmin nunca se había sentido tan afortunado, sería, sin duda alguna, una de sus mejores noches. Y también la mejor carne de todas.

Siguió a Hyeongjun con sigilo, viendo cómo este temblaba con casa paso que daba, tendría el mejor banquete con el dulzor de un chocolate.

Estaba casi seguro que en cualquier segundo el chiquillo rompería el llanto y gritaría por ayuda, pero seria solo suyo por aquella noche, y por el resto de todas las lunas que se presentarían, clamando con lujuria esa carne apetitosa.

No quería asustarlo, no ahora, pero era mucha la adrenalina, ese éxtasis que deseaba solo abalanzarse y poseer aquel cuerpo, oir el eco del dolor entre las delgadas paredes de cemento.

Un holpe sordo junto con un grito y Junhan habia caído al suelo, abrazándose a si mismo. El nene de ropas pulcres tendido en el piso. Se escabullo como pudo entre las sombras, acercándose cada vez mas a su presa, a su deliciosa cena, hasta quedar solo a unos centímetros de su cuerpo. Seguia girando una canica de sabor sobre sus manos hasta dejarla en en suelo y hacerla rodar hasta los pies del pequeño Han. Este se encontraba en un caos, tratando de divisar figuras irreales entre las obscuras sombras que tomaban sus pies y lo arrastraban a sus pesadillas.

— ¿Crees en las pesadillas, Jun? —temblo en su lugar mirando el dulce a unos centímetros de su cuerpo rodando hacía el. Y unos segundos despues Seungmin salio de las sombras, gateando con mucha lentitud hasta el otro cuerpo y tomando de nuevo el caramelo entre sus manos; ya estando cerca del chiquillo, el cual no emitia ningún sonido por el horror, dejo posarse el caramelo de fresa entre los labios medio abiertos del chico de vestimentas blancas.

— Come, pequeño —el mayor ensancho su sonrisa cuando Junhan rodo la canica con sus labios y movia su sedosa y rosada lengua —. ¿Te gusta?

Asintió. Seungmin se volvio a hacercar hasta que sus cuerpos solo fueron separados por la respiración caliente del otro. Y con mano fuerte tomo el menton de su pequeña presa, moviendo con cuidado a la izquierda.

Junhan se mantenía tranquilo, pero sabia que estaba esperando algún movimiento con pavor, dejo su cuello ser besado con furia y mordido con gracia. Seungmin no paraba, nunca lo haría.

Lo alzó de un tirón hasta dejarlo con los pies posados en el suelo y apoyarlo con fuerza sobre la pared para seguir su trabajo, besando un poco aqui y mordiendo un poco por allá. Mastico los labios ajenos con un suave sabor a chocolate gracias a que Junhan había comido, hasta que empezaron a sangrar, Junhan emitia ruiditos e hipidos de dolor, tratando de separar sus labios ahora sangrientos, del otro. Cuando por fin Oh se irrito de sus labios, se aparto y miro la pintura color granate esparcida por los labios del menor, relamiendo sus labios ante la exquisita mirada, tomo toda la sangre que envolvía sus labios. Y como esperaba, aquella sangre tenia un gustillo completamente diferente, era suave, con un excelente espesor, el sabor sutil y dulce era perfecto, dotado de hermosura.

Hyeongjun respiraba con anormalidad y limpiando sus belfos con su traje blanco dijo:

— Me tengo que ir, Seungmin Hyung...

Soltó en un susurro cargado de espanto cuando el mayor le miraba con firmeza, este volvió a subir sus manos tomando y acariciando el rostro del pequeño, lo probaría por completo esa noche.

Haciendo un sonidito con sus labios, negó, bajando sus dedos por la camisa blanca del menor, atrapando el botón azul cielo entre sus dedos y desabrochando uno por uno, de arriba a abajo. Junhan negaba, tratando de tapar su desnudez, pero las falanges de Seungmin eran ágiles y continuó acariciando de un lado a otro la piel de Han que era tan suave como la seda, pellizcando un poco y soltando, viendo como la sangre se amontonaba en pequeñitos grupos rojos que se volverian amoratados.

Lamio todo lo que sobresalia del pecho del menor, tomando los botoncitos en el pecho de Junhan entre sus dientes y como lo hizo con sus belfos, mordio hasta hacerlo sangrar.

El menor se mantenía temblando, rogando para que parara, pero Seungmin seguia embelesado con la espléndida imagen frente a sus ojos. Los sonidos elegiacos de Han seguian siendo soltados al aire, con un desasosiego inquebrantable. Para los ojos de Seungmin cada parte de Hyeongjun se condecía de manera perfecta e irreal.

Después de unos minutos y quejidos, el torso del menor era un laberinto de cardenales hechos en fuego que lo atormentaban.

— Para, Seungmin... —y su cuerpo lánguio hubiera caido al suelo de no ser sostenido por Seungmin. No conocía en nada a aquel chico y seguia pensando en que mas podia hacerle. Oh Seungmin terminó por hastiarse de ser tan benévolo y sabia que lo que vendria ser su parte favorita solo seria la punta del iceberg.

¿Les esta gustando?

¿Que piensan de Seungmin?

edit: me voló un bicho en la pierna cuando lo editaba y grite como nunca 😍

caramel flavor   -   jundeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora