Capítulo 3

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Ya con esta era la cuarta, la cuarta ocasión en la que tenía que bajar y subir por el ascensor con todas sus cosas, sentía sus piernas temblar, no iba a negar que su condición física era pésima. Claro, de no ser por el lindo y amable chico de mantenimiento el trabajo hubiera sido el doble. ¿Quién dijo que ya no existen los caballeros?, y más si son jóvenes y encantadores, nada que un par de guiños no pudieran lograr.

Y en cuanto a sus cosas, era un tema que había olvidado por completo, con todo el lío que se había armado anteriormente. Mientras esperaban al señor Toshinori cayó en cuenta que no estaba su equipaje y decidió preguntarle inmediatamente a su compañero.

Flash Back

-Por cierto, ¿por casualidad no has visto mis cosas Bakiu?

-No me pongas estúpidos apodos!, y si te refieres a un poco de basura que había en unas cajas las mandé a tirar, deben estar en la recepción o cualquier otro lado, para lo que me importa.

-Fam eso no!!!, son mis cosas, eso no es cool- reclamó la castaña indignada

-No es mi puta culpa, no sabía porque traían cosas de mujer a mi apartamento, así que las devolví, fin de la historia-

Fin del Flas Back

Después de que se logró solucionar todo, decidió ir a recepción a preguntar por sus cosas, y efectivamente ahí se encontraban, en un almacén del edificio. No se había percatado que era tanto equipaje hasta que realizó la ardua labor.

-Ya se... a que se refieren los demás... con viajar ligero- mencionaba la castaña entrecortada por jalar las cajas.

Aunque técnicamente no estaba viajando, bueno de cierta forma sí la hacía, era el viaje más importante de toda su vida, donde se conectaría con ella misma y viviría la vida que realmente vale la pena.

-Así es Cams.... eres totes genial... no dejes que un par de cajas... te hagan flaquear-

Una vez que logró llevar todo hacia su apartamento compartido, sacó de su cartera un par de billetes de buen valor y se los entregó al chico de mantenimiento. Fue una propina generosa, bueno, ella era un alma caritativa y sabía pagar los favores, aunque al principio el joven parecía apenado y no quería aceptar el dinero. Pero Camie fue tan insistente que logró que tomara el dinero y se despidió muy agradecido por el gesto.

Pero para su desgracia ahí no se terminaba su ardua labor, no señores, ahora debía llevar todo ese equipaje a su habitación, así es, aún no se podía dar el lujo de descansar, no quería escuchar rugir a la bestia por no correr el poco de cajas que descansaban en la sala de estar.


- ¿Acaso están estas malditas cajas pegadas al piso?, Quita esta mierda de aquí!!!- Decía Camie imitando la gruesa y áspera voz del rubio mientras llevaba las cajas a su cuarto. Seguro si Bakugou la escuchaba sería ella quien terminaría con el trasero pegado con clavos al suelo.


-A volverse locos se ha dicho-

Ella desempacaba cada prenda que traía, ustedes creerán que lo hacía de forma ordenada y limpia, pero no, casi todo lo hacía tirado. Era parte de su filosofía, para ordenar hay que desordenar.

Tenía tres –Este no-, tenía dos leggins negros a la mano en caso de emergencia, si había algo que no podía faltar en el guardarropa de una mujer eran un par de esos. Además, buscó sus botines beige de tacón favoritos, podía considerarlos su otro bebé. Sacó sus artículos de baño y de uso personal también. Se quedó observando por un momento esto último.

Mi Chica IdealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora