05 | third-wheeling

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05 | third-wheeling!

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05 | third-wheeling!

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📍Miami International Autodrome
📆 Friday, FP1

¡WOW!ESA ERA LA ÚNICA PALABRA que parecía conocer Gabriel Cook, pues la repetía sin parar desde que habían entrado en el paddock.─No me puedo creer que esté aquí.

Hailey sonrió.─Vete haciendo el ánimo. Vamos, te presentaré a los chicos.

Dentro del garaje de McLaren, había un revuelo tremendo. Los mecánicos iban de un lado a otro, arreglando los coches con los números 3 y 4. Los ingenieros repasaban una y otra vez las estrategias que iban a usar en la carrera.

La rubia vio a Lando Norris por el rabillo del ojo y aprovechó para hacerle una foto mientras escuchaba a un estratega. Al oír el click de la cámara, ambos se giraron, y el piloto sonrió ampliamente.

─¡No me habías dicho que ya habías llegado!─dijo a modo de saludo, abrazando a la fotógrafa.

Hailey le devolvió el abrazo al instante.─Creía que estarías ocupado. Ah, Lando, este es mi hermano Gabriel. Gabe, él es Lando.

El británico le estrechó la mano al más mayor, quien parecía que iba a desmayarse en cualquier momento.

─Danny está por ahí, imagino que ahora enseguida vendrá. Ya sé que él es tu favorito así que...

─No seas estúpido, sabes que era broma.

─Sí, sí, ahora arréglalo.

Los tres rieron, aunque Gabriel no paraba de echarle miradas al garaje de al lado. Llevaba siendo fan de Ferrari desde que tenía uso de razón, y tenerlo todo tan cerca le parecía increíble. Hailey se dio cuenta de la admiración en sus ojos.

─¿Quieres acercarte a verlo?─le preguntó a su hermano.

Al verlo asentir, enganchó su brazo con el de Gabriel y fueron al garaje de Ferrari, sin saber muy bien si podían estar allí o no.

Se asomaron a la puerta del garaje, y Hailey pudo jurar que vio como se le iluminaba la cara a su hermano. Pero no solo Gabriel quedó fascinado cuando entraron en el garaje de la escudería italiana.

A tan solo unos pasos de ellos, Charles Leclerc contemplaba a Hailey como si no hubiera nadie más en el mundo. Empezó un debate interno sobre si debería acercarse a ella y decirle algo o no. Era cuestión de tiempo que se cruzaran por allí, así que, ¿por qué no arriesgarse?

─¡Hailey!

La rubia se giró para encontrarse con un par de ojos azules y una sonrisa deslumbrante.

─Hola, Charles.

El monegasco le ofreció una sonrisa amable, sin poder ocultar las ganas que tenía de verla. Habían estado hablando esas últimas semanas, y la verdad es que era algo que le gustaba.

𝐋𝐀𝐓𝐄 𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐓𝐀𝐋𝐊𝐈𝐍𝐆, charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora