El Profugo

205 4 0
                                    

"-¡Alto!

el prófugo siguió corriendo.

¡Pum!...

El prófugo cayó de bruces .

La sangre siguió corriendo."

El reloj marcaba la 1:57 a.m. Casi era hora.

Se acomodo la playera y miro impaciente el reloj, esperando que dieran las 2:00 a.m.

Llevaba esperando esa noche por mas de 3 meses, planeando todo, no tenia margen de error, o asesinaba a Jonathan o moría intentando, todo tenia que ser perfecto.

1:58 a.m.

Repaso el plan mentalmente, entraría a la casa, drogaría al perro, iría hasta su habitación y lo asesinaría. Tenia que asegurarse de que Jonathan lo viera mientras moría, tenia que saber que había sido el.

1:59 a.m.

Casi era hora, escuchaba el rítmico -tac, tac, tac- del paso de los segundos. "34, 35, 36, 37..." abrió la puerta del carro y caminó, dejo atrás el portón de la entrada y paso por el jardín delantero hasta llegar a la puerta principal. "56, 57, 58, 59..." Abrió la puerta con su llave, Jonathan se la había dado.

Se encontró en un pasillo obscuro, el perro lo miro moviendo la cola, se acercó a el y lo acarició.

Le inyectó el sedante y esperó a que cayera dormido.

2:06 a.m.

Lo dejó recostado en el suelo y siguió adelante.

No era necesario prender la luz, conocía perfectamente la casa, ahí había crecido, conocía perfectamente los pasillos y las habitaciones, sabía en que punto las maderas de las escaleras crujían y como debía pisar para evitarlo, conocía la puerta del cuarto de su padre, estaba a tan solo 2 metros de ella, y, una puerta mas allá, la de su propia habitación.

Naturalmente, ya no era suya, ya no vivía en esa casa, pero seguía viéndola como su habitación, no sabia quien dormía en ella ahora, seguramente era donde Jonathan dejaba descansar a las mujeres que llevaba a casa después de una noche de bar.

Se acercó y la abrió, entro y dejo la puerta medio abierta. Miro las paredes, ya no había nada ahí que le recordara al cuarto donde solía dormir, donde solía buscar refugio cada que su padre llegaba ebrio y se sentía particularmente molesto con el.

Recordaba como cerraba la puerta con llave y me se metía en el closet. En un principio, salía a encontrar a su padre al pasillo

<< -Ahí estas, pequeño demonio- dijo cuando lo miro. Lo miraba tratando de comprobar si era realmente su hijo, o solo una visión producto del alcohol.- No estoy nada feliz contigo, pero eso ya debes saberlo.

-Lo se- contestó.- nunca estas realmente feliz conmigo.

-Me estas retando?

-No

Se acercó amenazante y le dio una bofetada que casi le hizo soltar unas lágrimas, pero las contuvo.

-Nadie me reta a mí- dijo su padre.

Y comenzó, como todas las noches, a golpearlo, lo aventaba contra los muebles y paredes, le arrojaba lo que encontrara y le golpeaba con sus puños y piernas.

Después, llegaba su madre y trataba de detenerlo, pero solo conseguía hacerlo enojar más y recibir golpes al igual que su hijo.>>

Recordaba como era eso tan continuo, la misma rutina dos, o incluso tres veces a la semana, su padre llegaba borracho, lo golpeaba, su mamá intervenía y la golpeaba a ella.

Veinte horrores literariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora