El desconocido

16 4 0
                                    

Pasada una hora de sufrimiento llegamos a París, eran apenas las doce de la noche, y me encontraba en el metro sola sin saber hacer funcionar la máquina de los tickets. Llevaba apenas cinco minutos intentando que se imprimiera el billete para coger el transporte e ir al hotel. Llegué al punto de darle un golpe a la máquina y de repente escucho por detrás una voz masculina.

            - ¿Necesitas ayuda? Parece que quieres asesinar a la máquina - me dice riendo.

Estaba muerta de vergüenza, quería morirme, seguro que parecía una chica pequeña pegando en la máquina. Pero no es culpa mía que el profesor de informática no nos hubiera enseñado que hacer con estos casos.       
   -Créeme, si pudiera ya lo habría hecho, porque no funciona -digo mirando a la máquina con cara de asco-. 

Avanza hacia la máquina y no sé cómo, pero con menos de un minuto ya tenía el billete en la mano. En ese tiempo lo había observado un poco, era muy alto, creo que me podría sacar dos cabezas con facilidad, tenía el cabello muy bien peinado hacia atrás. Sus ojos eran color avellana, Liam también los tenía así, y no creo que sea un color muy bonito, pero creo que este chico tiene la capacidad de que todo le quede increíblemente bien. Lo que más me llamó la atención fue el tatuaje que tenía en la muñeca, que se podía ver un poco por debajo la sudadera del grupo Pink Floyd que llevaba, el tatuaje era un punto y una coma, por desgracia sabía el significado.

Cuando terminó me lo dio y yo estaba roja de la vergüenza, este chico me ponía muy nerviosa.

             -   ¿Cómo te llamas? - me preguntó.

              -    Riley. ¿Y tú? - dije casi tartamudeando-. 

               - Jack. - dijo en un tono normal, mientras yo luchaba para que no me diera un infarto.

No sabía qué decir, cada vez que hablaba sentía cosquillas en el estómago, creo que era la primera persona que tenía esa capacidad de hacerme sentir así.

¿No me gustaba nada esa sensación, o sí? Diremos que no. 

Hubo un silencio un poco incómodo, al menos para mí, él estaba mirándome fijamente como si me quisiera comer con la mirada. De repente me hizo otra pregunta.

                - ¿De dónde eres? Porque por tu acento juraría que de Francia no eres. 

               - Soy de España, pero mi madre es de Estados Unidos

               - mmm... Interesante, ¿de qué parte exactamente?

              - Barcelona. ¿Y tú de donde eres?

              - Nací en Vizcaya, pero desde que puedo voy viajando por el mundo, no me gusta quedarme siempre en el mismo sitio, prefiero vivir la vida, sabes?

              - Wow siempre he querido viajar ahí, qué pasada. 

            - Sí, es muy bonito 

           - ¿Y dónde estudias? - pregunto con curiosidad. 

          - No estudio, vivo de lo que gano tocando música por donde pueda

 No sé por qué, pero sentí lástima por él, supongo que no debe ganar mucho. Y yo diría que no mi cara de tristeza, ya que al segundo dijo:

            - No sientas lástima por mi Riley, aunque no lo creas se gana bastante dinero si tienes talento.

             - Es que parece muy triste - digo sin pensar-. Es decir, ¿qué futuro quieres tener? Porque si no tienes estudios es un poco complicado vivir solo de la música.

Come with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora