25.- Aprendiendo a volar

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–. El polvo de hada es algo muy importante para esto, por eso fuimos ahí.

Entonces esas eran las casas de esas cositas voladoras. Era brillante y parecía como un tipo de azúcar extremadamente fina de colores rosas y, tenía un olor que hacía que me dieran ganas de comerlo.

–. Creo que será mejor que no lo intentes comer– me dijo Aquino, como si supiera lo que quería hacer– probablemente termines flotando y mareado en el techo y luego te romperias la cabeza.

–. Por qué flotaría?– me miró con una ceja arriba, como preguntando si aún lo captaba.

–. Polvo de hada, con el las hadas vuelan, los efectos en nosotros al comerlo es sentirse estúpido, te hace tener algún tipo de alucinaciones– es como..

–. Estás hablando de drogas.. mágicas?– Aquino no pudo evitar reírse tan fuerte que los oídos me dolieron, por qué se ríe así?

–. Jaja-a..– después de unos minutos se comenzó a tranquilizar– seee, podría decirse que si– tose un poco –perdón, es que me acordé de alguien cuando dijiste eso.

–. Está bien, supongo –miro confundido.

–. Bueno, si quieres probarlo, puedes hacerlo.

–. Pero acabas de decirme que no-

–. ¿Quién soy? ¿Tu mamá? Si quieres ver estrellitas y volar como cuatro segundos antes de caer contra el suelo, ahí está– señaló al polvo. Reventarme contra el piso no suena muy atractivo para mí.

–. Creo que paso.– Aquino se encoge de hombros, toma el polvo, envolviendolo con el trapo que tenía para no tirar nada.

–. Me acompañas a la caldera?

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El sol es brillante, ninguna nube a la vista. Quackity es el único despierto en ese momento, sentado en la orilla de la estructura a muchos bloques de altura del piso.

Quería lanzarse al agua que se alcanzaba a ver qué estaba abajo. La plática extraña de ayer, está rondando por toda su mente sin fin. No sé si puedo volar, pero, qué tal si lo intento y termino como tortilla al lado del agua?

Solo había una forma de saber, todos dormían profundamente, probablemente cuando despertarán se irían de ahí y buscarían una forma de regresar. Está era la oportunidad perfecta para ponerse a prueba.

Esto es una locura. Se quitó el gorro de la cabeza y lo aventó al lado de su mochila, se sacó el suéter azul por encima de la cabeza y lo amarro a su cintura, sus alas salieron, sintiendo un gran peso, talvez más pesadas que en la madrugada.

Se estira y las alas doradas se abren por completo, abriendo y cerrando. Traga saliva mientras se acerca más al borde.

–. Te gana la curiosidad?

Derrepente escucho la voz de Al a su espalda, asustando lo tanto que casi se cae. Da un paso atrás, se da la vuelta y le da un golpe bien dado en el hombro.– HEY- tras el golpe se escuchó algo como el maullido de un gato.

–. Casi me matas del susto, animal –se soba el hombro con una expresión de dolor en la cara –eres un fantasma o algo así? Hace un momento no estabas aquí

–. Oh claro, soy el fantasma atrapa pendejos.–Alex se ríe un poco sin querer.

–. Que mal que no te puedes atrapar a ti mismo– Al rodó los ojos.

–. Entonces, lo vas a hacer?- trago saliva nervioso por la idea de tirarse desde ahí.

–. Yo creo que..– miro lo alto que estaban, su corazón late fuerte por la sensación de miedo–si lo logro sería más fácil algunas cosas.

–. ¿Quieres que te dé un empujón?

–. No creo que sea necesario, yo puedo –se acomoda otra vez en la orilla –yo puedo– a un paso de dejarse caer,  termina por darle el empujón.

Quackity grita al sentir como cae en picada, el viento hace que su suéter se desamarre y vaya a parar a otro lugar.

–. Extiende las alas, Quack!– escucho la voz de Rubius gritarle desde arriba. No era momento de cuestionar nada, así que hizo caso y... dejo de caer tan rápido, manteniéndose estable pero aún seguía cayendo.

–. Big Q! Aletea, alas arriba y abajo como hace Philza– Tommy le gritó, viendo desde la orilla de dónde se aventó. Recuerda cuántas veces lo a visto volar por todas partes. El movimiento de sus alas se veía suave y fuerte a la vez. Comenzó a aletear con fuerza hacia enfrente, subiendo despacio y con torpeza. Mientras más sube, es más fácil controlar sus alas.

No iba a mentir, seguía muerto de miedo por dentro. En poco tiempo, llegó a estar a la altura de dónde empezó.

–. Desde cuándo tus alas te pueden?– el muchacho de cabello rubio pregunta con emoción y como si estuviera tramando algo.

–. Eso que, llévame de paseó– algo que a Rubius también se le ocurre.

–. No te podría ni en quinientos años, pero a mí sí

–. Quién te crees niño?

–. Yo le dije que aleteara!

–. Y yo que abriera las alas!

–. Rubén deja de pelear con un niño, pareces de la misma edad –regañó Vegetta que recién despertaba. Rubius le saco la lengua y se cruzó de brazos, el otro suspira dándose por vencido.

–. Entonces, ya te acostumbraste o por qué sigues ahí?– Quackity no sé había dado cuenta que seguía en el aire por ver cómo estos peleaban por algo que no iba a pasar hasta que vio hacia abajo. Pronto estaba en la estructura de piedra de nuevo. Al sonríe.

Que extraña manera de empezar una mañana en otro mundo.

O no? Luzu?












De verdad quería y necesitaba hacer que mi Quackity volara. Aaa, me encanta

Intercambio•° DreamSMP | Karmaland 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora