Malentendido

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Nie Mingjue podía ser muchas cosas. Desde un eficiente asistente en una pasantía de la empresa perteneciente a su padre para culminar su carrera universitaria, a un hermano extremadamente sobreprotector y preocupado (incluso si su actitud lo hacía inverosímil).

Sin embargo, nunca antes había esperado justo frente a la preparatoria de su hermano a que terminara su horario del día. Y la razón era que a sus dieciocho años, Huaisang empezó a salir con amigos y divertirse como haría cualquier chico hormonal de su edad, y Mingjue se avergonzaba de admitir a veces debía abrirle en secreto la puerta de atrás para que entrara sin que el padre de ambos se enterara pasó la noche en vela bebiendo o metiéndose en algún problema cuestionable.

Y gracias a esas veces, Mingjue pudo comprobar algo andaba raro.

Siempre era el mismo chico de ojos miel quien traía casi llevando a cuestas a Huaisang. Con una sonrisa amable, y el punto bermellón de su cara, ese amigo se presentó como Jin Guangyao. Siempre insistía quedarse a conversar con Mingjue, excusándose quería verificar su amigo despertara bien, y comenzaba a hablar de muchos temas complejos tomando en cuenta sólo tenía dieciocho años, e incluso entendía todo sobre el mundo de las empresas, pudiendo aportar siempre ideas novedosas.

Pero sin importar cuán inteligente fuera, o su nivel de amabilidad siempre infinita, Mingjue no estaba dispuesto dejarse engañar. Siendo Jin Guangyao hijo del “reconocido” Jin Guanshang (y no precisamente por su calidad inexistente como empresario), seguro sabría miles de mañas para atrapar a sus presas.

Seguro Jin Guangyao fingía actuar amable, se acercaba a Nie Huaisang prometiendole amistad y lealtad, luego quería ganarse a Mingjue para no levantar sospechas sobre sus verdaderas intenciones, ¡Y entonces en el momento justo, aprovecharse de su estúpido A-Sang!

Nie Mingjue jamás lo permitiría. Primero tendrían que arrancarle la cabeza, y partir su cuerpo en pedacitos.

Y por eso ahora había quedado en recoger a su abochornado hermano a la preparatoria, dispuesto alejarlo de “esa pulga” mañosa. Ni sus lindos ojos, o pláticas sumamente interesantes, y mucho menos ir a su casa seguido servirían.

—¡Hermano, en serio, sólo por esta vez déjame ir con mis amigos! ¡Te prometo llego temprano!– Lloriqueaba Huaisang, mientras su hermano sólo rodaba los ojos.

—¡Entra al auto!– Demandó, fijando su vista en el Jin junto a A-Sang. Como siempre.

—A-Sang, no te preocupes. Tu hermano sólo quiere llegues bien a casa, lo entiendo perfectamente– Guangyao intercambió una profunda mirada indescriptible con Mingjue, quien por alguna razón desconocida no pudo apartar la vista– A-Xuan es así también, y los hermanos de su novia no son la excepción. Se ve son personas que aman sinceramente, ¿Cierto, A-Jue?

Ese “A-Jue” logró que el Nie mayor sintiera un escalofrío subir por su columna vertebral,  y le dió otro indescriptible motivo para empujar a su hermano dentro del auto, frunciendo el ceño mientras sacudía rápidamente la mano despidiéndose del Jin.

—¡Espero nos veamos también mañana, A-Jue! Espero pienses en mí. Siempre puedo ayudar a cuidar muy bien a A-Sang– Exclamó con ojos iluminados Guangyao, antes que los vidrios del auto subieran.

—Traidor– Susurró lamentándose Huaisang en el asiento trasero.

Mingjue rodó los ojos, preguntándose: ¿Qué tan lejos llegaría para ganárselo y así colocar sus garras sobre Huaisang? ¡Quién sabe!

Pero tenía que admitir ese chico era astuto. Sabía cómo provocar momentos incómodos con un solo comentario, y luego dar la vuelta a toda la situación como si no fuera más que cosas de niños. Estaba seguro si llegaba a decir que el cielo era verde, le bastaría formar una sonrisa encantadora y en menos de un minuto te convencería de su punto totalmente.

Al día siguiente, Mingjue siguió con su misma rutina, y esperó afuera de la preparatoria. Sólo que esta vez, debido a su trabajo atrasado por proteger a su inocente hermanito siendo acechado, se quedó sentado en una de las bancas junto a la salida del parque en la calle de al frente, concentrando su atención sobre las letras explicando el próximo proyecto de la empresa.

Tomó una gran bocanada de aire, de pronto sintiendo su habitual mal humor lo acechaba, maldiciendo internamente a la suerte de su hermano que ni siquiera podía traer notas decentes la mitad del tiempo. Seguramente no había contado se quedó horas extras por alguna materia reprobada, y de allí tardara tanto.

—Disculpe, señor.

Arrugando el entrecejo, el Nie giró su cabeza sobre el hombro, encontrándose a una niña con un punto bermellón en su frente, indicando era también parte de las montañas de hijos regados por todo el mundo de Jin Guanshang.

—¿Qué quieres?– Preguntó, un tanto más brusco de lo que le hubiera gustado, pero no tenía cabeza para atenderla apropiadamente.

—Mi hermano dice que le gustas– Contestó resueltamente la pequeña, con sus ojitos brillantes parpadeando.

Mingjue golpeó su mano derecha contra la rodilla, exasperado. Con tantos hermanos, ¿Qué se supone debía asumir?

—¿A cuál hermano te refieres, señorita...?

—Su. Jin Su– Se presentó amablemente la niña, haciendo una reverencia– Le traeré a mi hermano enseguida, señor.

Tanta educación y amabilidad en alguien tan pequeña, ¿Cómo era posible Jin Guangyao y Jin Su fueran hijos del canalla mujeriego?

Estaba descargando mentalmente todo su malhumor usando todas las groserías posibles hacía Jin Guanshang, e intentando por millonésima vez que no fuera Guangyao quien se apoderara de su mente, cuando la niña volvió acompañada.

¡De nada más y nada menos que un niño no más grande que ella!

—Mi hermano es algo tímido, pero...– Dijo ella, y tomó amorosamente la mano de su hermano temblando– Calma, A-Yu.

Mingjue miró a su alrededor, notando a todas las personas lanzando miradas divertidas como si fuera algo de lo más interesante, y no un bizarro momento en que deseaba no volver a pasarse por ahí nunca más.

—Lamento lo de mi hermano, pero igual quiere su respuesta, señor– Añadió Jin Su, claramente emocionada.

Sin tener ninguna gana de romper el corazón infantil de un pequeño que se veía tan inocente y adorable, decidió no ser tan brusco y compró un par de helados cornettos para ellos. Los sentó en la banca, mientras ellos felizmente aceptaron perdiendo el interés en lo anterior, y les pidió se fueran tan pronto terminaran.

—¡Claro, señor!– Asintió Jin Su.

—¡Con razón le gusta a nuestro hermano!– Secundó el pequeño Jin Xuanyu, sonriendo ampliamente.

Ese comentario desubicó al Nie.

—Pero qué amable es A-Jue, incluso invitando a mis hermanitos a un helado– Dijo una voz suave en las espaldas del Nie.

Y al girarse atónito, pudo ver la expresión enternecida de Jin Guangyao, mirándolo fijamente con inmenso cariño.

Y a Huaisang sacudiendo su cabeza, murmurando un claro “par de tórtolos”.

¡Eso explicaba por qué nadie se desconcertó al ver la escena! ¡Siempre fue Mingjue el confundido respecto hacía quien iban las intenciones de Jin Guangyao!

—¿Y bien?– Añadió Jin Guangyao, esperando su siguiente frase. Sus ojos miel contenían un hermoso brillo, aumentando su natural atractivo.

Y vaya que el maldito se salió con la suya.

—¿Tienes libre esta tarde?– Preguntó extrañamente nervioso el Nie.

De pronto, pareció Huaisang y los niños habían sido olvidados.

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