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Me había quedado en shock al escuchar lo que el azabache había dicho, no sabía como tomarlo, lo quizás me estaba haciendo una broma de muy mal gusto y eso hacían que mi corazón se oprimiera.

- N-no juegues con eso Jungkook... solo nos vimos una sola vez, tenías ocho años... Sé que no piensas eso en realidad- susurre tristemente.

- ¿Juego? Jimin quizás tú no me conoces muy bien ni yo a ti, pero lo siento en mi alma que eres parte de ella, si no quiere...

- Si quiero, pero... mi familia - el azabache dejo su taza en su mesita que tenía a su lado y se arrodilló frente a mí.

- No te preocupes por ellos, porque tu supuesta familia nunca te aprecio tanto como lo hago yo, por favor quédate y serás mi primer y único amor que tendré y sé que será igual para ti. - Declaró confiado haciendo que dudara realmente si quería volver con mi familia, a decir verdad la única persona que me extrañaría sería mi padre que ya estaba en las últimas lástima mente, cuando él muriera no me quedaría más nada, estaría más solo que de costumbre.

- Está bien... pero quiero ver a mi padre, ya que él... bueno se está muriendo y quiero estar con él hasta su último día - respondí tratando de no largarme a llorar.

- Lo que tú quieras pequeño, estoy aquí para ti- tomo mi mano y me beso suavemente haciendo que mi piel se erizara.

Esto era todo nuevo y se siente tan bien.





***

Después de ese día todo había cambiado, no sabía para qué dirección, pero lo hacía, Jungkook tenía dos habitaciones, una era para mí, estaba tan feliz, nunca nadie me había tratado tan dulcemente como él lo hacía. Mi panza sentía un cosquilleo cada vez que lo veía sonreírme o cuando me hablaba tan dulce con apodos de "parejas" yo no sabía como llamarlo a aparte de Jungkook.

Ya había pasado dos semanas que estaba allí, me había prometido que la semana que viene visitáramos a mi padre, así que no me preocupe tanto. Ya teníamos un orden para hacer las cosas, nos levantamos temprano Jungkook preparaba el desayuno, no me dejaba ayudarlo, después de una buena comida íbamos a cazar y recolectar, me había enseñado a como usar un arco y estaba emocionado porque se tomó tanta dedicación en enseñarme a cazar y buscar lo necesario para estar en casa lo más cómodo posibles, después de eso íbamos a casa un poco ya cansados, él empezaba a cocinar mientras yo ordenaba la casa, ya estaba ordenada, pero yo quería hacer algo no quería ser una molestia, cuando casi estaba el almuerzo poníamos la mesa los dos juntos, sentía algunas veces cuando su mirada se oscurecía haciendo que me pusiera nervioso, al terminar de comer limpiábamos las cosas juntos, había veces que se ponía tras mío mientras juntos lavábamos los trastes, los besos en el cuello y la mejilla se hicieron costumbres entre nosotros, hace unos días sentí que me desmayaba, ya que en vez de dejar un beso dulce en mi cuello paso su lengua, haciendo que jadeara por la nueva sensación, avergonzado me salí de sus brazos y trate de no dirigirle la palabra por lo que quedaba del día, pero Jungkook solo me dijo que estaba bien y que no sintiera vergüenza de aquellos actos normales. Claro que le hice caso.

Después a la tarde algunas veces leíamos o pintábamos o los que se nos ocurriera, para la noche tomábamos un delicioso té que Jungkook me preparaba y nos íbamos a dormir.

Esta noche fue diferente, había una gran tormenta haciendo que tuviera mucho miedo, desde que estaba en este tiempo nunca fui a la alcoba de Jungkook, pero hoy era la excepción, toque primero la puerta, pero nadie respondió, decidí entrar despacio, apreciando el bello dormitorio que tenía. Pude ver como Jungkook estaba en la gran cama, entre despacio sin hacer ningún ruido, llegué a donde él estaba y toque despacio su cara tratando de despertarlo.

Horns || Kookmin ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora