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Estacion de policía de Corea del Sur.
Busan.
Sala de interrogatorio privada.
21:13pm.


El agente de investigación veía con una mirada descriptiva y un poco impaciente ante el chico que tenía al frente, con los ojos perdidos viendo el vaso con agua que tenía en la mesa de metal, como los pequeños cubos de hielo se iban derritiendo, mientras la cinta de grabación iba andando y la camara gravando a su persona.

— y bien ¿sabes que puedes pedir un abogado?— intento hacer platica.

El pelinegro luego de un rato sin decir nada o mostrar señales de estar en la realidad, levanto la mirada, cruzando con los hostiles del oficial.

—Prefiero perder ese derecho.

Frunció el ceño sin comprender el porqué de esa repentina declaración, mientras tomaba nota.

—¿ A que se debe ? si se puede saber— pregunto un tanto curioso.

Sus fríos ojos, penetraron los contrarios, guardando silencio por unos segundos en los que el agente se incomodó y se sintió raro, pero guardaba la compostura.

—Solo lo quiero ver a él.

El agente trago grueso, comprendiendo a quien se refería, carraspeando su garganta sintiendo como el ambiente se tornaba tan tenso que era capaz de asfixiar en el pequeño lugar.

—¿ Podrías contar me como terminaste aquí?

La sonrisa que le dedico ese chico esposado jamás se le olvidaría, como se acomodaba emocionado, como si fuera la hora del cuento en un jardín de infantes, o recordara la imagen viva de él, alimentando más sus ganas de poder hablar luego de una semana entera en una prisión.

—Por amor es capaz de hacer muchas cosas, una de ellas, mentir— sus ojos se volvieron siniestros— pero llegas a un punto donde ya todo el peso de los años cae sobre tus hombros, y no basta con solo decir el problema, o los problemas... tienes que quitarlos del medio.

En mi infancia, fue algo difícil de manejar, mis padres casi nunca estaban en casa, y cuando estaban, siempre peleaban, mi padre golpeando a mi madre, mi madre golpeando a mi padre, como si ambos fueran iguales... Yo solo podia encerrarme en el closet de mi habitación, ya que cuando recordaban que tenían un hijo, los golpes los terminaba teniendo yo...

Como aquel dia.

La mañana se hacía paso con las calles de le vecindad despejada, salvo por un camion de mudanza que llamaba mucho la atención de todos, ya que no era común que personas se mudaran a esa urbanización, por lo lejos que quedaba de la ciudad.

Y no pasó desapercibido por un curioso niño que miraba por la pequeña ventana del ático, como hombres sacaban cajas y las metían a la saca que daba al lado de la suya, como una hermosa mujer de buen cuerpo enfundada con una falta pegada blanca y una camisa de mangas largas de seda rosa pastel con limonadas en una charola para brindarle a quienes le ayudan en la mudanza.

Pero llamo más su atención fue el último carro que había llegado, donde se bajó un pequeño niño de rizos de oro, mejillas abultadas, labios gruesos y lindas pecas adornando su rostro de porcelana junto a un chico más grande que él, pero parecido.

LIE (Vmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora