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—Jiminie, ¡vuelve aquí si no quieres que me enoje!— gritó el castañito mientas se sentaba bajo la sombra de un árbol.

El pequeño Jimin se encontraba escapando del castaño que ya harto de la insistencia del pequeño rubio dejo de seguirlo y se recargó del árbol.

—Vamos, no seas gruñón, hay que seguir jugando, ya casi tengo que irme de aquí— hablo el pequeño rubio mientras jalaba de la mano al castaño.

—No, Jimin, tú nunca te vas a ir de mi casa, en tu casa siempre te pegan, la otra vez llegaste y tenías un moretón en el ojo— hizo una pequeña pausa mientras su cara se tornaba triste— no sabes lo mucho que me cuesta verte así— jaló de la muñeca a Jimin atrayéndolo a su pecho mientras depositaba dulces besos en el cabello rubio de Jimin.

El castaño sabía lo que le hacían a Jimin en su casa. Su mare era una alcohólica que se la pasaba de cama en cama engañando a su padre, pero esto poco le importaba al padre de Jimin, el solo se dedicaba a su trabajo y a contratar prostitutas para que lo complazcan, la razón por la cual los padres de Jimin no se separaban era por Jimin, al ser una familia adinerada y famosa no querían que se hiciera un escandalo por separarse y dejar a su hijo en un orfanato porque claro estaba que ninguno de los dos querían tener que cuidar a Jimin.
Cuando la madre de JImin estaba en casa se encargaba de hacerle la vida imposible pegándole y diciéndole como arruinó la vida de a mujer, no solo eso, cuando su padre llegaba a casa peleaba con su madre y terminaba desquitándose con él.

Su vecina sabía que no podía hacer nada y se sentía culpable por eso, propuso cuidar a Jimin ya que ella solo estaba en su casa, su esposo era quien la mantenía a ella y a su hijo. Los dos niños formaron un lazo sincero y lleno de inocencia.

Los días pasaban cálidos el uno junto al otro, todo era paz y amor.

El menor comenzó a sentir algo más por el castaño, más que amor de amigos, por miedo no decía nada y solo se tragaba sus dulces palabras que al llegar a su garganta se hacían cada vez más amargas suplicando por ser escupidas en la cara del castaño, pero tanto era su amor por el castaño que temía que por culpa de su corazón embobado arruinase su linda amistad.

Sin embargo, un día el castaño estampo sus labios con los del rubio, desde ese día comenzaron a darse besos a escondidas de todos, no es como si los padres del castaño les prestaran mucha atención, por lo cual se les hacía fácil darse inocentes besos.

Los años pasaron, ya no era solo niños, ya eran pre-adolescentes que se amaban, sus besos inocentes se transformaron en unos más hambreados y su amistad cambio a ser un noviazgo, los dos se amaban tanto a pesar de su corta edad. El castaño siempre le tuvo un gran respeto a Jimin y lo trataba como si fuese la cosa más preciosa y atería del mundo.

Pero la misma jodida frase que nunca falta "no todo es color rosa"

Un día el castaño acompañó a su novio a su casa y este lo invitó a pasar por un vaso de agua, una cosa llegó a la otra y el vaso ahora se encontraba reposando en la mesa de la sala y los dos se encontraban en el sofá dándose besos, se separaron al escuchar la puerta ser abierta y sintieron sus almas salir de su cuerpo cuando vieron a la madre de Jimin parada en la puerta con una expresión como si hubiera visto al mismísimo diablo, corrió a ellos y los separo de un solo jalón mientras su cara enrojecía por el enojo.

—¿Qué mierda estaban haciendo? ¡¡son unos monstruos!!— jaló sus cabellos con desespero —Tú, niño repugnante, debí abortarte, mira en lo que has convertido al pobre niño, él no era así, ¡¿Qué le hiciste, mocoso?!— jaló de los rubios cabellos a su hijo y lo tiró al suelo mientras lo pateaba con todas sus fuerzas haciendo que la nariz del rubio sangrara dejando su ojo morado.

—P-perdón, madre— se disculpó. El castaño solo pudo dejar caer unas silenciosas lagrimas mientras la ira en su interior iba creciendo cada vez más y más.

Las lagrimas del rubio caían mezclándose con la sangre que salía por todas las heridas de su cara, el castaño lloraba cada vez más viendo como Jimin lloraba, su corazón se estrujó al momento que sus ojos y los ojos miel del rubio se toparon, su ira creció más al ver la cara de la señora, estaba feliz, feliz de golpear a su hijo, fue en ese entonces que el castaño dejó de verla como un humano y la vio como un monstruo que merecía la muerte, y él iba a estar muy gustoso de dársela.

Tomó el vaso y con fuerza corrió a la seño y lo estrelló en su cabeza haciendo que este se rompa en miles de pedazos haciendo que la señora caiga al suelo, el castaño tomo el cuchillo que minutos antes había usado para cortar una rebanada de pan y lo clavó en el estomago de la señora. Solo una puñalada y corrió a Jimin con miles de lagrimas en su ojos, lo tomó en sus brazos y le dio un beso en la cabeza.

—Perdón M-minnie, perdóname tanto— siguió dando besos en su cabeza mientras las lagrimas salían como cascadas de sus ojos, su mundo caía a un mar cada que veía la cara lastimada de su novio, esa que tanto amaba, esa que tantas veces a besado con amor. Se sentía culpable por todo, si tan solo nunca hubiera confesado sus sentimientos hacia Jimin no estaría pasando nada de eso, pero si no lo hubiera echo tampoco hubiera dado todos los bellos besos en los labios de Jimin.

La camiseta de Jimin se llenó de su propia sangre convirtiendo esta en un rojo vino.

—Yo lo siento tanto, Jungkook...

-[♡]-

Lloré tanto haciendo este cap, y no se como lo hice para que mi mamá no me vea porque estaba detrás mío kajkaj.

Minjung 🍓🍒

kill me love|~ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora