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Finalmente aterrizó en Tokyo. Se preparó mentalmente para cualquier cosa, desde un villano apareciendo de la nada, hasta Uravity haciéndolo volar al espacio por el descuido a su amistad.

Pero le había faltado preparación.

Cuando sus botas negras tocaron el piso del aeropuerto, lo cegó el flash de una cámara. Después de allí todo fue un ajetreo solo para llegar a la entrada del lobby del aeropuerto. No eran los civiles —No estaban autorizados para estar en la pista de aterrizaje—, sino las cámaras y presentadores que lo inundaron de preguntas apenas bajó.

Tokyo era el núcleo de las agencias más grandes de héroes a nivel mundial, deberían estar más que acostumbrados a ver un simple héroe llegando al aeropuerto.

Pero no.

—Héroe Deku, tenía más de tres años sin pisar Tokyo, ¿cómo le fue en el extranjero?

—¡Deku! Solo se ha comentado el buen trabajo que ha hecho, ¿Acaso han cubierto algún tipo de error de su parte por el bien del nombre que te fue otorgado por All Might?

—Sí, querido héroe, ¿No ha tenido incidentes con algún civil?

—¿Ha tenido alguna aventura, amante o novia? No se le ha visto con nadie, ¿Lo mantiene oculto a propósito?

Querían títulos escandalosos a toda costa.

Él sonrió con algo de incomodidad mientras respondía a algunas preguntas —Las más sutiles y fáciles—, encaminándose al aeropuerto bajo techo.

Logró llegar vivo y sin ninguna cancelación en redes sociales para enfrentarse a la segunda parte de su caótico regreso.

Los civiles.

Habían guardias de seguridad y policías rondando la zona, se escuchaban las voces de la gente que a medida que iba caminando aumentaban su volúmen. 

Miró a su acompañante, el mismo que había anunciado su presencia esa misma mañana en busca de una explicación a la bienvenida. Se esperaba a la gente pero no las cámaras, mucho menos en la pista de aterrizaje.

—Se hizo trending topic en Twitter que usted vendría a Tokyo justo cuando lo avistaron en el aeropuerto.

No se molestaría en preguntar cómo supieron que iba a Tokyo, se limitó a saludar con una sonrisa a la gente aglomerada en el lugar. Habían barras de hierro en vez de cintas ya que estas bienvenidas eran usuales en Tokyo. Muchas más caras extranjeras pudo reconocer Izuku entre la multitud, que era el doble sino el triple que en Osaka.

Vió una cara conocida un poco alejada de la gente, resguardada por dos hombres de seguridad. Estaba su madre con los ojos llorosos y una gran sonrisa en el rostro.

No pudo evitar correr hasta ella. La abrazó y se sintió inmediatamente bien, se sintió en casa.

«Como te extrañé, mamá», inhaló su característico olor con añoranza, su corazón expandiéndose en su pecho.

La gente se emocionó un poco más ante el reencuentro y la muestra de humanidad del héroe. Los flashes brillaban a su alrededor, escuchaba las voces de los presentadores y nada de eso importó.

Estaba abrazando a su mamá después de poco más de tres años. Era su momento.

Un señor de la aerolínea se acercó a dejarle sus maletas, lo que hizo que se despegara de su madre. Le limpió las lágrimas sonriéndole, tenía que inclinarse un poco para estar cerca de su altura pero no le importaba.

—Cariño, qué agradable sorpresa. Vine inmediatamente escuché la noticia por televisión, estoy tan feliz —Su madre siempre fue muy sensible al igual que él, las lágrimas le bañaban las mejillas y sus ojitos brillaban.

Estoy aquí | bakudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora