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Las ventanas de la habitación dejaban a la vista la esplendorosa ciudad que de noche se volvía más iluminada, el murmullo de la gente y el ruido de los autos hacían de la calles un verdadero ajetreo. Desde el balcón de uno de los apartamentos salía una ojiverde a encender uno de sus cigarros favoritos sabor chocolate, que normalmente sacaba para aliviar el estrés del día, pero ese no era el motivo principal de su agonía, había quedado en una cita con una hermosa pelinegra que conoció en uno de sus espectáculos. su inigualable voz y esa bellísima sonrisa la cautivaron desde el primer momento en que la vio, desde entonces no la pudo sacar de su cabeza.

El nerviosismo se la estaba comiendo viva, era la primera vez que invita a alguien a conocer su casa, o como ella gustaba llamarle "su lugar seguro", no sabía el porqué se le ocurrió invitarla ahí y no aún restaurante o alguno de tantos centros nocturnos, pero la noche en que lo hizo estaba tan cautivada por la mirada de la pelinegra que no dudó ni un segundo en hacerle la proposición, ella gustosamente acepto y eso hizo que el corazón de la ojiverde saltará de emoción.

El reloj marcaba las ocho de la noche en punto y un toquido en la puerta hizo que la ojiverde terminara de exhalar lo último que quedaba de su cigarro, se dirigió a la puerta y antes de abrir trato de tranquilizarse pues sabía que con el nerviosismo que tenía, podría arruinar toda la velada que tenía planeada. Uno, dos, tres respiros y dispuso a abrir encontrándose con la inspiración de todos sus pensamientos y sueños, con la chica que le robaba el corazón con tan solo sonreír. La pelinegra al verla sonrió y un "buenas noches Verónica" salió de esos hermosos labios que para la ojiverde eran la tentación.

(...)

La cena iba de lo más esplendorosa, todo estaba saliendo como la ojiverde se imagino, sus nervios no la habían traicionado y eso era un punto más a su favor o al menos eso fue lo que pensó, se encontraban en una amena charla hablando de todo y nada a la vez, algunas botellas de vino se encontraban puestas a lo largo de la mesa de centro de la sala de estar, mientras la ojiverde tomaba un poco de su copa, un pensamiento la estaba volviendo loca y es que por su mente nada más pensaba en besar esa boca en terciopelada de la pelinegra, por más que quisiera evitarlo no podía, esas copas de más no jugaban mucho a su favor y en un impulso por sentir esos labios de color carmín claro, hizo algo que su cordura hubiera evitado por completo, hizo que la pelinegra la viera y sus ojos conectaron perfectamente a los de ella, con ese brillo tan especial que los caracterizaba no dudo en hacer lo que tenía en mente y se abalanzó sobre los labios de la pelinegra en un beso suave y delicado como si fuera algo tan preciado que con cualquier dureza se fuera a romper, los segundos más gloriosos que la ojiverde pudo sentir en su corta existencia, pero no todo dura para siempre y es que inmediatamente la pelinegra se separó de ella y se puso de pie.

Una ojiverde confundida y con muchas dudas estaba sentada en el suelo "¿Que paso? ¿No le gusto? ¿Hice mal? " Miles y miles de preguntas pasaron por la mente de la misma, hasta que la pelinegra rompió ese silencio incómodo que en la habitación permanecía "me tengo que ir, es tarde" pronuncio. La ojiverde no mediaba palabra, seguía procesando lo que había ocurrido, solo veía a la pelinegra buscar su chaqueta entre la sala hasta que la encontró y fue en ese momento en que la ojiverde se levantó y fue directo a donde estaba la pelinegra "¿Hice mal verdad? ¿No te gusto?" Fueron las palabras que salieron de ella, por más que quisiera formar una pregunta sensata era imposible, el vino había echo que su mente diera vueltas y vueltas.

La pelinegra solo la volteo a ver y noto que en sus ojos habían lágrimas acumuladas "¿Acaso iba a llorar?" Se preguntó, verla así realmente hizo que su corazón se hiciera añicos, lo último que quería era hacerla sentir mal y fue lo que hizo. A paso lento se fue acercado a ella, mientras posaba una de sus manos en uno de los hombros de la ojiverde "No es eso Verónica, pero creo que no entenderías esto que me está pasando contigo" expreso. La ojiverde realmente la veía confundida ¿Es que acaso está mujer no podía ser clara con ella?, "Para entenderlo necesito que me expliques" fue lo que dijo mientras colocaba una de sus manos en una de las mejillas de la pelinegra, ella al sentir el tacto cerró sus ojos, realmente no podía seguir ocultando lo más, era absurdo seguir aparentando.

"Verónica, tú me haz cautivado desde la primera noche que te vi, esos preciosos ojos se han robado mi vida, esa hermosa sonrisa se han llevado mi cordura y es que cuando escucho tu voz mi mente viaja a otro universo, cada que estoy cerca de ti me pongo nerviosa, ya no puedo ocultar más este sentimiento que hace que pase mis noches en vela, porque tú Verónica... Me gustas" pronunció mientras iba acercándose lentamente a sus labios, pero al estar a poco milímetros de probar nuevamente esos hermoso labios volvió a decir "me tienes a tus pies, no sé cómo le has echo pero no puedo parar de pensar en ti, te has vuelto mi inspiración en cada una de mis canciones, eres lo que a mí vida le faltaba, pero necesito saber si yo también puedo ser eso que a ti te hace falta... Necesito saber si yo también soy dueña de tus noches, de tus pensamientos o quizas soy solo yo quien delira por el amor". La ojiverde se encontraba en un estado de shock ¿Había escuchado bien? La chica que hacía de su vida más hermosa, le había dicho que la quería, eran muchas emociones para una sola noche, una noche que pensó que no llegaría a tal extremo, ella no había pronunciado palabra alguna y eso hizo que la pelinegra retrocediera "como se lo tenía previsto, ella no sentía la misma necesidad, ella no la quería" pensaba la pelinegra, su semblante cambio a uno serio y dispuesta a marcharse dio la vuelta, no tenía caso seguir estando en su casa. Al abrir la puerta dio unos pasos hacia afuera, volteo a ver a la ojiverde que seguía en el mismo lugar donde ella la dejo "Muchísimas gracias por la invitación, ha sido una hermosa velada" pronuncio la pelinegra con una pequeña sonrisa "Nos vemos, Verónica" cerro la puerta y se marchó. La ojiverde aún seguía procesando todo lo que sucedió, estaba ensimismada en ella cuando de pronto reaccionó, no podía dejar las cosas así, necesitaba aclararle a la pelinegra que ella también sentía algo o al menos eso creía en el momento. Abrió la puerta y al voltear a ver hacia el elevador pudo observar con el mismo cerraba sus puertas llevándose dentro a la mujer de sus sueños, un fuerte suspiro se escuchó en el pasillo al mismo tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas "Eres un estúpida Verónica" murmuró, aprentando los labios y dejando salir pequeñas lágrimas que recorrían sus mejillas; entro nuevamente al apartamento recostandose en el sofá, justamente en el lugar que la pelinegra posó su cuerpo, donde se acurrucó en ese ligero espacio y cerró sus ojos...

"Esa noche sería muy díficil de asimilar "
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Primera historia que escribo y comparto con ustedes, deseando que sea de su agrado y les llegue a interesar de la mejor manera jsjsjs. Sin más que decir, nos vemos en el próximo (⁠ ⁠◜⁠‿⁠◝⁠ ⁠)⁠♡

𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐃𝐄 𝐂𝐀𝐁𝐀𝐑𝐄𝐓 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora