La suerte no está en los dados (OUAT)

La suerte no está en los dados

DISCLAIMER: ninguno de los personajes ni la serie me pertenece, así como las lyrics. Hook x Swan. Este fic participa en el reto "Juegos de azar y hombrezuelos" del foro "Bienvenidos a Storybrooke".

"La suerte no está en los dados"

-Bosque Encantado -

Los dados rodaron un par de centímetros sobre la mesa hasta quedar en un doce perfecto. Varios abucheos, suspiros de desaprobación y maldiciones se oyeron sobre el bullicio del resto de la cantina. Las damas de compañía inmediatamente se dedicaron a consolar a los perdedores. Todos salvo uno. El pirata dio un trago victorioso a su cerveza y acarició el glúteo de su hermosa acompañante como recompensa por su nuevo triunfo.

–Caballeros...

El pirata exigió el dinero de la apuesta ganada. La mayoría de los ahí presentes soltaron las monedas de oro y se levantaron para dejar los asientos. El día de hoy parecía sonreírle la diosa de la fortuna, sin duda. Dos de los perdedores se quedaron en sus asientos y uno nuevo tomó asiento.

–Son valientes para continuar perdiendo su dinero.

–Eso está por verse. –El recién llegado comentó–. ¿Qué tal un poco de emoción? Todo o nada.

El nuevo sacó su saco de dinero y lo colocó sobre la mesa. El pirata con un garfio en la mano colocó otro saco donde tenía guardado todo lo que había acumulado. Preparó los dados.

–Sólo espero que hayas dejado algo de reserva para las damas, porque necesitaras consuelo después de esto. –El pirata le giño el ojo a una de las damas ahí presentes–. Si no, me veré en la necesidad de consolarlas por ti-

Los dados rodaron por la mesa. El primero se detuvo en un seis. El segundo dado continuó hasta el borde de la mesa, cuando una de las damas se acercó, colocando sus pechos sobre la mesa a modo de provocación y el dado rebotó en ella. El segundo dado quedó en cuatro. Garfio soltó una maldición, mientras el recién llegado no se contuvo en recalcar el triunfo en su cara. ¡¿Quién rayos se había atrevido a interponerse?!

Volteó hacia el escote por el que acaba de perder su botín de aquella noche. Aunque fuera una mujer, le había costado muy cara. Sin embargo, antes de poder decir algo su mirada se detuvo en los ojos verdizos de mirada pícara y cabello rubio que le observaban.

–Parece que su racha de suerte acaba de terminar esta noche, capitán. –El ganador se levantó de su asiento con su botín, pero eso a Garfio apenas le perturbó.

–Yo diría, apenas comienza. –El pirata continuó sin poder quitar los ojos de la rubia. Una belleza que no había visto en ningún lado pues, bien recordaba todas –o casi todas, las damas del puerto. Y ya que le había costado la noche, se aseguraría de cobrar su deuda con ella–. Bien, el juego acaba por hoy, caballeros.

Garfio levantó las manos en señal de que se había quedado sin nada, aunque como buen pirata, no había dado el anterior consejo por nada. Aún tenía reservado lo suficiente para el consuelo de esa noche. El cuál estaba justo enfrente suyo.

Una vez que el resto de los hombres abandonaron la mesa y se perdieron en el resto de la cantina, la rubia se hizo camino frente al pirata, espantando el resto de las mujerzuelas ahí presentes mientras tanto. Garfio no dejó pasar aquello desapercibido. La mujer sí que sabía abrirse paso... y ponto abriría algo más. Aquél tipo de mujeres eran su debilidad. Aquellas difíciles de domar y con iniciativa. Mujeres sin duda, difíciles de encontrar.

–Es temprano todavía para abandonar el juego ¿no te parece? –La rubia tomó los dados antes que él y comenzó a moverlos entre sus dedos de modo persuasivo. El pirata siguió los movimientos de sus delgados dedos.