Contexto

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Retrospectiva

Isla Infinito

2012

Él era un gran agente. Su trabajo consistía en resguardar la línea de tiempo, vigilar que nadie ajeno pudiera hacer cambios demasiado importantes, excepto aquellas cosas que estaban destinadas a pasar (no eran los únicos que podían viajar en el tiempo después de todo).

Él amaba su trabajo, por eso cuando le asignaron una nueva misión su actitud había sido positiva en todo momento. No importaba a donde lo mandaran, él cumpliría con su trabajo.

En su campo no existía tal cosa como el favoritismo o la benevolencia. En ocasiones tenían que permitir que un niño se quede huérfano, otras, incluso tenían que provocarlo. Hasta las personas malas estaban destinadas a nacer en diferentes puntos de la historia, y eso era algo que los humanos nunca iban a comprender. Cada quien jugaba un papel en el plano existencial. Debían cumplir ciertos propósitos.

Cuando le dijeron que algo causaría una fluctuante en el tiempo y que tenía que ir a ese lugar y tiempo a averiguar qué era lo que la causaba, nunca se imaginó que él sería parte de esa fluctuante. Cuando llegó a su destino, se llevó la sorpresa de su vida cuando un anciano experto en artes marciales lo atacó. Después se dio cuenta de que aparecer justo en su lugar de meditación había sido una mala idea. Se confió demasiado, y ese fue su primer error.

Él sabía pelear, pero solo peleaba para defenderse no para matar. El Sensei por su parte no tenía reparos en intentar agarrar su cuello y torcérselo. Su maletín salió volando lejos de él antes de que se diera cuenta. Ese fue su segundo error.

Él conocía a su atacante, sabía que era un excelente combatiente. Pero fue lo suficientemente confiado como para subestimarlo y ahora le estaban dando una paliza.

El Sensei logró someterlo después de varios intentos de escape para poder recuperar su maletín que estaba atrapado entre unos arbustos. Olvidó parcialmente a su oponente intentado recuperarlo, pero el Sensei no se sintió bien que lo ignoraran así que lo levantó del cuello de su camisa haciendo que sus pies se elevaran unos cuantos centímetros del suelo.

—Pierd-des tu tiempo. N-no puedes...matarme —su aire se estaba cortando por el agarre del abuelo ninja (como él lo había adoptado, aunque conocía su nombre). Pero lo que le dijo era verdad, no podía matarlo, al menos no sin que una fuerza misteriosa interviniera antes. Nada fuera de lo normal ocurría así que supo que estaría bien.

—¿Quieres apostar? —el "abuelo ninja" apretó más el agarre en su cuello y, antes de que se lo quebrara, un rayo de luz le disparó de la nada haciendo que lo soltara. Cayó de rodillas al suelo mientras recuperaba el aire perdido por el ahorcamiento improvisado. El abuelo ninja estaba en el suelo a unos metros lejos de él.

—Te dije... que no podías matarme...—se levantó y miró en dirección de donde había venido el rayo de luz. Allí tenía que estar el maletín.

El abuelo ninja se levantó inspeccionando el lugar donde debería haber una herida, pero no había nada. Miró a su oponente y lo vio caminando con dificultad hacia la orilla del riachuelo.

—¿Quién diablos eres? —el sensei se levantó sin mayor dificultad y atacó de nuevo al viajero, logrando derribarlo. Puso el pie sobre su cuello —. No puedo matarte, pero apuesto a que puedo dejarte inconsciente.

El agente abrió los ojos con sorpresa antes de que todo se volviera oscuro para él. No podían matarlo, pero si podían dejarlo inconsciente, aunque realmente nunca lo habían intentado; no había tenido que ir a un lugar tan hostil como ese en sus misiones anteriores, por lo menos ya sabía que causaba la dichosa fluctuación del tiempo en ese lugar.

Conociendo el futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora