𝔻í𝕒 𝟡. 𝔼𝕟𝕥𝕣𝕖𝕝𝕒𝕫𝕒𝕣 𝕝𝕠𝕤 𝕕𝕖𝕕𝕠𝕤. 𝐼𝓉𝒶𝒻𝓊𝓈𝒽𝒾

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Nota: Para una mejor experiencia del lector, escuche la siguiente canción pues es parte de la historia.


"Tu serás la parte más triste de mi

Una parte de mí que nunca será mía

Es obvio."

"En caso de morir, esto es lo que quiero". Era lo que se leía desde afuera de un sobre banco dejado sobre la mesa del cuarto de hotel.

Esta noche será la más solitaria para aquel a quien yo amo. Me decidí marchar en el silencio de la madrugada cuando Fushiguro todavía descansaba en la cama. Realmente no quería irme, es natural que el ser humano le tenga miedo a la muerte, en especial cuando tiene algo que perder. Hacía tiempo que ya no me sentía parte de su mundo, solo era cuestión de tiempo para que mi final inminente fuera sentenciado.

Cada momento que paso junto a él hace más difícil la decisión por la que me embarque en este viaje sin retorno: la muerte. Recuerdo que vagamente escuche hablar de Geto por parte de Gojo sensei y como fue difícil dejarlo ir, pero fue por un bien mayor. Si mi muerte asegura ese bien mayor, quien soy yo para negarme. Sin embargo, así como Gojo sensei sintió una parte del desfallecer, seguro que Fushiguro lo sentirá, no quiero sonar egoísta, pero no encuentro otra solución sin dejar heridos de por medio y él ya ha sufrido bastante, aunque no quiera demostrarlo.

Desde hace un tiempo él es al único que veo cuando cierro mis ojos al dormir, es tortuoso. La última noche que pase contigo parecía ser como muchas otras ante tus ojos, pero mi mente estaba inerte en un solo pensamiento que hoy te dejo por escrito para la eternidad: Por favor no llores cuando me haya ido, solo espero que sepas una cosa: Te he amado tanto.

Mientras te dedico estas últimas líneas sigo pensando cómo me hiciste sentir mejor y las pequeñas locuras que hicimos juntos, al final he podido confirmar que tú serás, hasta mi último respiro, la primera y única primavera cálida en mi vida.

Megumi leía con desesperación la carta con la poca luz de la mañana que se asomaba desde el ventanal de la habitación. Sus pasos se apresuraron cuando por la venta logro divisar a dos figuras conocidas: Ángel estaba con Yuuji en medio de la calle. Bajo lo más rápido que sus piernas le permitieron, el corazón parecía salirse de su pecho.

Para cuando llego, ya había sido demasiado tarde, el cuerpo inerte de Yuuji sintió las cálidas manos que trataban de aferrarse a él como unas horas atrás, cuando se amaban en silencio bajo el manto oscuro de la noche y el recuerdo de ello hizo brotar hilos plateados que caían sobre el rostro del que yacía en el suelo. La luz de un nuevo amanecer lo hacía ver hermoso pero al mismo tiempo sin vida tras la pérdida de su primer amor.

Entre gemidos de dolor recuerda aquella frase que mantuvo alerta al pelinegro una vez que ambos habían consumado su amor. —No me importa el tiempo que me queda aquí, lo único que sé es que quiero pasarlo junto a ti, con nadie más de aquí.

Inktober 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora