Criatura vil que juega con mi
corazón...
— ¿HICE ALGO MAL ACASO?
— Acosarme durante el banquete, para empezar — respondió de inmediato la pelimorada al no ver a nadie más en el pasillo.
— Pero, yo solo deseaba tu atención — el rubio hizo un puchero ante la indiferencia de la serpiente.
Raymond había seguido a Delilah a los jardines ocultos del palacio principal de Ancage y luego a los pasillos más olvidados del mismo, dispuesto a saber por qué ella se desapareció de Arbezela la mañana que el deseaba despedirse antes de partir.
La mujer rodó los ojos arta del canario a sus espaldas, ella solo quería deshacerse de él. Maldecía el día que se ocurrió perder el aburrimiento jugando un poco con las joyas de la princesa Ariana. Aunque no todo será molestia, pues según su hermano, tener al hombre que manejaba el tablero en sus manos sería de mucha ayuda para su futuro.
— Eso es algo impensable, acaso no tiene suficiente con las atenciones de la princesa? — pregunto llevándose la mano al pecho con falsa intriga. Ariana de Secramise era una mujer lujuriosa que trataba a todos como objetos, sin pensar en las emociones o sentimientos de otros.
— La princesa no tiene el tiempo suficiente para complacer a todos — a sus espaldas, Raymond tomó un mechón del cabello de Delilah entre sus manos y lo acercó a su rostro antes de darle un beso suave — Esperaba que esta noche pudiéramos conocernos mejor, lady Bassett.
— Sus caprichos tendrán que esperar — dijo ella mientras se daba la vuelta y lo miraba a los ojos — Una noche más en las sombras le favorecerá más de lo que usted cree.
Raymond estiro su mano, dispuestos a tocar el suave y pálido rostro de la mujer antes de que ella lo apartara con un pequeño golpe.
— Aún no, mi pequeño canario — le dijo en la oscuridad del pasillo, con sus ojos afilados brillando por la luz de luna colada en los vitrales — Aún no.
El rubio sonrió. Tal vez, sólo por esta vez, Raymond Amber podría esperar a tener el fruto prohibido en sus manos.
Otras mujeres se habían entregado, después de algo de resistencia, pero lo hicieron. Esa hermosa criatura no sería la excepción, o si?
— Esto es el colmo — musito Caín al ver la escena en el jardín.
El segundo día de la celebración, un día antes de la gran cacería real, la familia Falaxe tenía que estar en el palacio de los Dandelios, recibiendo bendiciones y las debidas flores aló, tradicionales del imperio y que ayudaban al difunto a pedir justicia a Zaryax, al único ser realmente capaz de otorgarla.
— A mi me parece que la señorita Seelfloy mantiene la compostura perfectamente — dijo la mayor al ver como la princesa Ariana se pavoneba todavía más frente al príncipe Zerix con otro de sus vestidos vulgares.
— Esa... ¡Ahg! — al lado de los Bassett, la princesa Thesea estaba que echaba humo por las orejas, harta de los intentos de seducción de la princesa Ariana y la ofensa que significaba para Kalista.
— Guarde la calma mi princesa — le dijo el albino — No se rebaje a su nivel.
— Parece una meretriz más que una princesa — murmuró la menor — Para colmo Xek nos envió a uno de sus concubinos.
Era un burla que el emperador Jaider y el rey Carlos enviaran a esos dos mimados lujuriosos a dar sus respetos y acompañar el alma de su hermano.
Una ofensa.
El menor de los príncipes movio su mano izquierda frenético frente a ellos miestras sostenían algo con la derecha y tenia una gran sonrisa. Thesea extendió sus manos, dispuesta a tomar el objeto misterioso y que así su gemelo pudiera expresarse con fluidez.
— Kalista me las dio, ¡son flores de cristal! — Delilah observó los pequeños botones casi transparentes en las manos de la menor. Aquellas flores de invierno que la acompañaron en sus tiempos más felices en el palacio y de mayor incertidumbre en la guerra.
Las favoritas de Matheus.
— Estas flores son tan hermosas que la naturaleza nos impide verlas casi todo el año — le dijo el una noche de invierno, cuando escaparon a los jardines — Son como un consuelo en la nieve, una joya oculta.
— Hermosas, mi príncipe.
— Las pondré en la tumba de Matheus con las demás — dijo el menor — Seguramente a Zaryax le gustará ver algo nuevo además de las flores aló.
— Lo acompañaré, mi príncipe — respondió la mayor inmediatamente, a lo que el agradeció con una sonrisa.
Sin pensarlo Raymond y Delilah tenían una cosa en común, el amor al dolor. Para el rubio, el dolor era algo casual que precedía al placer. Para Delilah, era algo casi palpable, que le recordaba día a día que era real y que no, que estaba viva y sus enemigos no.
El dolor de ver la tumba de Matheus una vez más le recordaría la realidad el la que vivía, donde su amado no estaba para ella.
— ¿Que tanto miras? — pregunto el príncipe rojo, disgustado por toda la atención que su Tetalizia le daba a la joven serpiente. Miró al duque Phantom en busca de ayuda — Dile algo.
— ¿Hum? — el moreno los miro confundió. Nell se había pasado la mañana buscando a Eris entre la multitud, dispuesto a aclarar las cosas, pero ella parecía evitarlo a toda costa. Incluso se había reportado enferma con Marina para no quedarse más de lo necesario.
— Tu escapada de anoche te revolvió el cerebro — dijo Jade Maldea mirándolos.
— Y no solo a él — añadió Raymond sonriendo burlón al príncipe Efrit — ¿Te divertiste en la plaza?
VOLVÍ
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𝗕𝗼𝗿𝗲𝗱 ⁴ ━━━━ ʳᵃʸᵐᵒⁿᵈ ᵃᵐᵇᵉʳ
Fanfiction𝘽《𝘐'𝘮 𝘯𝘰𝘵 𝘢𝘧𝘳𝘢𝘪𝘥 𝘢𝘯𝘺𝘮𝘰𝘳𝘦. 𝘞𝘩𝘢𝘵 𝘮𝘢𝘬𝘦𝘴 𝘺𝘰𝘶 𝘴𝘶𝘳𝘦 𝘺𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘢𝘭𝘭 𝘐 𝘯𝘦𝘦𝘥? 𝘍𝘰𝘳𝘨𝘦𝘵 𝘢𝘣𝘰𝘶𝘵 𝘪𝘵. 𝘞𝘩𝘦𝘯 𝘺𝘰𝘶 𝘸𝘢𝘭𝘬 𝘰𝘶𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘥𝘰𝘰𝘳 𝘢𝘯𝘥 𝘭𝘦𝘢𝘷𝘦 𝘮𝘦 𝘵𝘰𝘳𝘯. 𝘠𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘵𝘦𝘢𝘤𝘩𝘪�...