Fecha de caducidad

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Kevin solo podía ver su espalda. Su maldita espalda

Grito su nombre una y otra vez con desesperación, intentando convencerse qua tal vez no lo miraba porque no lograba escucharlo. Tal vez los gritos de sus fans y los flashes de las cámaras le imposibilitaban notar su frenética e inútil lucha por detenerlo. Por recuperarlo.

Ya no le importaba su imagen, su fama, ni siquiera el grupo al que le dieron sus años de juventud. Solo lo quería a él entre sus brazos, teniendo y besándolo, arrullándole con canciones que hablaban de amor y en ocaciones discutiendo por banalidades.

Porque eran personas también, polos opuestos que componían la reacción química más pura, más potente, más letal. Eran imperfectos, conocían lo peor del otro, sus más desagradables defectos; y a veces se odiaban y otras de adoraban, como si de su dios se tratase. Porque su amor era cruel, pero les daba vida.

Lo quería devuelta.

Las lágrimas -frías y amargas- se hacían camino por sus mejillas, produciendo más gritos y preguntas de las personas a su alrededor. No importaba que tan arruinados estaban, que tanto odio iban a recibir por ser celebridades homosexuales. A Kevin ya nada de eso le importaba. Lo único que pasaba por su mente al verlo alejarse, dirigirse a las puertas de ese vasto y desolado aeropuerto que los alejaría por siempre, era que su amor no merecía morir de esa manera. No ante tantos testigos, tanto desprecio.

Recordaba el sinfín de noches que veían el cielo oscuro de Seúl, con sonrisas permanentes en sus rostros y palabras dulces, prometiéndose futuros que no sabían si podrían cumplir. Las risas compartidas con esos 7 colegas que amaban como hermanos, el alivio y las lágrimas que derramaron todos juntos al conocer de su relación. Buenos deseos, bromas inapropiadas, el sentimiento de tener un hogar lejos de sus familias.

La música, sus voces encajar a la perfección y sus hermosas fans. A ellas les debían todo, incluso el poder conocerse. Era abrumador lo que sentían, un amor temeroso; pues ellas quienes los habían ayudado a llegar a la cima, tenían todo el poder de arrojarlos lejos de esta. Sin embargo, fueron felices mientras pudieron. Estar juntos era su mayor bendición

Nunca lograron definir cuando empezaron a enamor, cuando descubrieron sus sentimientos, cómo, ni porqué se convirtieron en pareja. No parecían detalles importantes. Lo único que les interesaba era mantenerse uno al lado del otro, recibir sus deseados besos de buenos días y buenas noches, rozar sus manos en las entrevistas o programas musicales. Vivían día a día del amor que los embargaba al caer en sus camas y acurrucarse a la perfección.

Juhwan siempre reía cuando Seungbin le decía que sus cuerpos habían sido diseñados para encajar con el otro, con nadie más.

Kevin reclamaba con un mohín, pidiendo un "te amo" como recompensa.

Caían dormidos luego de largas sesiones de amor, charlas profundas y sonrisas cómplices. Vivían un secreto tan aterrador, sin embargo, tan hermoso.

A pesar de haber tomado su decisión, Seungbin se sentía profundamente avergonzado de destrozar su futuro y el de sus mejores amigos. Ellos lo comprendían. Valdría la pena si podía recuperarlo- lo alentaron, incitándolo a ir tras el chico de ojos rasgados. No les importaba verse envueltos en un drama amoroso, perder su grupo por este, ni incluso caer a las profundidades más aterradoras de la fama. Lo que sus amigos vivían era amor, no les costó descifrarlo. Si su futuro como artistas era el sacrificio necesario para que ambos chicos pudieran amarse, estaban dispuestos a perderlo todo.

Ese fuerte lazo era la razón por la que T1419 era amado por las fans, por los internautas e incluso por los mismos miembros.

Sus rodillas comenzaban a flanquear, pronto la gran multitud estrujándolo le impedía respirar apropiadamente. Pequeños puntos negros empezaron a manchar su visión, amenazándolo con hacerle perder de vista a su novio ¿o a caso ya era ex novio?

Inmarcesible//Keon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora