Un Aventurero Enamorado En Un Mundo Helado Y En Penumbras

Noche Apagada

Esta noche a la dama plateada observo, y tu ser llega a mi mente.
¿Por qué no estás conmigo?
 
Maldito recuerdo de ti, silueta resplandeciente.
¿Por qué no iluminas mi oscuridad?
 
Solo un parpadeo de tu tiempo te pido, solo una palabra. Dame vida con tu suave voz y deléitame con tu mirada.
 
Envidia mía por aquellos a los que quieres, y por aquellos que pueden estar contigo.
 
La soledad de mi alma, ocasionada por ti, me hace caer en la desesperación, y yo que con tanto esfuerzo intento borrarte, al final fracaso pues me dejaste marcado.
 
He pasado tanto tiempo en la penumbra que hasta la luz del rey astro en mi memoria ya no se encuentra. Mi único sustento es el brillo que de ti emanaba, que en mis recuerdos persiste.
 
Dolor es lo que siento, por mis palabras de las cuales me arrepiento y por tu silencio. Dolor amargo que me carcome.
 
¡¿Es que tanto te quería?¿Es que tanto apego te tenia?!
Tu ausencia una tortura es para mí. Ruego por mi muerte mientras te pienso, por no poder estar contigo.
 
¿No es después de que las masas de agua devoran al gran astro, llegan las tinieblas? Pero estas al hombre no le hacen daño pues la dama plateada ilumina su camino, así pues, te pensé a ti: tú, como mi luna resplandeciente.
 
Esta oscuridad es sofocante. Después de admirar a los astros tan lejanos en el cielo; a la luna que me trajo el recuerdo de ti, en mis aposentos me encuentro ya, tratando de cerrar los ojos y no pensarte hasta el día siguiente, el cual se será una tortura más, pero recuerdo bien que hasta en mis sueños estas.
 
Así encontrándome en este dolido momento, nuevamente viene a mi mente que si mi corazón deba dejar de latir ya, el que me da vida y que tanto dolor me trae.