Capítulo 2-Sentimientos

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Mikan se encontraba en un lugar que no podía identificar, parecía ser cálido como su antiguo hogar, pero al mismo tiempo le daba la sensación de que era triste. Miró a su alrededor confusa, identificando que Hotaru le sonreía a la distancia y su abuelo estaba ofreciéndole unos dulces. No podía creer lo que estaba viendo, conocía ese lugar...realmente era su casa. Pero, aunque estaba feliz rodeada de las personas que quería, notaba que algo faltaba y no sabía qué era. Además, le parecía escuchar a lo lejos el grito desesperado de un chico que decía su nombre. Conocía bien esa voz, pero no podía identificar a esa persona. Sea quien sea, parecía que estaba sufriendo. Justo cuando iba a caminar con Hotaru por el bosque, el grito de ese chico se hizo aún más fuerte y le generó un cosquilleo en su interior. Sabía quién era...nadie menos que su compañero y amigo de la Academia, Natsume. Al correr por el bosque, su voz comenzó a hacerse aún más cercana. Entonces al final de la colina, recordó la prueba en la que se encontraban y se percató que todo eso que veía, no era más que un mero sueño. Al abrir los ojos, notó que estaba siendo observada por cierto chico de cabello negro con quien soñaba.

—Natsume...—Susurró y se reincorporó lentamente.

—Tonta, me tenías preocupado. —Susurró Natsume y se atrevió a abrazarla con fuerza. —¿Por qué te lanzaste así a esos tipos? Sí ellos te hubieran matado...no sé qué hubiera hecho.

— Estoy bien, tranquilo. —Se sonrojó Mikan, sintiendo la calidez de su abrazo.

— ¿Cómo quieres que no me preocupe?—Se apartó de ella para mirarla. — Si esos bastardos vuelven a lastimarte... no tendré piedad con ellos y los quemaré.

—Natsume sólo es un examen, no te lo tomes en serio.—Se burló.—Yo debería sentirme mal, dado que no fui capaz de proteger. Te prometo a la próxima me esforzaré más.

—No digas eso.—Frunció los labios—Yo soy el culpable por no haberte cuidado más desde un principio, entonces esto no hubiera pasado.

—Natsume...

— ¿Te sientes bien? ¿Puedes seguir?—Preguntó, evitando la reacción de la castaña y haciendo caso omiso a lo que le quería decir.

—Sí, me siento mejor. —Sonrió— ¡Sigamos!

Natsume no le quedó otra que aceptar su decisión, porque sabía que ella no se rendiría fácilmente. Cuando Mikan iba a levantarse, notó que el chico de cabello negro le extendía la mano y se sintió nerviosa, porque eso no era propio de él, pero, aun así, la aceptó sin decir nada.

Caminaron por el bosque en silencio, aunque parecía deshabitado en ese momento, sabían muy bien que no podían bajar la guardia, teniendo en cuenta que el ataque anterior había sido sólo el comienzo de la prueba. Por ello, Natsume prefería caminar atrás de Mikan para protegerla de cualquier peligro que se presentara. Por su parte, la castaña intentaba prestar atención al camino con cautela, pero al mismo tiempo no podía negar lo que sentía en esos momentos por el abrazo que había recibido de su compañero. Su corazón latía con tanta fuerza que, si no se conociera, creería que iba a sufrir un ataque cardiaco. Suspiró, evitando olvidar esa escena de su mente y concentrarse en el examen.

Luego de cruzar un puente forjado de hierro, siguieron su camino a pasos lentos. El bosque estaba tan tranquilo que parecía extraño que alguien más además de ellos deambulara por ese lugar. Cuando Mikan iba a sugerir que tomaran el camino de la izquierda, notaron que unos arbustos se movieron y Natsume mencionó que guardan silencio por si venía un enemigo. Pero para su sorpresa, en lugar de salir un contrincante, se encontraron con un estudiante que conocían muy bien.

— ¡Tsubasa-Sempai!—Gritó emocionada Mikan, corriendo hacia él

—Mikan-Chan.—Sonrió y la tomó en brazos— ¿Qué haces por aquí?

Luz en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora