Capítulo 4

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Tras haber cruzado el último sendero, caminaron por los alrededores del bosque buscando la encontrar salida, según el radar ya debían estar cerca del objetivo, teniendo en consideración que todo ese territorio contemplaba la última fase del examen. La castaña estaba tan emocionada por terminar, ya que eso significaba que pronto entrarían a la clase media y podría compartir nuevas experiencias con sus compañeros. En el pasado, jamás habría pensado que estaría tanto tiempo en esa Institución, teniendo en consideración que no cumplía con el perfil de los estudiantes de esa Academia, y la única razón por la que había ingresado, era para seguir a su mejor amiga. Si no hubiera sido por Narumi que permitió que entrara a ese lugar, posiblemente en la actualidad ni siquiera hubiera tenido la oportunidad de conocer a todas esas maravillosas personas a quienes apreciaba tanto.

—Pensar que algún día tendremos que irnos de la academia y perderemos nuestros alices. —Habló Mikan nostálgica.

—Sí, pero en verdad... no me molesta perderlo. —Respondió Natsume con indiferencia, recordando todos los problemas que le había provocado tener un alice como el suyo, incluyendo las organizaciones que requerían su ayuda para destruir a personas. Tal vez lo mejor que le podría pasar es que su alice desapareciera, porque sólo conseguía traerle problemas y acortar más su vida.

— ¿Lo dices por todo lo que ha pasado?—Preguntó Mikan. Al verlo asentir prosiguió. —Puede que tu alice no sea como el de los demás, pero aun así...siento que el poder del fuego es una habilidad hermosa si se utiliza correctamente.

— ¿Qué quieres decir? —Enarcó una ceja sin comprender a qué se refería con eso.

—Considero que los alices son increíbles, sea el tipo que sean. Si bien el fuego puede considerarse peligroso, porque lastima a las personas, aún así, depende del uso que le des. Como iluminar nuestro camino, crear fogatas y protegernos del frío como lo has hecho estos días. —Sonrió.

—Qué sea práctico, no significa que deje de ser peligroso. —Repuso, desviando su mirada, le incomodaba sus palabras.

—Lo sé, pero es peligroso en la medida que tú creas que lo es. Como lo que sucedió en nuestros primeros encuentros...parecía que en todo momento deseabas defenderte de las personas y querías hacerle creer a los demás que eras "peligroso". —Comentó con tristeza, recordando la primera vez que lo conoció y intentó hacerle daño. —Pero estoy segura de que no eres así. Porque te conozco y sé que no eres una mala persona, Natsume.

Las palabras de la castaña lo hicieron detenerse aturdido, le parecía haberlas escuchado antes, no sabía dónde ni cuándo, pero habían despertado algo en él, provocando que sintiera como un escalofrió recorría su cuerpo.

—Por eso, deberías alejarte de Persona para siempre. —Declaró con determinación. —Si sigues con él, sólo terminarás haciéndote daño y no deseo que eso te pase.

—No debes preocuparte por mí, puedo cuidarme solo. —Continúo caminando en la oscuridad, viendo como las copas de árboles le daban sombra a su camino. Estaba tan acostumbrado a su rutina, que la oscuridad ya no era un problema.

— ¡Eso no es cierto!—Gruñó Mikan, cruzándose en su camino. En ese momento, se percató que unos pequeños rayos de sol comenzaron a filtrarse en la copa de los árboles y la iluminaron. —Sigues actuando por tu cuenta, como si estuvieras solo en estos momentos. Pero no es así, ahora nos tienes a todos. Por lo mismo, si no puedes alejarte de persona, entonces te acompañaré en las misiones que tengas.

—¿Qué estás diciendo? Tonta. Tú no eres apta para las misiones, sólo estorbarías.

—No me importa, si es por ti...podría hacerlo.

Luz en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora