A THOUSAND YEARS ━━Bill Denbrough

Prólogo.

Los hermanos García, Finney, Elodie, Adara y Jasper estaban en el aeropuerto de Denver, por fin se irían de aquel pueblo que les traía malos recuerdos.

Su padre era un hombre muy abusivo con ellos y su madre había muerto hace algunos años cuando apenas Elodie, Jasper y Finn tenían nueve y siete años y Adara con solo tres años, dejándolos con aquel hombre abusivo.

El momento más duro para Elodie, Adara y Jasper fue cuando su hermano menor, Finney, desapareció por semanas por culpa del "Raptor", todos los periódicos del pueblo lo llamaban así. Pero logró salir con vida y vengar a todos los niños que habían muerto por culpa de aquel hombre, pero eso le había causado un gran trauma por culpa de él.

Después de estar ahorrando por algunos años, finalmente se irían de Denver, Colorado. El pueblo que les traía tantos malos recuerdos.

El avión en el que estaban se dirigía a Derry, Maine, querían comenzar una nueva vida y así conocer el pueblo donde su madre había crecido. Finn, Elodie, Adara y Jasper se quedarían en casa de Jamie Evans, ya que al ser menores de edad no podían vivir solos.

***

Jasper, Adara, Elodie y Finn miraban a todos lados en busca de la mujer. Pero no había rastro de Jamie por ningún lado.

–Esta por allá –habla Finney señalando a una mujer, quien tenía en manos una cartulina blanca que tenía escrito en letras grandes lo siguiente: "¡Bienvenidos a casa, Elodie, Adara, Finney y Jasper!"

Los mellizos se dirigieron a la mujer con una sonrisa y en verdad que era linda. Tenía una larga cabellera naranja casi rojiza, ojos verdes y por lo visto era más alta que los tres.

–¡Bienvenidos, me da mucho gusto conocerlos finalmente! –dice Jamie emocionada.

–¡A nosotros igual! –dicen al unísono los mellizos García y le dieron un abrazo y la mujer correspondió el abrazo con una sonrisa.

–Vengan, vamos a casa. Una deliciosa cena nos espera–.

Los cinco fueron a la salida del aeropuerto y para mala suerte, estaba lloviendo muy fuerte. Así que rápidamente se apresuraron para subir las maletas al auto y subieron al auto riendo.

(...)

Por otra parte, Bill Denbrough le preparaba un barquito de papel a Georgie, su hermano menor.

–¿Seguro que no tendré problemas? –pregunta con algo de miedo Georgie.

–N-no seas g-gallina –dice el chico observando a Georgie –iría contigo si yo no estuviera...

Bill comenzo a toser, le ardía la garganta.

–... Muriendo.

–No estás muriendo –habla Georgie con molestia.

–¿No viste el vomito que me salió de la nariz esta mañana? –respondió Bill y le dedico una mirada a Georgie.

–Que asqueroso –contesta el menor con una mueca de asco.

–O-oye, ve al sótano–.

–¿A-al sótano? –le pregunta Georgie asustado.

–¿Q-qu-quieres que flote, cierto?