único

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...

— A-agh — gemidos tímidos se oían desde las afueras de la habitación. A pesar de la soledad del hogar, aún así la vergüenza le carcomía al nombrarlo a él. Pensarlo a él.

En aquella cama, a oscuras, en toda su desnudez, y con solo la luna iluminándole desde su ventana. Solo una persona y su deseo sexual, dando caricias suaves a su miembro. Pensando en él.

Arqueando la espalda cuál gato cuando una de sus manos recorría su pecho, pellizcando y tirando. Sintiendo el sudor en la frente, cabellos rebeldes pegándose a esta; mejillas rojas como manzana.

El vaivén, al principio lento, se volvía cada vez más rápido, los gemidos y jadeos se hacían cada vez más altos, y su cordura cada vez se perdía más. Masajeando desde la base hasta la punta, donde acariciaba la abertura de la cabeza, dejando escapar líquido preseminal que iba escurriendo su vientre.

Deseando que su mano fuera la de aquel hombre, él que amaba tanto aunque no fuera recíproco. Deseando sus labios en su boca, cuello, clavícula, en todos lados. Deseando escuchar su voz ronca por la excitación y su rostro manchado de sudor, viendo como su ceño se fruncía por el placer. Deseando ser embestido con rudeza solo por él. Sentir sus entrañas ser destrozadas por él. Ser amado por él.

Y no sabía si era producto de la excitación o de su profunda tristeza por no tenerle a su lado, pero aquellos dedos, recorriendo su pierna en un toque fantasmal; callosos al tacto haciendo erizar la piel pálida. Era él.

Sintiendo cómo separaba sus extremidades con lentitud, a la vez que sus belfos se posicionaban en la abertura entre su cuello y hombro; besando y marcando, incluso mordiendo. Llegando a sus ya maltratados pezones, su lengua cálida como el sol provocó un grito ahogado, seguido de incesantes gemidos.

Aquel movía sus caderas, restregando la prominente erección en sus glúteos, provocador; jugando con su paciencia. Su mano viéndose remplazada con la del moreno, masturbando a un ritmo rápido. Buscando el orgasmo de su mayor.

Sus dedos arañando el respaldo de la cama, intentando mantenerse en la tierra, pero era tarde. Él lo hacía volar desde hace mucho tiempo.

— Oh Qu-quackity! M-más! — la comisura de sus labios dolía de tanto expulsar sus incesantes sonidos. Lágrimas manchando el fino rostro, ojos carmín bañados en sangre fuertemente cerrados.

El agarre brusco en sus piernas débiles, tomando del muslo como si fuera una almohada, dejando dedos marcados en rojo en piel de porcelana. Tanteando su entrada, y metiéndose en su sistema de una estocada. Cuerpos unidos, almas lejanas.

Arremetiendo fuerte, deslizándose entre las paredes calientes como si siempre hubiese pertenecido ahí. Caderas chocando contra sus nalgas, generando la calida melodía que inundó toda la habitación, acompañado de los jadeos, gruñidos y gritos de dos personas en pena.

En su desesperación por alcanzar el tan esperado clímax, mueve sus caderas en sintonía con las otras; logrando tocar el punto sin retorno, acabando con su última pizca de cordura.

Se arquea en un arco perfecto, tocando pecho con pecho, manos ardiendo en un agarre mortal a sus muslos y, una poderosa mordida en la clavícula se mezclan para que un solitario castaño estalle en un prolongado orgasmo. Un grito desgarrando su garganta y uñas apuntó de quebrarse por la fuerza ejercida.

Siendo la guinda del pastel el líquido caliente llenando por completo su interior, dejándose escurrir cuando su acompañante sale de sus entrañas. Piernas que tiemblan cayendo como peso muerto en el colchón.

Y sus ojos se abren.

...

¿Dónde? ¿Por qué?.

¿Cuándo terminará? ¿Alguna vez lo hará?.

En aquel cuarto, manchado de líquido blanco, sudado, y tratando de regular su respiración agitada después de tal pecado cometido; junto a la luna como su única compañía esa noche.

Solo una persona y su momento de placer.

Solo una persona y una soledad inminente.

...

Stargirl Interlude || Luckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora