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Llegamos a su casa, saludé a sus padres y a su hermano mayor, Kai, él era unos 3 años mayor que yo y al igual que Mina sus labios eran muy atractivos aunque no superaban los de su hermana.

Volviendo a mi mundo interior, una sensación extraña me recorría, no sabía si solo estaba intimidada, incómoda, nerviosa o una mezcla de todas esas emociones. Y todo empeoró al llegar a su habitación, me dejó ahí y aproveché de respirar profundo pero corría el riesgo de hiperventilarme.

Cuando Mina volvió con comida chatarra y bebidas, actué lo más normal que me fué posible. Ella no me miraba, parecía tan despreocupada que no podía creerlo.

Cerró la puerta, prendió la televisión y sin decir palabras me ofreció un control para jugar videojuegos, pude distraerme un poco y casi relajarme cuando empezamos a ver una película mientras comíamos palomitas de maíz. Pensé que había olvidado la verdadera razón de estar ahí en su habitación pero en el momento en que la película terminó, ella se puso frente a mí. Me alerté y mis nervios se descontrolaron cuando empezó a acercarse.

No.

No estaba lista.

Me ví obligada a detenerla ubicando mis manos sobre sus hombros.

—Mi-Mina, no... No creo que esto sea una buena idea

—Chae. Relájate ¿Si?, será una cuestión de segundos. Respira profundo y cierra los ojos. No tiene demasiada ciencia, es solo un beso

¿No la tenía? Pues yo creía todo lo contrario y quise expresarlo.

—En realidad hay cuatro neurotransmisores básicos que se despiertan con un beso. La dopamina, que nos hace sentir placer y bienestar; serotonina, con la que sentimos excitación y optimismo. Y también existe la posibilidad de que tenga un efecto aparentemente negativo desatando la ira y la agresión... El cerebro...

Mina no me dejó continuar, tal vez estaba hablando demasiado y sobre cosas biológicas, pero en resumen había posado sus labios sobre los míos sin aviso. Entré en un estado de shock pero en unos segundos más no pude hacer otra cosa que cerrar los ojos y sentir todo lo que estaba haciendo aquel dulce beso conmigo.

Sus labios...

Eran muy suaves y cálidos, pero lo que estaba pasando en mi interior era difícil de explicar. Mi mente quedó en blanco, no pude razonar, menos cuando un delicado movimiento se sumaba a la acción, un intenso calor subió hasta mis mejillas, mi corazón latía con fuerza y sentía ¿El revoloteo de mariposas por mi estómago? Esa era una descripción común que ahora tenía sentido.

No quería que se acabara la experiencia tan única, no sé cuánto tiempo había pasado pero el aire en mis pulmones comenzaba a abandonarme así que de una forma lenta me separé.

Fué inevitable detallar a Mina, seguía con los ojos cerrados, sus mejillas estaban rojas y su respiración irregular.

En un acto reflejo, toqué mis labios, era como si mi cuerpo quisiera aferrarse al contacto ajeno y un ligero cosquilleo recorriera la zona. Mi corazón no se calmaba y las sensaciones aún no se desvanecían. Segundos después mi compañera se acomodó a mi lado sin decir nada y mi mente volvió a realidad otra vez.

¿Era solo la magia de un primer beso?

¿Si besara a Mina otra vez sentiría lo mismo?

Así como todos los labios eran particulares ¿La sensación de un nuevo beso sería similar o diferente si besaba a alguien más?

No tenía respuestas para ninguna de esas preguntas pero quería contestarlas, así que en lugar de quedarme con Mina decidí volver a mi casa.

Sin dar alguna excusa o explicación, tomé mi mochila y me despedí.

l i p s - MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora