EL GUARDAPELO.

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Estaba sentada sobre la arena, con los pies hundidos en ésta.

Me rodeaban las casas de lujo y el mar, junto a unas pocas palmeras esparcidas por la playa. A lo lejos se podía divisar alguna persona corriendo con el paraguas por la tormenta eléctrica, yendo hacia algún lugar para resguardarse.

Ésta no era yo.

Me fijé en mi ropa y pelo. Llevaba un vestido blanco, corto, con bordados, y mi guardapelo con lavanda, como de costumbre. Mi pelo era de un tono castaño oscuro y largo, con un flequillo que me dificultara ver; al tacto y a la vista se notaba que estaba enmarañado y mal cuidado.

De repente noté la arena más fría de lo común. No hacia falta levantar mucho la vista para darse cuenta de que me estaba empapando.

Mi cuerpo no respondía a mis órdenes, se movía solo. Me levanté rápidamente y salí corriendo como pude hacia el mar. Cuando me di cuenta, ya no podía respirar.

Desperté de repente, entre el sudor y el desconcierto.

Me toque rápidamente el pecho para buscar el guardapelo, de repente todo se me vino abajo.

No estaba. El regalo que me dio mi abuelita cuando creímos que iba a morir, no estaba.

Entonces me alcé y caminé hacia el tocador, rebusqué hasta el fondo de los cajones, entre la ropa sucia, debajo de la cama, en el escondite de Yol...

Nada.

Después de un rato más buscando por la estrecha y vieja habitación miré la hora, eran las nueve. Llegaba tarde a segunda hora, por no decir a primera. Decidí que ya era hora de vestirme, me puse una camiseta negra y larga, una falda cargo color beige y unas zapatillas con plataforma. No tuve tiempo ni ganas de maquillarme. Salí del cuarto y bajé las escaleras tan rápido que, en el último escalón me tropecé con mi gato Yol, el cual salió corriendo por su puerta.

Me miré rápidamente antes de salir en el espejo de la entrada; todo estaba en orden, mi pelo corto con las puntas hacia fuera y, el color carmesí, tenía la misma complexión, con un peso promedio para mi baja altura de un metro sesenta y un centímetro; todo estaba bien menos que mi guardapelo no colgaba de mi cuello.

Abrí la puerta cuando se escuchó la voz de mi madre Caroline (una mujer fuerte y decidida a luchar por lo suyo) salir del comedor.

-¡¡Estel, el almuerzo!!

-No tengo tiempo me lo compraré fuera.

Mierda, no me queda dinero se lo di a Ágata, pensé.

Salí a tiempo para coger el autobús, por suerte llevaba la tarjeta de éste.

-Con tarjeta, por favor. Le dije a la conductora, perceptiblemente novata, ya que hacia su tarea más complicada de lo común.

Mientras guardaba la cartera miré que asientos estaban libres; ya que no podía estar de pie más tiempo de lo común, porque me caigo o resbalo por cualquier tontería. Por desgracia o fortuna sólo quedaba un asiento al lado de mi vecino.

Éste era un hombre mayor de origen asiático; por la gran multitud de arrugas en su cara perfectamente se podría decir que tenia ochenta, cerca de noventa años. Vestía prendas típicas de un abuelo español promedio(aunque nunca se le había visto con nadie) lo único diferente aparte de sus rasgos poco común en este país, era que llevaba unos cordones de cuero negro alrededor de su cuello, y, sus ojos eran iguales que el mar amarillo.

Al sentarme, el susodicho me miró con una sonrisa en forma de saludo; aunque yo no hubiera tenido una buena mañana por la pérdida de mi colgante y el tarde despertar, decidí saludarle con una media sonrisa.

No pensé que fuera a haber conversación, ya que enseguida me enfrasqué en los deberes que debía entregar ese día.

-¿Estela?.-Me miró a los ojos con una intensidad que hacía tiempo que no había visto.

-Sí, em...- Pensé en su nombre, pero creo que nadie del vecindario lo sabía.

-Kaito así me llamo. Creí que era correcto darte esto.- Sacó mi guardapelo del bolsillo de su camisa a cuadros.

Un mar de preguntas me vinieron encima, ¿ cómo sabía que era mío y además por qué lo tenía él ?

Al ver mi cara de perplejidad, y que no respondí en absoluto, dio paso a la charla.

-Me lo encontré frente tu casa, después de dar un paseo para tirar la basura, ya sabes, hay que tomar la luz de la luna de vez en cuándo, jajaja... Bueno, volviendo al tema, como buen ser humano que soy, era mi deber devolvérselo a su dueña original.- Cogió una de mis manos con rapidez y me lo entregó.

No me dio tiempo a responder, ya que había llegado a su parada y bajo lo mas rápido que sus piernas le dejaron; entonces me lo puse alegremente y volví a mis tareas de sociolingüística.

No hubo nada interesante en las clases, tampoco hable con Ágata ya que ella terminaba las clases más tarde.

Escuché un claxon, era mi madre. Mire la pantalla del móvil y me acordé de que hoy era el cumpleaños de mis primas gemelas Samantha y Esther, las cuales cumplían ocho años.

-Hola mamá.- Subí rápidamente al coche, ya que se había estacionado en la zona del bus.

Ella me recibió con un beso en la mejilla, y, como de costumbre se enfrascó en la conducción; sin darme cuenta llegamos a casa.

Me di una ducha de cuerpo completo, y me vestí con la ropa que me había comprado con el dinero de cuidar a los niños del vecindario; mi atuendo era un minifalda vaquera, un top blanco satinado y un cardigán por si hacia frío.

El cumpleaños consistía en una merienda con sus amigos, fiesta a la que yo no asistiría, y una cena con la familia. De parte de padre, sólo quedábamos mi abuela, mi madre, mi hermana ,y yo; pero de parte de madre tenían como... once primos más. Uno de ellos no paraba de ligar conmigo. Yo no estaba interesada en él, ni en nadie real; sonará como una estupidez, pero, de vez en cuando escuchaba una voz en mis sueños, que hacía rizos en mi piel.

Al pensar en la voz de aquel hombre me puse nerviosa y triste, debía concentrarme en mi futuro y no pensar en sandeces.

No tardamos mucho, vivíamos prácticamente cerca, a diez minutos en coche.

Pensé que mi tío se pondría contento al ver que había terminado su encargo del cuadro para su mujer, y no me equivoqué.

De regalo les dimos unos cochecitos y una cometa para los días de viento.

Fue una noche agradable, comí mucho, eso hizo que se me dificultara dormir pero no el soñar.

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⏰ Última actualización: Oct 18, 2022 ⏰

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