Primera Parte

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Todo el reino se encontraba alborotado debido a la gran celebración que se llevaría a cabo están noche en el gran palacio real, todo el reino estaba invitado, desde las familias adineradas cercanas a la corona, hasta los campesinos que vivían casi en la entrada del reino, todos tenían que estar presentes para la gran celebración de los 25 años del príncipe Harry Edward Styles Cox.

El Príncipe Harry, siendo el único heredero de la corona real de Inglaterra, era un hombre simple y amable a pesar de ser una de las mayores autoridades en el reino, era alguien a quien no le importaba nada material, él prefería mil veces ir al pueblo, vestido como una persona normal, y jugar con los niños a peleas de barro y ensuciarse todo, a los planes que tenía su padre para él, que básicamente, se resumían en estar todo el día sentado en su trono, mientras varias princesas y damiselas se le eran presentadas para ver si alguna de ellas le llamaba la atención para que fuera su esposa.


Lamentablemente, eso no era algo que pasaría pronto, a Harry le aburría esa labor, nunca prestaba atención a las miles de mujeres que se contoneaban frente a él solamente porque querían tener sus riquezas, él sabía perfectamente que todas esas mujeres que le presentaban eran unas interesadas, en su físico y su riqueza, eran muñecas de plástico enseñadas a ser educadas y codiciosas, solo buscaban a alguien para tener todas las comodidades, no les importaban los sentimientos, solo querían comprar millones de vestidos y ser de una clase social alta.


- Príncipe Styles, un honor estar en su presencia -Dijo una mujer alta, haciendo una reverencia ante él, el príncipe rápidamente todo sus ojos notando que simplemente ella lo hacia para dejar ver su voluptuoso busto.

"Otra fácil más" Pensó el príncipe, soltando un suspiro pesado y forzando una gran sonrisa cuando, después de una larga reverencia, la joven se enderezó mirándolo fijamente.


Y ahí volvió a comenzar una nueva charla hueca, sobre los modales y el dinero de la familia de aquella joven, ella planteó que si se casaban tendrían una buena herencia, ya que sus caracteres físicos eran perfectos, Harry no podía mentir, la joven era linda, pero, era como todas las demás, discretamente el príncipe alzó su mano al consejero real indicándole que retiraran a la rubia.

En un momento, llego el consejero, junto a un escolta, haciendo que la sonrisa de Harry se agrandara.


- Señorita Charles, el príncipe esta un poco cansado, es hora de su siesta real, por favor, retírese con el guardia, él la dejará en su casa- El consejero hablo firmemente como una orden, mientras el príncipe se levantaba y daba una última sonrisa forzada a la joven, antes de salir de la habitación real, para caminar hasta su alcoba.


-Joder, Liam, pensé que nunca se iba a callar,y estoy seguro que si no te hubiera llamado, ella seguiría contándome sobre la discusión que tuvo con otra chica sobre el vestido que se pondría esta noche- Bufó con molestia echándose de un brinco a la cama, cerrando sus ojos mientras acariciaba su sien que palpitaba debido al dolor causado por la voz chillona de la joven.

El consejero rió antes las palabras del joven príncipe, se sentó en la esquina de la cama extra grande de su mejor amigo, Liam Payne, mejor conocido como el consejero real del príncipe, había convivido con él desde que tenían unos dos años.


-Harry, sé que estás cansado, pero, deberías de aceptar a alguna de esas chicas, si no, a tus padres les va a dar algo, y te casaran a la fuerza con alguien, así que te recomiendo que dejes tus exigencias de alguien con sentimientos lindos, porque no encontraras a ninguna chica así en el reino, sabes que lamentablemente, todas se sienten atraídas por ti, primero por tu riqueza y segundo por tu físico -Dijo el consejero simplemente apoyando su mano en la pierna de su amigo.

¿Doncella? |l.s os|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora