Segunda Parte.

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Louis había pasado unas dos horas probándose diferentes modelos de vestidos, pero ninguno le parecía adecuado para una fiesta tan formal como el cumpleaños de un miembro de la realeza y más de alguien tan importante como Harry.

Se quedó un momento mirándose al espejo, estaba casi desnudo, apenas tenía sus calzoncillos cubriendo su parte intima, detalló lentamente con su mirada y manos su cuerpo, bastante Delgado, tenía una cintura fina y prominentes glúteos, se podía decir el cuerpo de una mujer si el busto, eso le agradaba mucho a u, en ningún momento sé sintió como mujer, pero se le hacía cómodo vestir como una.

Una fugaz recuerdo pasó por su mente, la primera ves que vio a Harry, lo re cuerda tan claro como el agua, era el día de su cumpleaños, exactamente en la víspera navideña la familia real había salido al pueblo para terminar sus compras, al saber eso louis no pudo evitar salir e intentar encontrarse con el príncipe para asegurar si era tan Bello como todos en el pueblo decían.

El pequeño louis ya se había cansado de intentar encontrar al príncipe, así que decidió tomar un descanso y entrar en la juguetería del pueblo aprovechando que esta estaba vacía, recorrió como siempre todos los pasillos hasta llegar al área de muñecas, no sabía porqué, pero de todos los juguetes, entre los caballos, metras y otras cosas para niños a él le llamaba la atención las delicadas muñecas de trapo, eran fascinantes para él, pero también eran algo prohibido.

Esa Navidad el pequeño louis le había pedido a su padre que le comprara una muñeca, petición ante la cual este enloqueció, tomando a su hijo con fuerza para así darle una buena corrección y dejarle claro que las muñecas eran para las mujeres y no para los hombres, desde ese día louis jamás volvió a mencionar a las muñecas.

Pero, a pesar del trauma que su padre la había causado, louis se armó de valor y tomó una muñeca pequeña, escondiéndola bajo su camisa, él iba a aprovechar el escándalo de la calle para llevarse la muñeca, ya que llevaba semanas viéndola y sabía que nadie la querría, sigilosamente vio hacia los lados, al no ver a nadie camino discreto a la salida del almacén antes de sentir una mano posarse en su hombro a la vez que se abría la puerta, louis sabía que ese sería su final.

—¿Dónde va con esa muñeca, pequeño ladrón?— La rígida voz del vendedor resonó en sus oídos, sabía que esto no se iba a terminar nada bien para él y tampoco para su trasero, y justo antes de que el vendedor siguiera termino de aparece por la puerta un joven alto, con cabellos castaños que formaban pequeños rizos en las puntas, tenía buen porte y la piel porcelana, la cual combinaba perfecta mención aquellos ojos verdosos que habían cautivado al pequeño Louis.

—¿Por qué sujeta a ese niño, Señor?— Su voz era algo gruesa y bastante firme, el joven camino hasta encontrase tapando a Louis tras él.

—Su majestad, ese niño intentó robarme, yo solo iba a reprenderlo.— Dijo intimidado ante la presencia del príncipe.

—Usted no hará nada, yo pago por él.—Dicho esto, louis se relajó, mirando al príncipe con ojos de agradecimiento por haberle salvado de la corrección.

El príncipe sacó el dinero pagando por la muñeca del menor, luego tomó a louis y lo sacó de la juguetería, louis se sentía abrumado en ese momento, comenzando a llorar de los nervios, al ver esto, aquel príncipe no dudo dos veces y lo tomo en sus brazos para reconfortarlo.

—Ya ha pasado todo pequeño, shhh.— Susurraba con una voz dulce contra su cabello. —Prométeme que jamás volverás a quitarle nada a nadie, ¿vale?— Miro a louis a los ojos y en ese momento se dio cuenta que ese pequeño niño tenía los ojos más azules y hermosos del mundo, el pequeño louis asintió a sus palabras y le regaló una gran sonrisa, la cual fue devuelta por Harry, este limpio sus lagrimas antes de irse.

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⏰ Última actualización: Jul 23, 2016 ⏰

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