El rito

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Sacerdotisa por aquí por favor.

Me decía con mucho temor la madre de Mao un joven que fue poseído por un demonio de la antigua tribu que práctica vudú africano, los sacerdotes no querían ayudar porque lo consideraban loco o simplemente tenían mucho temor.

El ambiente decía todo lo contrario el aura de la casa era negra y se hacia más espeso el aire a medida que nos acercábamos a su cuarto.

Me pare en frente de la puerta coloqué mi mano sobre ella, cerré mis ojos y pude ver a un joven sin color con profundas ojeras sobre su cama mientras luchaba espiritualmente por su cuerpo mientras que un demonio de piel oscura estaba parado en el espaldar de la cama vigilando la puerta.

Mire a su madre y dije: Su hijo tiene salvación, pero ¿qué paso para que este en estas condiciones tan precarias?

Seguidamente entró en un llanto desgarrador porque había perdido cualquier esperanza de que su hijo salga libre de esta batalla maldita y hablo: Cuando fuimos de visita donde mi madre, él fue al bosque con sus primos como todo adolescente, pero en ese bosque estaban en un ritual maldito, me decían sus primos que Mao fue el que más se acerco para ver en ese instante el piso mal una rama acusándolo de espía. Todos los que estaban en ese ritual lo atraparon mientras pedía ayuda, sus primos corrieron alertarnos de lo que había pasado, pero cuando todos fuimos a ver él ya regresaba moribundo a casa.

Seguidamente le coloqué una protección a su madre. Empecemos.

Me incline sobre la puerta y rece a mi fiel guardián "San Miguel arcángel"

San Miguel Arcángel, defiéndenos en esta lucha, sé nuestro amparo contra la perversidad y las acechanzas del diablo, que Dios manifieste sobre él su poder esa es mi humilde súplica. Y tú, Príncipe de la Milicia Celestial con la fuerza que Dios te ha conferido arroja al infierno a Satanás y a sus espíritus malignos

que lo acompañan Amén.

Y entre, sin antes alejar a la madre de la habitación.

Puedo describir que la habitación tenía aspecto de una prisión infernal con su inconfundible olor a azufre, vi al muchacho inclinado llorando alado de su cuerpo.

Al verme entre susurros dijo: ayúdame por favor y miro al demonio como lo tenía prisionero.

El demonio me miro fijamente ya nos habíamos visto antes y sonrió maliciosamente. Yo lo mire sin expresión alguna sabía que no la tendría fácil pero la victoria estaba de mi lado al sentir a mi guardián junto a mí.

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