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Juan había sido invitado a la hechicero-con, recibir esa invitación fue lo mas inesperado que le había pasado, desde que se había enterado de la existencia del evento su mayor sueño era asistir y ver a sus modelos a seguir en el maravilloso mundo de la hechicería.

Había vuelto del viaje hace tan solo unas horas, estaba felíz de haber conocido a (valga la redundancia) muchos hechiceros de todas partes del mundo, las fotos que se había tomado con sus ídolos, probablemente terminarían enmarcadas y colgadas en su habitación, ¡sin dudas la mejor semana de su vida!

Bueno, tal vez decir que nunca lo había pasado mejor era exagerado, claro que había tenido grandes momentos antes, se le ocurrian varías experiencia vividas junto con sus amigos o familiares, pero por primera vez, sentía que había estado rodeado de personas que si lo tomaban en serio, y como no ¡si todos en ese lugar hacían lo mismo que él!

La gente solía dudar mucho de él y sus habilidades.

Dejando un poco de lado lo bueno que fue ese viaje para su memoria, autoestima y ego, lo mas importante, era lo que había traído de ahí.

Todos sus ahorros de años se habían quedado en el evento, pero ¡valía completamente la pena! digo, ¿que hechicero no querría reliquias escritas con hechizos nuevos que podría aplicar?

Muchos libros nuevos con conocimientos que antes desconocía, ahora posaban en su estantería, pero uno en particular había llamado su atención desde el primer momento.

"Magia pro peritis ariolos"

Era grande y gordo, muy antiguo también, según su vendedor, poseía mas de mil años, único en el mundo, toda una reliquia en su poder. Por su propio bien, mas valía que la última información fuera real, porque al pagarlo, su billetera había dolido mas que nunca.

En el patio de su hogar, por el agradable tiempo que había, decidió leerlo, y buscar en el los hechizos mas curiosos e interesantes.

Abrio el libro, pasaba con delicadeza las hojas para evitar doblar sus páginas, leía los títulos y sus descripciones un poco por encima, y así, llego a un hechizo llamado "a tus pies".

"con este hechizo, quien este en un radar de treinta bloques de distancia de ti, ¡en tu encanto caera! puede que no sea un hechizo muy cauteloso, pero puedes inventar que es para cambiar el paisaje.
Solo tienes que pronunciar unas palabras fáciles y realizar un movimiento, ¡esa persona sera toda tuya!"

Descripción un tanto... curiosa.

Claramente nunca lo usaría, prefería mil veces que alguien se enamorara de él por quien era y no por un estúpido encantamiento.

Pero, como le resulto curioso el hecho de que supuestamente el paisaje cambiara al usarlo, y alguien tenía que estar muy cerca para poder ser hechizado, quiso intentarlo, de todos modos no corría ningún peligro, se encontraba lejos de todos, y era cero probablemente que justamente alguien llegara a verlo como para poder caer.

Solo tenía que decir "ad triginta, si terras colit, amat me.", palabras difíciles de pronunciar para novatos (con un idioma distinto al latín) mientras permanecía sentado, con sus manos juntas en esa pose que se utiliza para rezar, y sus piernas cruzadas. Muy sencillo.

Una vez en la pose correspondiente, retiro el libro de su rostro y lo colocó en el suelo, entonces comenzo con el hechizo.

- ad triginta, si terras colit, amat me - dijo, asombrosamente sin trabarse en ningún momento.

Estaba orgulloso, era todo un profesional.

Pudo sentir su cuerpo levitar cada vez mas alto, de su cuerpo salían luces, y ahí todo comenzo.

Poco a poco, noto como los verdes pastos que lo rodeaban, se volvían brillantes, y de estos comenzaban a salir luciérnagas. El cielo también había cambiado, de repente, lo que antes era celeste, había sido lentamente consumido por la oscuridad, la luna estaba oculta, pero las estrellas brillaban mas que nunca.

Se había vuelto una visita preciosa, como amante de las noches estrellladas, quería poder quedarse y admirarla por mucho tiempo, aunque no sabía con certeza si este quedaría así hasta que amaneciera , o tan solo sería por unos minutos.

Iba a tomar el libro para revisar si especificaba en algún lado cuanto duraría el efecto, pero algo rompió su perfecta burbuja.

- ¿Que hiciste boludito? - pregunto una voz conocida (y con tono de curiosidad) a sus espaldas.

Su corazón dejo de latir un segundo, de inmediato se puso de pie, dejando caer el libro que justo había tomado entre sus manos, y giro su cuerpo, para así conectar su mirada de terror con los ojos casi inexpresivos del oso que se encontraba parado tras él.

- ¿hace cuanto estas acá? - pregunto histérico y con miedo, no, no y no, no podía estar pasando ¿que mala jugada del destino era esta?

- desde hace un rato - contesto con calma, levantando sus hombros -te pusiste a decir cosas raritas y oscureció, la puta madre vos y todas tus cositas raras estas que haces, yo te venía a visitar con toda la buena porque te habías ido de viaje, dije ya fue le traigo una revista, aparte venía preguntarte si te queres hacer la visa para la ciudad que hice, pero ahora voy a tener que volver en la noche, me agarra un mob, me mata, yo voy y te mato a vos, me escuchaste boludito - el oso sonrio tras decir su propio chiste, esperando una sonrisa en el rostro del contrario que nunca llego.

El hechicero solo lo miraba estático, culpa del miedo no pudo ni siquiera contestar su insulto con otro, como solían hacerlo.

- Dios, la cague, la cague, la cague... - comenzo a repetir una y otra vez mientras caminaba en círculos, Spreen lo miraba con confusión.

- Me parece a mi o... ¿volviste mas loquito de lo normal? - pregunto Spreen con todo de burla, seguía esperando que el otro lo atacara también, aunque claramente no podía entender nada de lo que pasaba, tras no recibir ni una mirada, decidí seguir molestandolo - seguro la cosa esa de "magos" — hizo comillas con sus dedos al decir eso último — fue en Ámsterdam y te drogaste, porque ahí es legal la marihuana y los hongos alusinogenos, sos un pillo che, no te tenía así.

Cuando vio como Juan paraba solo a lo fulminarlo con la mirada, decidió callarse.

- Por favor, vete - respondió tras unos segundos de silencio incómodo el hechicero, con un tono cortante.

El híbrido no dijo nada, solo se giro y se fue por donde vino, maldiciendo por lo bajo al tener que volver en la noche a su hogar.

El hechicero volvió a mirar su libro ahora tirado en el suelo, y lo levanto para ver mas información sobre este encantamiento, tenía que retirar ya lo que había hecho.

"El hechizo comenzara a dar efecto a partir de 25 horas de ser lanzado..." siguió leyendo "la única forma de quitarlo, es con una poción mágica que se haya en la página 1009..."

¡Bingo!

Rápidamente busco la dicha, sin importarle esta vez que las hojas se doblaran, pero para su desgracia, esta no estaba.

Jugadas del destino ! SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora