Agosto
---Es 2021. Todos conocemos la situación que se está dando: COVID-19, y gracias a eso, tenemos clases en línea, videollamadas e intentamos sobrevivir. Es algo muy fuerte, realmente, porque el encierro te puede afectar mucho.
Estando encerrada, no hay mucho que pueda hacer. Me he dedicado a escribir muchos poemas, leer, pasar mis tardes mirando TikTok e intentando mantener una rutina de ejercicio para no volverme loca. Intento mantener mi vida social activa con mis amigos y familiares, aunque se vuelve cada vez más complicado, pues cada quien tiene una vida.
A todo esto, he terminado dando con una aplicación que sirve para hacer amistades alrededor del mundo. Suena algo peligroso y no quito que no lo sea; sin embargo, al estar todo el tiempo encerrada, supongo que es una forma de mantenerte comunicada con el exterior.
Ahí conocí a muchas personas de distintos lugares que, al parecer, tenemos muchas cosas en común: gustos musicales, pasatiempos, etc. Le terminé contando a mi mejor amiga sobre la app para que se la descargara junto conmigo y así no sentirme tan mal de andar ligando con gente de otro lado del mundo.
Inés es una persona que a veces es más reservada que yo. Tiene gustos muy definidos y es quien evita que me mate en cualquier noche; simplemente, es mi guardiana.
**Mensaje - Inés**
- Inés, ¿recuerdas la aplicación que te mencioné? Por favor, descárgala. Te juro que nadie te va a secuestrar.
- Mmmm, no lo sé. Puedo conocer mucha gente mala ahí o no sé, me trae malas vibras.
- ¡Vamooos! No creo que vayas a morir por una simple aplicación; capaz te termina gustando algún argentino.
- Si es millonario, acepto. Okay, me la voy a descargar.
- ¡MUY BIEN! Te pasaré mi perfil para que no estés tan solita.
- Vale, pero si me termino enamorando de algún extranjero y me voy de Guatemala por amor, es tu culpa.
- Okay.
Después de que Inés se descargara la aplicación, nos entretenemos molestando a diferentes personas, hablando de cantantes y lo guapo que es Aidan Gallagher, Noah Schnapp, y por qué Paulo Londra no puede publicar música. Cosas así.
Entre todas esas charlas, encontré un perfil que ni siquiera tenía foto ni nada, solo un enlace directo para su WhatsApp. Cuando le mencioné a mi amiga la idea de escribirle, me dijo que no, porque puede llegar a ser muy peligroso, y tiene razón. Pero, como dicen por ahí: "La curiosidad mató al gato, pero murió sabiendo", y le escribí. Para mi suerte, me contestó.
**Mensaje con un random.**
- Holaaaa.
- Holaaa.
Ni me preguntó cómo conseguí el número; ¡qué miedo!
- ¿Cómo estás?
- Bien, ¿y tú?
- Bien igual.
No puedo creer que estoy teniendo la conversación más normal con alguien de quien ni siquiera sé su nombre; seguramente voy a terminar muerta.
- Me alegro.
- Y, ¿cómo te llamas?
- Leonardo, ¿y tú?
- Qué lindo, me llamo Rain.
Y así seguimos hablando toda la madrugada. No creí que podía conectar tanto con alguien al punto de olvidarme de que tengo más vida social y estar solo al pendiente de ese mensaje. Es encantador.
ESTÁS LEYENDO
El chico de lentes rotos.
RomanceComo humanos, siempre vamos a buscar la forma de estar cerca, de comunicarnos, de abrazarnos, de sentirnos seguros. Buscamos la forma de sentirnos cerca. Cuando te toman de la mano, sientes la calidez de un abrazo; cuando sientes que los cuerpos se...