𝐋𝐎𝐒 𝐆𝐄𝐌𝐄𝐋𝐎𝐒 𝐖𝐄𝐀𝐒𝐋𝐄𝐘 𝐘 𝐀𝐋𝐄𝐗𝐈𝐀 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑~La hermana de Harry, Alexia Potter, y sus mejores amigos, Fred y George Weasley, se meten en líos, aventuras y gastan muchas bromas juntos.
-¿Te estás metiendo con nuestra Potter?- pr...
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Alexia Potter y los gemelos Weasley se encontraban apoyando sus orejas derechas en la puerta del despacho de Dolores Umbridge.
—¿Cuándo abrirá el cajón?—se quejó George
—Paciencia, Georgie—sonrió la pelinegra con malicia
Los tres estallaron en carcajadas al escuchar una explosión dentro del despacho y se alejaron un poco de la puerta para luego chocar los puños sonriendo.
Fred llevaba una pequeña radio en una mano, donde se escuchaba "Could have been me" en bajo volumen.
La puerta se abrió con fuerza y no se esforzarnos esconder sus risas al ver a Umbridge con la cara llena de polvo negro que no se iría en varias semanas.
—¿Cambio de look, profesora?—burló Fred
—Se ve mejor que antes —siguió George
—Aunque eso no es muy difícil —finalizó Alexia
—¡Malditos demonios!—gritó con su voz chillona y los tres empezaron a correr, siendo perseguidos por ella mientras se reían—¡Volved!¡Y bajar esa música muggle!
—¿Se refiere a esto, profesora?—Fred se rió, subiendo el volumen de la radio sin dejar de correr a la izquierda de Alexia
—¡Frenen ahora mismo o asuman las consecuencias!—amenazó la de rosa, quedándose sin aliento por correr tras los tres bromistas de Hogwarts
Los pelirrojos y la pelinegra se miraron entre ellos sin dejar de correr y asistieron.
Fred subió la música aún más y los tres ampliaron sus sonrisas.
—"I can't hear you"—cantaron los tres a la vez, a todo pulmón, sonriendo y sin dejar de correr—¡"I don't fear you"!
Los tres frenaron de golpe frente a una caja de petardos que habían dejado allí antes y se volteado hacia Umbridge, quien frenó a unos metros de ellos, con los ojos como platos al ver los petardos.
—¿Esos son...?—trató de preguntar
—Petardos, profesora—sonrió Fred
—Son un regalito para usted—continuó George
—De parte de los mejores bromistas del Hogwarts actual —Alexia le guiño un ojo
Los tres alumnos alzaron sus varitas y los petardos empezaron a perseguir a Umbridge, quien corrió en dirección contraria a los adolescentes, tratando de esquivar las explosiones.
—¡Son terribles!—les gritó aterrada
—Gracias, profesora—los tres sonrieron y luego chocaron los cinco
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