Infierno.
Palabra tan angustiante o alarmante para algunos. ¿Qué es el infierno? Diversos conceptos son los que existen. Veamos, según la biblia, es aquel lugar donde las penosas almas pecadoras deben permanecer, para ser torturadas durante la eternidad. Como si aquí arriba fuera tan diferente.¿Vosotros jamais os has preguntado por qué genera tanto pavor y pánico a quienes piensan demasiado? A quienes se cuestionan la existencia de un mundo de mar rojo, calor de carácter mortal, y una criatura con cuernos que se supone comanda aquel caótico valle. Un juego de suerte al estilo ruleta rusa determinará en cuál circulo te tocará dar tus peores gritos por el resto de tu existencia.
Resulta casi desesperador especular mucho acerca de qué le sigue a la muerte. O si en verdad existe "algo". ¿Es preferible jamás saberlo hasta descubrirlo por nuestra cuenta? Bromas aparte, esa sería la única forma.
Aunque, para algunos, esa espera no tarda demasiado. De hecho, no se hace digna de demora. Escapa de la realidad de muchos saber qué se siente estar, en carne viva, en el mismísimo infierno. Presenciando el circo de Satanás.
Para la infelicidad de quienes lo sufren, muchísimas desgracias e injusticias suceden a cada momento. Ningún Dios ni ente bondadoso está aquí para ayudarnos. Nos han abandonado.El infierno no existe, pero tu mente si. No suelen ser mundos distintos.
Todo acto profano, horrible, sucio y pavoroso al que un pobre desafortunado sea condenado a vivir, es suficiente para desencadenar una serie de acontecimientos psicológicos irreversibles. Una secuencia de locuras. Un maratón de horrores. Nos persiguen.
Ahogados en su propia insania, crean su propio infierno. Su propio cajón de arrepentimientos, su propio lar de vesania. Amando cosas vanas y falsas. Y los medicamentos. Oh, los malditos y endemoniados medicamentos. Suponen que una dosis farmacéutica compensará el acarrear con semejante podredumbre en sus cabezas.
Necesitan quebrantar sus cráneos para derramar toda la porquería.Tantos locos por doquier en el mundo vagan como zombis en busca de lo que desconocen. Se llevan inocentes consigo, para tenerlos incluso en la muerte. La miseria adora la compañía, ¿lo saben, verdad? Siempre es conveniente mantener a tu enemigo cerca.
Pero, en la historia, jamás existió quien esté más dispuesto a dañar y dañarse como el que es loco por amor. Son los más desgraciados, los más intensos. Se aferran, amarran, y se arrastran por el suelo en busca de consuelo a lo que ellos mismos se hacen.
Aquel quien crees que ames, vuestro ser parsimonioso, su más precioso hallazgo y su bello manantial de luz, puede convertirse en una sanguijuela que arrasa con tu fibra, que desgasta tu alma, como una especie de veneno que se propaga y dispersa dentro de ti. Pesadillas que acaban siendo reales.Un suicidio calmoso, agonizando lento y muy fuerte. El masoquismo tan inextricable del amor, tan placenteramente doloroso e indebidamente extraordinario.
¿Realmente vale la pena arrastrar esas cadenas?Los peores monstruos son los que creamos en la cabeza. Jamás lo olviden.