Capitulo 6: Sugerencias Parte 1

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Eran las once de la mañana y yo jugaba con un lápiz golpeándolo contra mi escritorio, no podía concentrarme en el trabajo, había sido una espectacular noche que terminó con una frase que me llevó a pensar algo que para nada me agradó, "no estaré disponible hasta el lunes por la noche", recordé que me dijo antes de salir por la puerta de la habitación, así que, uniendo eso a lo de que no lo hacía por dinero, llegué a la conclusión de que era casado, ¿qué otra razón habría para que no pudiéramos vernos en fin de semana?, no sabría si podía soportarlo, apenas era viernes y faltaban muchas horas para las ocho de la noche del lunes y eso si me respondía el celular, "claro que siempre hay otras opciones... puedes acariciarte pensando en mí", había agregado mientras abría la puerta.

- ¿Estás bien? - preguntó Marlen entrando a mi oficina.

- Sí, ¿por qué?

- Llevas como media hora haciendo lo mismo, vas a terminar por aboyar el escritorio.

- No seas exagerada - exclamé con una sonrisa.

- Te noto... algo ansiosa, no sueles jugar con los lápices muy a menudo y menos por tanto tiempo, ¿problemas con Alejandro?

- No, con él todo bien, estoy un poco bloqueada con el eslogan de esta campaña.

- Será que la señora inspiración anda de vacaciones - le sonreí mirando hacia arriba - por cierto, hoy no podré ir a almorzar contigo, iré con Carlos

- ¿El contador? - dije sorprendida, habían tenido un par de altercados poco agradables.

- Sí, pero no es lo que tú piensas, su hermano administra un salón de fiestas infantiles y quizá me consiga un descuento para la fiesta de cumpleaños de Amelia

- Sí, claro, por supuesto, algo parecido me dijiste de, ¿cómo es que se llamaba?, ah sí Tomas, y si terminaron en su oficina pero no precisamente haciendo negocios.

- Bueno, tú porque tienes un novio maravilloso y no sabes lo que es querer sentirse mujer en toda la extensión de la palabra, sentirse deseada.

- No, no lo sé puesto que todos los días duermo con mi novio - dije irónica.

- Al menos tienes un novio - dijo saliendo de la oficina.

Sí, lo tenía, pero no me hacía sentir deseada, al menos, no como el extraño que anoche me había mirado de una forma que me hizo temblar, que me hizo sentir deseada como nunca antes, con un fuego incesante en sus ojos. Tenía que hablar de esto con alguien, no podía seguir manteniéndolo en secreto, me estaba carcomiendo por dentro y necesitaba que alguien me escuchara, pero Marlen no era opción, seguramente me regañaría por engañar al perfecto novio que al menos yo sí tengo, entonces pensé en Montserrat y recordé que me había platicado del pequeño desliz que había tenido en aquella reunión de ex compañeros de la preparatoria, sí, ella era la ideal para escucharme y quizá hasta aconsejarme. Entonces tomé el teléfono y le marqué, afortunadamente su oficina estaba a tres cuadras de la mía y la invité a almorzar, de inmediato notó mi tono de angustia en la voz y me dijo que nos veíamos a la una en punto en un restaurante que estaba en contra esquina de mi oficina.

Cuando llegué, ella ya estaba ahí, se levantó, nos saludamos de beso en la mejilla y después ella me dio un abrazo de consuelo.

- A ver ___, ¿qué es lo que te sucede?

- No sé por dónde empezar, es complicado.

- De eso me puedo dar cuenta en seguida, traes una cara como si hubieras cometido un delito - dijo colocando su mano en mi mentón y me movió la cabeza.

- ¿Le ofrezco algo de tomar? - interrumpió el camarero.

- Sí, un agua mineral y una ensalada de atún, pero por favor ponga el atún a un lado, no encima de la lechuga.

- Enseguida, con permiso.

- A ver ahora sí, cuéntame.

- Engañé a Alejandro - solté sin siquiera prepararla para la noticia.

- ¿Qué hiciste qué? - exclamó abriendo los ojos como platos.

- Lo que oíste, me acosté con otro hombre - acepté avergonzada.

- Pero, ¿cuándo?, ¿quién es?, ¿dónde lo conociste?

- El día de mi cumpleaños... y ayer - dije jugando con el tenedor para evitar mirarla.

- ¡___!, te desconozco, no te estoy criticando, soy la menos indicaba para eso, simplemente no doy crédito, tú siempre has sido tan... correcta.

- Lo sé, lo sé, yo tampoco doy crédito, pero - suspiré sin poder evitarlo - Montserrat no tienes idea de las miles de sensaciones que me hace sentir, ha descubierto partes tan sensibles en mi cuerpo que yo ni siquiera sabía que tenía.

- Wow, amiga, pocos hombres tienen ese don, pero aún no me has respondido quién es ni de dónde lo conoces.

Pasé saliva, una cosa era contarle el desliz y otra muy diferente decirle que no tenía ni la más remota idea de quién era en realidad el implicado, además supuse que no debería propagar eso de las reglas. Afortunadamente, en ese momento llegó el mesero y colocó el plato frente a mí, lo cual me permitió pensar por unos segundos e inventar una historia, sólo esperaba sonar convincente.

- Es un cliente de la agencia, bueno, no él, su asistente, un día hablamos y me dio su tarjeta, la encontré el día de mi cumpleaños y como estaba sola, lo llamé y terminamos en un hotel y me lo hizo de una forma que... que ayer me orilló a volver a verlo.

- ¿Tan bien estuvo?

- Bien es poco para describirlo, magnífico, Montse, me hizo gritar, me hizo ver lucecitas, lo juro, sabía exactamente que partes de mi cuerpo tocar y cómo hacerlo.

- Felicidades amiga, pocas mujeres llegan a conocer y disfrutar del buen sexo.

- Sí, pero, me asusta.

- ¿Por qué?

- Porque me está creando una especie de necesidad que no es adecuada, entró muy fácil a mi vida y con esa facilidad puede salir de ella, y, ¿qué haré después?

- ___, si vas a seguir con esto, te debe quedar muy claro algo, disfruta del momento sin pensar en el después, no te enganches, entiendo cómo te sientes después de experimentar lo que viviste y sientas esas ansias, a mí me pasó con Axel y fue lo que me orilló a casarme con él, pero, a veces me pregunto si eso es suficiente, si es lo único que tenemos en común, la verdad hablamos poco, así que mentalízate que es sexo y nada más, que durará lo que tenga que durar y que después podrás seguir con tu vida.

- Tienes razón, además, creo que es casado, me dijo que no podíamos vernos el fin de semana.

- Seguramente, te repito, disfruta los momentos con él y ya.

- Pero, me siento mal por Alejandro, él no se merece algo así.

- No es cuestión de merecer o no, reconozcamos que él tiene descuidada su relación, no es por intrigar, sabes que no me gusta pero, ¿no tendrá él a alguien más, también?, eso de trabajar casi 24 por 7 está medio raro.

- No lo sé, no lo creo, él no es así... si Marlen te escuchara ya se hubiera infartado.

- Pero yo no lo tengo en un pedestal como ella y, a todo esto, ¿cómo se llama el susodicho con el que te estás viendo?

- ..Jaxon... - dije al leer ese nombre en la solapa de uno de los meseros que pasó.

Y entonces pensé que era una mejor forma de llamarlo en lugar de haber guardado su número con las letras CD, siglas de completo desconocido. Montserrat me sonrió sincera, mientras movía la cabeza y los ojos, había sido una buena idea confiar en ella, me ayudó a liberarme de la carga que traía sobre mis hombros y creo que hasta mis ansias de estar con él disminuyeron un poco.

- Un consejo, metete a un gimnasio, te ayudara a liberar energía.

- No te burles.

- No es burla, es en serio, podrás mitigar las ganas cuando no puedas verlo.

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Capítulo nuevooooo!<3
Un abrazo psicológico y no olviden votar y comentar Chao Chao

Ardiente tentacion German y tu (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora