Capítulo 1

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Hola gente. Aquí estamos otra vez con nuestra escritora francesa fetiche, Sedgie. Este se trata de un mini fic, solo cinco capítulos, pero son muy largos, tal y como ella nos tiene acostumbrados. Espero que os guste.

Sinopsis: Una joven es encontrada sin conocimiento en la playa, y no hace falta nada más para que los rumores corran entre los habitantes de Blue Cove. Y cuando ella abre los ojos, la misteriosa desconocida no tiene ningún recuerdo de su vida pasada. Una joven, de pasado tormentoso, y su joven hijo la toman bajo sus alas y pronto nacen para cada uno nuevas perspectivas.


Un extraño milagro. Así fue como bautizaron en Blue Cove al domingo 5 de agosto. Ese día un pequeño muchacho de ocho años encontró en la playa que rodeaba su casa a una sirena.

‒ ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Ven a ver!

El pequeño corrió hacia la casa, abriendo con ímpetu la puerta de entrada, haciendo que chocara contra la pared de atrás, lo que hizo sobresaltarse a su madre, en la cocina.

‒ ¡HENRY!

‒ ¡Pero mamá, ven a ver!

Su madre se giró, con una mano en la cadera y la otra colocándose un mechón oscuro detrás de la oreja.

‒ ¿Qué ocurre?

‒ ¡He encontrado una sirena!‒ se entusiasmó el pequeño dando palmadas, feliz.

Su madre reviró los ojos y suspiró pesadamente

‒ Henry, te lo ruego...

Y cuando ella iba a volver a enfrascarse en sus fogones, el chico se acercó y tiró de su suéter.

‒ ¡Pero, es verdad, mamá! ¡Está en la playa! Creo que está muerta, no se mueve.

La joven frunció el ceño.

‒ Henry...

‒ ¡Que es verdad, te digo! ¡Está allí, ven!

La bella morena estaba acostumbrada a las fantasías de su hijo, que amaba los libros de historias fantásticas, pueblos de seres irreales: dragones, duendes, unicornios e incluso...sirenas. No era raro que creyera divisar un dragón sobrevolando el cielo, duendes escondiéndose entre la alta hierba, sin hablar de sus sueños sembrados la mayor parte de las veces de seres sobrenaturales salidos completamente de su imaginación.

Pero esta vez, su fuerza de persuasión y convicción llamó su atención.

‒ Henry...

‒ ¡En la playa, ven!

Él cogió su mano y tiró de ella hacia afuera. Apenas tuvo tiempo de quitarse el delantal que ya estaba en el umbral de la puerta. El sol estaba en su plenitud esa mañana. Deslumbrada, colocó una mano delante de sus ojos mientras que seguía a su hijo hacia la playa. Y si, en los primeros segundos, no vio nada, pronto una forma oscura apareció. Su hijo estaba inclinado sobre ella, y agitó los brazos como para invitar a su madre a caminar más rápido, lo que ella hizo.

La aprehensión y el miedo se apoderaron de ella entonces al llegar a la altura del hijo y ver lo que se parecía a un...cuerpo.

‒ ¡Henry, ven aquí!

‒ Pero, mamá, mira, creo que está muerta‒ la joven agarró a su hijo por los hombros antes de alejarlo un poco ‒ Es una sirena, mamá, y la he encontrado yo.

Su madre se acercó con prudencia y analizó lo que tenía ante los ojos: efectivamente se trataba de un cuerpo, por lo que se veía una mujer, rubia, con sus cabellos aún mojados y enredados entre algas. Sus ropas también estaban empapadas, señal de que la marea acababa de dejarla sobre la arena. La joven miró a su alrededor y vio una ancha plancha de madera, ciertamente el elemento salvador de aquella bella náufraga. Ella se agachó despacio y escrutó a esa desconocida, esa sirena como la llamaba su hijo.

La sirena de Blue CoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora