Me sentía asqueado y estaba harto del calor sofocante del apartamento. Me dirigí a la nevera y agarré una lata de cerveza, cogí el paquete de cigarrillos y el mechero, y me dirigí hacia el cuarto de baño. A cada cual le gusta una cosa distinta... A mí, me gustaba fumar mientras cagaba, era mi momento de relax e introspección del día. Y me ayudaba a pensar con claridad, así que, me senté en la taza y encendí un cigarrillo. Respiré hondo, y entonces solté el primer cirullo, le costó trabajo, pero salió enorme y entero. Fue un acto grandioso de dignidad humana. Solté dos más, encendí otro cigarrillo, me limpié y me subí los pantalones. Y entonces, después de días dándole vueltas, contemplé mi creación más sincera: una obra de arte directa y desgarradora, fresca en todo su esplendor, sacada de lo más hondo de mi ser. Era como ver todo el tinglado del mundillo literario. Entonces, me quité la cruz de oro que llevaba siempre al cuello, y la coloque justo en el centro del pastel. Era una genialidad abstracta, con un mensaje entre líneas que daría que hablar. Le di una última calada al cigarrillo y dejé caer la ceniza encima de la tapa.
Si todo vale hoy en día... ¿Por qué lo mío no?.
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Pantomima y Circo.
Non-FictionEs una ironía y un mensaje encubierto. Podré gustar más o menos, pero nadie puede decir que no cuento las cosas como son en realidad. Aquí no hay edulcorantes. Son dos relatos cortos que golpean de forma directa la apariencia de la gente y de las co...