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I

El cuerpo del hechicero se estremeció ante el repentino contacto entre la mano ajena con su erecto miembro, sus manos apresaron los anchos hombros frente a él mientras que parecía no haber impedimento alguno que logrará callar los lascivos sonidos que escapaban de su boca.

— ¿Hasta cuándo durará tu testarudes? Solo llama mi nombre.

El hechicero negó frenéticamente con la cabeza ante la descabellada idea de imaginarse a si mismo bajo el dominio ajeno y sumado a esto, de su más pesado enemigo.— Ni en tus mejores sueños...— El de gafas cerró los ojos cuando nuevamente una breve descarga eléctrica recorrió su cuerpo de cabeza a pies terminando por hacerle tambalear perdiendo algo de fuerzas en sus piernas, cosa que fue impedida por Drako.

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Pueblo Naranja a pesar de su lento pero seguro desarrollo, mantenía un ambiente "adecuado" entre sus habitantes, si es que adecuado era la palabra correcta, el ambiente era pesado más no tenso, de bromas gordas que cualquiera pensaría que más que amigos eran enemigos que se odiaban hasta la muerte y se irían a la tumba con aquel odio pero la verdad era que inclusive si así fuera, si tuvieran que pelear con el mismo diablo para seguir discutiendo, lo harían y eso era el encanto poco encantador de pueblo naranja.

Había un lugar en concreto que mayormente se llenaba de reclamos, discusiones y peleas que terminaban -algunas veces- en una rascada "del año", Juan; el hechicero supremo, era el dueño principal de los gritos que provocaban en Tanizen el consumo de su paciencia conforme pasaba el tiempo dentro de la tienda y es que a pesar de los rechazos del rubio ante las elevadas ofertas que proponía el azabache esté último protestaba en voz alta terminando con otra propuesta aún más absurda que la anterior.

— Anda Juan, vete a tomar por culo tú y tu disco de Michael Jackson falso— Tanizen tomo el disco de la mesa tirando este a las manos del hechicero quién acomodo sus gafas con rapidez y sostuvo el vinilo con cuidado.

— Tanizen escúchame coño, que contacte con Michael desde el otro lado y él me dió la ubicación exacta de este disco.

Tanizen negó con la cabeza rindiéndose por completo ante las falsas historias que el contrario creaba cada segundo, se propuso organizar los estantes con nuevos mini pops que recién habían salido esa semana aún escuchando como Juan rogaba por su atención, sin embargo; no tardo mucho pues a lo lejos se lograba escuchar el chirriante tono de voz y un reconocido lloriqueo para ambos personajes, a los pocos segundos entro Noni, la vaca superhéroe quién trabaja en empeñame está y quién se veía con los ojos cristalinos. Tanizen se acercó hasta él con rapidez tomando ésto como excusa para no tener que escuchar el sin fin de historias por parte del hechicero quién, intrigado ante la nueva situación, se acercó preocupado.

— ¿Qué pasa Noni?— el susodicho sorbió sus propios mocos en un intento de respirar profundo para calmarse logrando el efecto contrario pues el llanto aumento mezclando oraciones entrecortadas de por medio.— ¡Me han robado a saltarin!

Juan abrió la boca con sorpresa a la vez que asentía cómo si comprendiera por completo a lo que aquella vaca parlanchina se refería, Tanizen llevó hasta su oficina a Noni dándole una bebida caliente y un par de monedas a contar para tratar de despejar aquella revuelta mente, Juan por su parte les siguió en silencio esperando por el momento para hablar y no cagarla en el intento.

— ¿Quién a robado tu canguro?— Tanizen se sentó frente a él mirándole fijamente a los ojos en busca de respuesta.