Capitulo 4.- Entrenamiento

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Créditos al autor: Mateeens

Luego de casi doce horas, Naruto se encontraba dormido sobre la mesa de la biblioteca, rodeado por cuarenta libros y casi una centena de tazas de café. Después de mucho esfuerzo y neuronas quemadas, el rubio había logrado finalizar con la lectura de todos esos libros gracias a la ayuda de sus clones. Una vez que deshizo la técnica, no pudo evitar desmayarse debido a la cantidad de información adquirida de repente en su cabeza. Ya era cerca del mediodía en Konohagakure y algunos estudiantes empezaban a concurrir al lugar, observando con diversión al jinchuuriki dormido en la mesa, mientras se le caían varios hilos de baba y no dejaba de susurrar el nombre de la pelirrosa.

- ¡Naruto nee-chan! - Exclamó un chico joven, de unos doce años, despertando al Uzumaki de repente.
- ¡Ahhh! ¡Basta de libros! - Gritó el rubio al despertarse exaltado, logrando la atención de toda la gente presente en la biblioteca – Etto... ¡Konohamaru! - Susurró, al ver el causante de su vergüenza.
- ¡Cuánto tiempo sin verte Naruto nee-chan! – Comentó el nieto del Sandaime, conteniendo su risa provocada por el rostro del jinchuuriki.
- ¡Si, vaya que has crecido mocoso! – Exclamó el pelirrubio, frotándose los ojos para intentar ocultar sus ojeras - ¿Qué ha sido de ti todo este tiempo? – Preguntó, observando al joven.
- Pues... ¡Me he convertido en Gennin y estoy a punto de rendir el examen para Chunnin! ¡No debes distraerte, porque si no seré Hokage antes que tu Jefe! – Gritó el Gennin, provocando una carcajada en el Uzumaki.
- Sabes que eso no pasara mocoso... Ayer me ascendieron a Jounin, y nunca dejaré de luchar por convertirme Hokage... Aunque hoy por hoy mi objetivo principal es otro... - Susurró con seriedad.
- Relájate Naruto nee-chan, seguro lograras traer de regreso a Sakura nee-chan. Después de todo el próximo Hokage debe tener una esposa ¿No es así? – Preguntó Konohamaru con cara pervertida, provocando un notorio sonrojo en el rostro del pelirrubio.
- Mocoso idiota... - Susurró, para luego ver la hora en el antiguo reloj de la biblioteca – Mierda, se me hace tarde, debo ir a ver a oba-chan. Nos veremos luego Konohamaru y por cierto, si logras pasar a la última fase del examen Chunnin, si quieres búscame y yo me encargaré de entrenarte mocoso... ¿Qué te parece?
- ¡Genial Naruto nee-chan! ¡Claro que quiero que me entrenes! ¡Quiero aprender un nuevo híper mega sexy Jutsu para derrotar a mis enemigos! – Exclamó el joven con estrellas en sus ojos.
- Idiota, esta vez te enseñare jutsus de verdad... Debo irme, luego nos vemos Konohamaru. – Se despidió para luego desaparecer en una nube de humo.

Luego de despedirse del joven Gennin, Naruto comenzó a caminar por las calles de Konohagakure, dirigiéndose a la Torre Hokage para encontrarse con Tsunade y seguir con su entrenamiento. Mientras caminaba pudo notar realmente todos los cambios que habían ocurrido en la aldea en esos tres años de ausencia. Las obras de reconstrucción que se habían iniciado por la invasión de Sunagakure finalmente habían finalizado. También la mayoría de los edificios comerciales se habían modernizado, al igual que las casas de los aldeanos. Se notaba un gran ambiente pacífico entre todos los habitantes de la aldea, todos disfrutaban de la paz que se vivía actualmente, ya que no había ningún conflicto importante presente, aunque simplemente el hecho de que el Sannin Orochimaru estuviera vivo siempre era motivo de temer. Naruto sabía que esa paz era algo totalmente momentáneo, ya que pronto Akatsuki comenzaría a moverse y el mundo volvería a sucumbirse en la oscuridad de la guerra...
De repente, al sentir ese aroma reconocible desde kilómetros para el joven rubio, no pudo evitar detenerse para observar con detenimiento el lugar que se encontraba justo enfrente de él. "Ichiraku's Ramen". El lugar, al contrario de todo lo que había visto anteriormente en la aldea no había cambiado para nada, estaba totalmente igual que como lo recordaba hace tres años atrás. La tentación pudo con el jinchuuriki y termino entrando al lugar, para deleitarse con su comida favorita, la cual no había podido probar por tres largos años. Al entrar saludo al viejo Teuchi y a su hija Ayame, encargados de cocinar en el lugar, quienes al notar el regreso de su cliente favorito no pudieron evitar contener su alegría.

- ¡Naruto! ¡Mi cliente favorito ha vuelto! – Exclamó el viejo, con una gran sonrisa - ¡Vaya que has crecido! ¡Espero que estos años no hayan cambiado tu amor por el Ramen!
- ¡Claro que no viejo, eso tenlo por seguro! – Respondió el rubio.
- Te hemos echado de menos Naruto-kun – Susurró Ayame, algo sonrojada al notar los cambios físicos del joven Uzumaki.
- Yo también los he extrañado... ¡Viejo prepárame ese Ramen que solo tú sabes hacer! ¡Pienso reventarme en este mismo momento! – Exclamó, con una gran sonrisa.
- ¡Claro Naruto! ¡Esta tanda es cortesía de la casa! – Gritó, mientras comenzaba a preparar el Ramen.
- ¡Eres el mejor viejo!

Así, después de terminar con más de diez tazones de Ramen, el joven pelirrubio saludo a Teuchi y a Ayame, para luego dirigirse nuevamente a la Torre Hokage.
Después de unos minutos, ya se encontraba frente a la Oficina de la Hokage donde llamó a la puerta y luego de obtener permiso de parte de la Godaime, ingresó a su despacho.


- Naruto... ¿Ya terminaste con los libros? – Preguntó la Hokage al observar al joven, ya que creía que le iba a llevar un poco más de tiempo.
- Si oba-chan, fue la noche más larga de mi vida... - Contestó con pereza, mostrando sus ojeras y haciendo reír a la rubia.
- No te quejes Naruto, no eran tantos libros... Bien, ya que estas aquí yo creo que es momento de entregarte algo... - Susurró, mientras buscaba algo en las cajoneras de su despacho – Aquí esta...
- ¿Qué es? – Preguntó el rubio, con gran intriga.
- Como sabes, los Jounin de la aldea deben llevar un uniforme característico... Y como tú has conseguido ese rango en el día de ayer, me pareció oportuno entregarte esto, es el uniforme de Jounin de tu padre Naruto – Respondió, entregando las ropas al joven Uzumaki, quien las recibió con gusto y nostalgia – Puedes guardarlas o usarlas, te pertenecen a ti mocoso...
- El color azul no es mi estilo, pero me puedo acostumbrar... - Susurró con una sonrisa – Muchas gracias oba-chan, y claro que lo usaré, haré que este orgulloso de mi, sea donde sea que este. – Comentó con determinación.
- Habiéndolo conocido, te puedo asegurar que ya lo está Naruto, te has convertido en el tipo de shinobi que tu padre soñaba... - Musitó, mientras observaba al rubio – Bueno, ahora vayamos al laboratorio de la Torre, allí empezaremos con la segunda parte de nuestro entrenamiento. – Informó la Godaime, comenzando a salir de la oficina, siendo seguido de cerca por Naruto.
- Pero oba-chan... ¿Quién se encargará de todo aquí? – Preguntó, algo incrédulo.
- Tu estate tranquilo... ¡SHIZUNE! ¡VEN AQUÍ AHORA! – Exclamó la Hokage, asomando su rostro por el pasillo, llamando a su asistente quien se hizo presente en el momento, algo agitada.
- ¡Hai Tsunade-sama! – Exclamó la pelinegra, con algo de miedo al ver el rostro de la Hokage.
- ¡Encárgate de todo el papeleo, debo salir! – Ordenó la Sannin, provocando un bufido en su asistente quien se veía que ya estaba acostumbrada a este tipo de situaciones.

Así fue que Hokage y Jinchuuriki partieron hacia el laboratorio que se encontraba en los subsuelos de la Torre Hokage. Una vez allí, el rubio se sorprendió ya que por más de que hubiera visitado la torre mil veces para molestar al Sandaime y luego otras mil mas tras convertirse en shinobi, nunca se había percatado de este lugar del edificio. Pudo observar cómo tanto las paredes como el suelo eran de color blanco, en un extremo se encontraban almacenados varios cuerpos humanos en una cámara donde eran mantenidos a temperaturas bajo cero, para congelar los cadáveres y así reducir el proceso de descomposición, ya que eran materia de investigación e incluso algunos debían ser sometidos a la autopsia. También había diversos instrumentos de cirugía e investigación científica. En el centro de la sala había una gran mesa de acero donde pudo deducir que en ese lugar se realizaban las autopsias. Cuando se acerco a la cámara donde se hallaban los cadáveres, un golpe dentro de ella lo asusto a más no poder...

- ¡Ahhh! ¡Oba-chan! ¡Aquí hay zombies! – Exclamó el rubio con un gran miedo, escondido detrás de la Hokage, quien lo miraba con resignación.
- No son zombies baka. Las personas luego de morir mantienen en funcionamiento algunos impulsos nerviosos en el cuerpo que suelen durar algunas horas o incluso días tras su defunción. Es por eso que algunos cadáveres mueven alguna de sus extremidades e incluso a veces se levantan en medio de las autopsias – Comentó, aguantándose la risa al ver la cara pálida del joven Jinchuuriki – Bueno Naruto, ahora basta de juegos, llego el momento en que aprendas a usar el Iryō Ninjutsu (NA// Ninjutsu Médico). Debido a que no tenemos mucho tiempo, y ya que tu idea no es ser un ninja médico en un futuro, me limitaré a enseñarte lo básico, lo que te será de utilidad a la hora de pelear y recuperarte. – Susurró, mientras se acercaba a una de las jaulas que había en la habitación, donde se encontraban varios hamsters, que eran los que los shinobis utilizaban para sus pruebas. Al observar detenidamente, pudo notar que uno de ellos se encontraba lastimado en dos de sus pequeñas patas, por lo que no podía moverse. Abrió la pequeña jaula y tomó al pequeño hámster entre sus manos, para llevarlo al centro de la mesa de acero, donde este se quedo totalmente quieto, ya que estaba muy bien entrenado para soportar distintas pruebas. – Como ves, este pequeño hámster se encuentra lastimado en sus dos patas, lo que le impide caminar naturalmente. Lo podremos curar si utilizamos el Shosen Jutsu (Palma Mística), este Jutsu consiste en acumular el chakra en las manos y transmitirlo por una herida o en la zona lesionada que queremos curar, esto acelera el proceso de cicatrización del organismo, logrando cerrar hemorragias externas o internas y también músculos, tendones y huesos. La concentración y el moldeo de chakra en las manos están en función de la gravedad de la lesión. Esto requiere un gran control de chakra, ya que si envías una cantidad excesiva de chakra al cuerpo del paciente puedes dejarlo inconsciente y ocasionarle más daño del que sufre – Explicó la Hokage, observando atentamente al Uzumaki, quien la escuchaba muy concentrado.
- Creo que voy entendiendo... - Susurró el rubio, mirando fijamente al pequeño hámster.
- Para que esto funcione, más allá de las cuestiones técnicas, debes querer sinceramente curar al paciente, si lo haces sin ningún sentimiento tu chakra no responderá y no será curativo. Esta es una técnica que sale del corazón de cada usuario, al usuario debe preocuparle realmente las personas, sino simplemente el Jutsu no funciona. Te darás cuenta fácilmente cuando lo domines, ya que tu chakra exteriorizado se convertirá en color verde una vez que comiences a curar la herida. Para que lo entiendas mejor, yo curaré una de las patas de este hámster, tú te encargarás de la restante – Indicó la Godaime, para luego poner sus dos manos sobre la pequeña pata izquierda del hámster y comenzar con el proceso, donde rápidamente sus manos se cubrieron por un aura verde y en cuestión de segundos Naruto pudo notar como la pierna del hámster que había curado Tsunade ya no tenía ninguna falencia.
- Vaya, eso ha sido rápido... - Susurró el Uzumaki.
- Ahora es tu turno Naruto, no te frustres si no lo logras en los primeros intentos, es algo que suele llevar su tiempo. – Comentó la Hokage, tras dejarle su lugar al rubio, quien repitió el mismo proceso que la Sannin.
- Hey amiguito, no te preocupes, ya verás cómo te curaré para que puedas volver a jugar con tus amigos – Susurró con una sonrisa, observando fijo al hámster quien le devolvía la mirada atentamente – Sin duda no me gusta ver sufrir a nadie, a ningún ser vivo, al ver ese sufrimiento me recuerda un poco a mi infancia. Siempre que veía a alguien lastimando a Sakura-chan me sentía un inútil. La única manera de protegerla que se me ocurría era recibiendo los golpes por ella... Quiero poder hacer algo más que eso para ayudar a mis amigos, para proteger a las personas que quiero y creo que este Jutsu es la clave... Debo dominarlo. – Pensó para sí mismo, mientras concentraba su chakra en las palmas de sus manos centrándose totalmente en la lesión del pequeño hámster, cuando sus manos, para sorpresa de la Hokage, se cubrieron por un chakra color verde muy intenso. Curando por completo al pequeño animal, quien se veía mejor que nunca y se refregaba en las manos del rubio, como muestra de agradecimiento y provocando la alegría del jinchuuriki.
- In... Increíble... Lo ha dominado a la primera y sin ningún esfuerzo... ¿Será esa determinación innata en el que lo ayudo a lograrlo? – Tsunade no podía dejar de mostrarse incrédula, ese rubio era la segunda vez que lo impresionaba de esa forma. Primero logrando dominar una de las técnicas más poderosas del Yondaime Hokage en solo una semana hace tres años atrás, y ahora dominando el Shosen no Jutsu en apenas un par de horas, en apenas un intento. Nadie había sido capaz de ello, ni siquiera su mejor alumna Shizune, ni siquiera ella misma.
- ¿Qué te pareció oba-chan? – Preguntó el jinchuuriki con una gran sonrisa, acariciando al pequeño hámster que había logrado subir hasta sus cabellos demostrando la fortaleza de sus pequeñas piernas, parecía que el chico le caía muy bien.
- Fue impresionante mocoso, lo has logrado dominar a la primera. Por más de que esa herida era muy pequeña, poder dominar el Shosen no Jutsu a tu primer intento es algo de lo que podrías alardear. Será el momento de subir un poco el nivel. – Comentó la Hokage, con un gran orgullo en su mirada, al parecer perdería una nueva apuesta...

Luego de varias horas en el laboratorio, el Uzumaki superaba cada prueba que le ponía en frente la Hokage, desde curar a peces a punto de morir, hasta curar animales más grandes como perros y gatos. Finalmente, cuando el sol comenzó a caer la Hokage decidió que era suficiente por hoy, ya mañana le enseñaría como preparar algunos antídotos y venenos básicos, sin duda el nivel de Naruto la había sorprendido. Su habilidad con el ninjutsu médico no era excepcional, pero solo había pasado unas horas desde que lo había aprendido y ya había podido curar a animales de gran tamaño. Creía que era una lástima que el Uzumaki no se dedicará a ser ninja médico ni estuviera interesado en ello. Lo entendía. Los objetivos de Naruto eran muy distintos a los de un ninja médico con oficio. Sabía que tenía un gran potencial, pero eso no quitaba que el rubio era un guerrero. Si su potencial en el ninjutsu médico era grande, su potencial con las habilidades de batalla era aún mucho más enorme y comprendía que dedicarse de lleno al ninjutsu médico le obstaculizaría en el alcance de sus objetivos. Por eso solo se dedico a explicarle lo que le pudiera ser de utilidad, teniendo en cuenta a los enemigos que posiblemente enfrentaría, teniendo en cuenta a Orochimaru y a Akatsuki.
Por el lado del rubio, una vez ya fuera de la Torre Hokage decidió caminar un poco por la aldea. Observó como el ambiente nocturno de Konohagakure comenzaba a despertar. Todos sus comercios prendían sus luces, invitando a consumir sus productos y comidas, había mucha gente. Varios se quedaban observándolo, pero no de la forma en que lo hacían cuando era niño, sino una más indiferente, ya no lo veían con odio, incluso varios se alegraban por volver a verlo en la aldea y muchas aldeanas y kunoichis lo observaban con una mirada más lasciva. En los tres años que había pasado con su maestro ya se había acostumbrado a esas miradas pero eso no quitaba que en cierta forma lo pongan incomodo, no por algo que sintiera, sino por el hecho de que no le provocaba absolutamente nada. La única mujer por la cual él tenía interés en ese momento estaba muy lejos de la aldea, y eso ciertamente lo entristecía. Por más que por fuera hiciera parecer que todo estaba bien, sabía que por dentro era todo lo contrario. La extrañaba, la extrañaba por los mil demonios, extrañaba el simple hecho de observarla, de hacerla reír con alguna estupidez... Extrañaba sus regaños y si, debía admitirlo, también extrañaba un poco sus golpes. Soltó una pequeña carcajada al recordar esos momentos, donde a pesar de no ser correspondido, el solo hecho de tenerla a ella a su lado lo hacía sentir completo. Siguió caminando inmerso en sus pensamientos, hasta que de repente un perro de gran tamaño lo ataco por la espalda, tirándolo de cara el piso y empezando a lamerlo en el rostro.

- ¡Ahh! ¡Quítenmelo! – Se quejaba el rubio intentando esquivar la lengua del canino quien lo lamia por todo su rostro y no paraba de mover su cola en señal de felicidad.
- ¡Guaaau! ¡Guaaau! – Ladraba el perro, con ganas de jugar con el jinchuuriki, quien aun no se podía reincorporar.
- ¡Akamaru! ¿¡Qué haces!? ¡Deja ya a esa persona! Espera... Na... ¿Naruto? – Preguntó incrédulo el joven de pelo castaño con marcas rojas en su rostro al observar con detenimiento a la victima de su canino amigo.
- ¡Kiba! ¡Deberías controlar a Akamaru! ¡Se ha convertido en un perro gigante! – Exclamó Naruto con los ojos como platos al notar los cambios del perro de su compañero.
- ¿Pero qué dices? Si no ha crecido nada... - Contestó el Inuzuka, observando a Akamaru.
- ¿¡Queeeeeé!? ¡Si antes lo llevabas encima de tu cabeza! – Gritó el Uzumaki incrédulo al escuchar la respuesta del chico perro.
- Veo que no has cambiado en nada Naruto, no te has dado cuenta que yo también estoy aquí. – Comentó un joven de voz lúgubre, tapado por un abrigo y unos oscuros lentes de color negro, que se veía completamente serio.
- Eh... Como te llamabas... Ah sí ya lo recordé... ¡Shino! – Exclamó, provocando la molestia del joven del clan Aburame, ya que nadie le prestaba atención.
- Na...ru...to-kun me alegra que regresaras... - Susurró tímidamente una chica ojiperla, muy sonrojada mientras observaba al jinchuuriki.
- A mí también me alegra volver a verlos chicos... - Contestó el Uzumaki con una gran sonrisa, al observar a los miembros del viejo equipo número ocho - ¿Qué están haciendo por aquí? – Preguntó el rubio.
- Bueno, hemos quedado con todos los chicos para cenar en una barbacoa... ¿Vienes? Todos se alegrarán, te hemos echado de menos Naruto... - Propuso el Inuzuka con una gran sonrisa al ver nuevamente a su viejo amigo.
- Claro, suena divertido. Además ya quiero ver que cambiados están todos... - Susurró con algo de nostalgia.
- Créeme, no han cambiado en nada – Contestó el chico perro, mientras reía pensando en sus amigos.

Así el equipo 8 junto al rubio se dirigió a la famosa barbacoa "Barba Q", ubicado en pleno centro de la aldea. Una vez que entraron al lugar pudieron ver que estaba muy concurrido, ya no había mesas libres, pero al observar en el fondo del restaurant identificaron a todos sus compañeros en una gran mesa. Naruto los observó desde lejos y pudo comprobar que lo que decía su amigo del clan Inuzuka era cierto, todos seguían iguales. Chouji seguía comiendo como ninguno y se notaba que no se le había pasado por la mente comenzar con su dieta, aunque se veía en mejores condiciones de cómo lo recordaba cuando eran niños. En cambio Lee seguía igual de raro, conservaba la misma vestimenta con la diferencia de que ahora también llevaba el chaleco de Chounin, mientras que Neji seguía igual de serio que siempre. Por el lado de las chicas, pudo notar cómo se habían desarrollado, no era ninguna novedad el decir que Ino Yamanaka era posiblemente una de las Gennin más bellas hace tres años, y debía admitir que eso tampoco había cambiado. En tanto Tenten... Bueno Tenten a su vista seguía igual que siempre, aunque realmente nunca mantuvo mucho trato con ella ni le había prestado suficiente atención. Lo que más le llamó la atención fue al observar como Shikamaru, que se notaba que seguía siendo un flojo, tenía tomada de la mano a una joven de pelo castaño claro como la arena, quien luego de pensar un poco notó que era ni más ni menos que la hermana mayor de Gaara.

- ¡Hola chicos! ¡Miren quien se nos une a la fiesta! – Exclamó el Inuzuka feliz, tomando por los hombros al pelirrubio, sorprendiendo a todos los miembros de su generación.
- ¡Naruto! ¡Has vuelto! – Exclamaron todos los presentes con alegría, saludando al joven jinchuuriki, que respondía gustoso a todos los saludos.
- Si chicos, he vuelto hace dos días, perdón pero no he tenido tiempo de saludarlos antes – Se disculpó el Uzumaki, sonriendo mientras se tomaba la nuca y buscaba un asiento, quedando al lado de Kiba y enfrente de Shikamaru.
- Veo que no pierdes el tiempo Naruto, solo hace dos días que regresaste a la aldea y ya te han ascendido a Jounin, realmente eres problemático, te felicito amigo – Comentó el joven Nara, sonriendo y percatándose del uniforme que llevaba el rubio desde que había finalizado el entrenamiento con la Hokage.
- ¿¡Queeeeeé!? ¡Ya te han ascendido a Jounin! ¡Fui el primero que te vio y no me di cuenta de tu uniforme, que idiota! – Exclamó el Inuzuka, golpeándose el rostro.
- Bueno, si, fui ascendido en el día de ayer. La vieja quiso comprobar el resultado de mi entrenamiento con Jiraiya-sensei y me puso como prueba enfrentarme a Kakashi-sensei – Comentó el Uzumaki, sorprendiendo a todos sus compañeros.
- ¿Venciste a Kakashi-sensei? – Preguntó la joven Yamanaka, incrédula ante los dichos de Naruto.
- Sí, bueno aunque fue difícil, después de todo pude vencerlo – Contestó el rubio, con humildad y algo avergonzado por la atenta mirada de todos.
- ¡La llama de la juventud de Naruto-kun brilla más que la de todos nosotros juntos! – Exclamó Lee, provocando la carcajada de todos.
- Vaya... Entrenar con un Sannin debe ser increíble, seguro te has vuelto increíblemente fuerte Naruto... - Susurró el Akimichi, mientras no dejaba de comer su porción de carne.
- No pude darme el lujo de tomarme estos tres años a la ligera Chouji... Tuve que entrenar día a día, hasta desfallecer... Entrenar con Jiraiya-sensei es duro, pero me motivaba con el simple hecho de... - Musitó, mientras cerraba los puños y comenzaba a sentirse nostálgico, ya que en ese momento recordaba que era el único miembro del equipo siete que se encontraba en esa mesa.
- Lo entiendo Naruto, yo en tu lugar hubiera hecho lo mismo... Lograrás traerlos de vuelta, tienes todo nuestra confianza y todo nuestro apoyo, eso tenlo por seguro. – Comentó el Hyuuga tranquilamente, comprendiendo y sorprendiendo al Jinchuuriki, ya que lo recordaba cómo alguien más frio.
- Gracias Neji, eso espero... Es lo único que deseo... - Contestó, mientras era observado atentamente por Ino, que compartía su sentimiento de nostalgia ya que echaba mucho de menos a su mejor amiga, y por Hinata, quién para sorpresa de muchos al ver la actitud del rubio, cambio su rostro, mostrándose algo indignada.

Luego de ese momento nostálgico, la noche siguió muy divertida para todos. Ninguno paró de contarle anécdotas sobre los tres años que estuvo ausente al rubio, pasando desde los encuentros in fraganti a Tsunade en su oficina durmiendo o incluso pasada de copas hasta los nuevos métodos de entrenamiento exóticos y súper raros de Gai-sensei y Lee. También le contaron a Naruto que todos habían subido de rango. Tanto Neji y Shikamaru se habían convertido en Jounin al igual que el rubio, mientras que los demás ostentaban el cargo de Chunnin. Después de unas horas Naruto se atrevió a hacerle la pregunta que se venía guardando a Shikamaru desde el momento en que lo vio al entrar al lugar. Le preguntó desde hace cuanto estaba saliendo con Temari, quienes se sonrojaron al escuchar la pregunta y contestaron que desde los exámenes Chunnin del año anterior, donde fueron los encargados de organizar todo, al igual que el de este año. A partir de allí comenzaron a salir. Luego Temari le contó que había ocurrido con sus hermanos, el rubio se sorprendió al escuchar que Kankurou se había convertido en un Jounin de alto nivel, ostentando incluso un cargo en el consejo de la aldea, pero lo que más lo sorprendió fue el escuchar que Gaara, el chico que era un jinchuuriki al igual que él, se había convertido en el Kazekage de Sunagakure. Eso lo alegro muchísimo, ya que él sabía mejor que nadie como había sufrido el jinchuuriki de la aldea de la arena y el hecho de que ahora haya sido aceptado por todos los habitantes de Sunagakure sin duda lo motivaba a querer cumplir el mismo camino que su amigo, claro que antes debía resolver varias cuentas pendientes como rescatar a sus compañeros, que era su objetivo principal, como eliminar a Akatsuki y a Orochimaru.
Luego de varias horas, cuando ya el amanecer estaba llegando nuevamente a Konohagakure, todos comenzaron a irse a sus respectivos hogares, excepto el rubio ya que al salir del lugar la joven Hyuuga le había pedido si podían hablar a solas por unos minutos.

Continuara...

Fanfic NS: Naruto: Una Segunda Oportunidad [+16][Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora