𝖨𝖭𝖥𝖨𝖭𝖨𝖳𝖸 | 𝘔𝘪𝘬𝘦𝘺 𝘏𝘢𝘳𝘦𝘮

CHAPTER 1

Un albino de 30 años se encontraba en un lúgubre cementerio frente cuatro blancas lápidas, las cuales eran las de sus hermanos y abuelo, el cual desde hace un par de meses partió de ese mundo, dejándolo completamente solo.

"Shin-nii, Emma-chan, Iza-nii, Abuelo, los extraño tanto". Sollozó el peliblanco en silencio.

A pesar de que han pasado 15 años desde que sus hermanos murieron, aún duele como el primer día y sabe que va a seguir doliendo hasta el día en el que esta vez, sea él el que esté enterrado junto a ellos. Ya lleva 3 años desde que dejó atrás la oscuridad que lo consumía, tanto a su corazón, cuerpo y alma. Gracias a sus amigos, los cuales no se rindieron con él, es que pudo salir adelante y mejorar su vida.

Ese día, cuando se iba a suicidar tirándose de un edificio, Takemichi junto a los demás —Draken, Chifuyu, Mitsuya, Hakkai y los anteriores miembros de la pandilla de la cual era líder en su adolescencia, la Toman— lo detuvieron. Rogándole que no lo hiciera, que no los dejara y que querían que volviera a ser el Mikey de antes. Ese Mikey que era mimado y que siempre sonreía a pesar que por dentro estaba muerto —aunque esta vez, ellos iban a dar todo de si mismos para que eso último no ocurriera.

Recuerda exactamente el momento en el cual se hecho a llorar mientras era abrazado por sus amigos —los cuales ahora que recuerda, también estaban llorando. Luego de eso, hablo con sus ejecutivos de Bonten y luego de una extensa y tensa reunión, les informo que había decidido entregarse a la policía. Aunque, no fue el único que lo hizo. Los demás no lo iban a dejar solo, así que de igual manera se entregaron junto a él.

La policía al ver que coperaron, solo les dieron 3 años de cárcel. Cosa que le sorprendió ya que luego de todo los crímenes que hizo, mínimo pensó que le darían unos 40 años o cadena perpetua. Algo le dice que Naoto, el hermano menor de Hinata, tuvo algo que ver. Aunque se lo agradecía si es que fuera así. Gracias a ello, pudo salir antes y poder recuperar el tiempo perdido con sus amigos.

Una llamada lo saca de sus pensamientos.

Llamada entrante
Ken-chin 🥚

Sin pensarlo dos veces, contestó.

"¿Diga?"

"Oe, Mikey". La grave e hipnotizante voz de su mejor amigo, Draken, se escucho del otro lado de la línea telefónica, haciéndolo sonreír al instante.

"¿Qué pasa, Ken-chin?" Preguntó mientras se secaba las lágrimas que ya se habían detenido hace algunos minutos.

"¿Tienes tiempo para venir a mi departamento?". Podía oír el tono dudoso que desprendía su voz al preguntar.

"¿A tu departamento? Si, si lo tengo". Respondió aún sonriendo. "¿Me necesitas ahora mismo allí?"

"Si, enano. Te tengo una sorpresa."

Eso lo confunde.

"¿Una sorpresa? Que recuerde, no es mi cumpleaños."

"Claro que no lo es. Sólo ven". ordenó.

"Ahora mismo voy, solo deja pasar a mi casa a cambiarme ropa ya que estoy con mis hermanos y el abuelo."

"Entiendo, te espero enano." Hizo un puchero al oír el apodo del mayor.

"Adiós, Ken-chin. Nos vemos."

Cortó la llamada y se coloco de pie para luego alejarse del lugar, no sin antes despedirse de su familia. Se sube a su moto y parte rumbo a su casa, en la cual vivía junto a los Haitani, Sanzu y Kokonoi.