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Ella es un ángel creando el caos, él es un demonio admirando la paz

"¿Cómo es que te muerde una serpiente y en vez de parar el veneno y salvar tu vida, te quedas aquí a preguntar porque te mordió, porque te quedas a querer explicaciones?"

"¿Cómo es que te muerde una serpiente y en vez de parar el veneno y salvar tu vida, te quedas aquí a preguntar porque te mordió, porque te quedas a querer explicaciones?"

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Pero, en medio de este desorden y tranquilidad invertidos, algo curioso estaba pasando. La pregunta no era solo tratar de entender la lógica en medio del caos, sino un intento desesperado de entender un mundo donde los roles ya no eran lo que solían ser.

El ángel, con sus alas un poco desordenadas, miraba al demonio con una mezcla de curiosidad y temor. "¿Por qué tú, siendo tan oscuro, encuentras paz en lugares donde debería haber angustia?" preguntó, con su voz temblando como hojas en el viento.

El demonio, con un suspiro profundo y una chispa de tristeza en sus ojos, respondió: "Porque todos buscamos lo que no tenemos. Yo, nacido del caos, anhelo la calma que nunca tuve. Y tú, nacida en la serenidad, buscas el desorden para sentirte viva."

Mientras hablaban, el aire se volvió denso con sus palabras. No era solo una conversación, sino un descubrimiento mutuo de sus propias almas reflejadas en el otro. El ángel se acercó más, sus alas apenas rozando la oscuridad que rodeaba al demonio.

"Tal vez," dijo el ángel, "no se trata solo de salvarnos del veneno, sino de entender por qué nos afecta tanto. Quizás, al buscar explicaciones, encontramos quiénes somos realmente y quiénes podríamos ser."

El demonio asintió, viendo en los ojos del ángel un reflejo de sus propias dudas y esperanzas. "Y tal vez," añadió, "en ese entendimiento, encontramos una nueva forma de sanar. No solo deteniendo el veneno, sino convirtiéndolo en algo que nos haga más fuertes."

Así, entre la luz y la sombra, el ángel y el demonio encontraron una tregua en su conflicto interno. Juntos, empezaron a explorar un camino donde el caos y la paz podían coexistir, aprendiendo a aceptar sus propias contradicciones y a encontrar equilibrio en su dualidad.

Y mientras caminaban lado a lado, se dieron cuenta de que la respuesta no estaba en evitar las mordeduras de serpiente, sino en aprender a vivir con ellas, a sanar las heridas y a crecer más fuertes con cada experiencia.




06/06/24

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⏰ Última actualización: Jun 07 ⏰

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