p*rno › hyunin

ojitos de cachorrito !

Universidad de Seúl; 7:30 am

Jeongin mordió su lengua nervioso, ¡iba a llegar media hora tarde, maldición! Su profesora ridícula lo mataría, lo ahogaría, le daría veneno en el almuerzo, esa cascarrabias de Huening lo quemaría vivo, todos en la universidad tenían esa regla, no llegues tarde a la clase de Huening.

¿La razón? Esa ridículamente guapa profesora era la más estricta a la hora de poner castigos, si tenía suerte limpiaría los baños por todo un semestre, si es que Huening le tenía piedad.

— Maldición, no lograré llegar.

— ¿Te llevo? — Jeongin giró sus talones por aquél repentino tono de voz conocido, Hyunjin, guiñándole desde su motocicleta, ¿motocicleta? ¡Hyunjin tenía una motocicleta! Mierda, se veía jodidamente atractivo en esa motocicleta negra, ¡Jeongin reacciona, es tu oportunidad!

— ¿Sabes a dónde? — preguntó, luchando por esconder su sonrisa, dios, sacudió su cabello revuelto por el casco, ¿para qué haces eso imbécil, si de todas maneras te lo volverás a poner? Pensó, ¿para provocarlo? Porque si era así lo estaba logrando.

— Aunque no lo creas si se dónde está la universidad — aseguró, haciéndose el ofendido, llevando una mano a su pecho exageradamente, el rubio rió negando con su cabeza mientras el pelinegro le extendía el casco de emergencia y montándose detrás de Hyunjin.

— Bien, confío en ti entonces — la motocicleta comenzó a andar rápido, Jeongin se aferró a Hyunjin detrás de él rodeando su cintura con sus manos, hyung tramposo, si quería que lo abrazara le podría haber dicho, no había necesidad de acelerar, tenía que llegar en una solo pieza a la universidad.

Al final, Jeongin lo agradecía infinitamente, puesto que llegaron en cinco minutos y caminando nunca hubiera llegado, se bajó de la motocicleta inclinándose para dar las gracias.

— No hay de que nene, anda — se despidió con un vaivén de sus manos y listo para acelerar, Jeongin lo detuvo un momento.

— Hey — dijo, algo tímido por lo que planeaba hacer — Voy a ayudar a Bangchan hyung hoy en la tarde, así que...

— Estaré allí entonces — sonrió, dando un pequeño beso en la mejilla del omega y se fue, dejando plasmado a Jeongin en ese lugar.

Negó con su cabeza tocando su mejilla, justo donde Hwang había besado con tanta dulzura y sonrió, con esa maldita sonrisita de conejo, irónico, un alfa tan demandante con esa sonrisa tan tierna.

— ¿Qué demonios fue eso?

— ¡Ah, joder, Jeongyeon, casi me matas del susto! — su mejor amiga, Yoo Jeongyeon se echó a reír de forma histérica, ya enserio, ¿Qué hacía afuera si la pesada de Huening debería de estar dando la clase?

— Eres un suertudo, tu besuqueándote con ese papucho mientras que yo estoy aburridísima, la sexy Huening no vino hoy y tenemos tres horas libres.

— ¡No nos estábamos besuqueando!

— Aww, mírate, estas todo colorado — se burló, pellizcando la pálida mejilla de su amigo — vamos al patio, Nayeon está jugando póker con los de tercero, allí me cuentas más de tu príncipe motociclista.

— ¿Por qué siempre esa omega se mete en tantos problemas, no se supone que es tu amiga y debes protegerla? O mínimo no dejarla hacer estupideces.

— ¡Estaba muy aburrida! Además, están apostando un buen dinero, si gana vamos a comer a la cafetería, hoy sirven kimchi, no le puedes decir que no al kimchi.

A Jeongin se le hizo agua la boca de solo imaginar el delicioso kimchi de la cafetería, ¿Qué importa si Nayeon apostaba un poco de dinero? Esa chica era dura en las apuestas y en las cartas.