La leyenda de la que se va a relatar en esta página puede ser material sensible para algunos usuarios. Por favor, si no te gusta la violencia, no leas esto.
Ann era una joven de 24 años, que trabajaba en un hospital como enfermera. De hecho, ese hospital era de los más importantes en su ciudad, y no tenía amigos ya que su trabajo era su vida para ella.
Su jefe era el médico reconocido Sebastián, quién era muy frío y distante con todo el mundo. La gente creía que su comportamiento se debía a todas las crueldades que había visto y vivido como médico forense.
El joven de ojos azules, alto y de cabello peinado color rubio había roto muchos corazones, y Ann no fue la excepción ya que la admiración que sentía por el muchacho se volvió en un amor no correspondido.
Ella nunca confesó lo que sentía por él ya que siempre pensó que no se fijaría en ella. Pero a veces las apariencias engañan, y al poco tiempo Sebastián le declaró su amor e iniciaron una relación. Ann no podía ser más feliz. El médico era muy atento; le regalaba pequeños detalles y se mostraba muy cariñoso con ella. Una noche la invitó a su casa, y tras una romántica cena le propuso matrimonio.
Como no, Ann aceptó con una sonrisa en la cara.
- Te amo. Quiero estar contigo para siempre. - Le respondió el doctor.- Acompáñame, tengo otra sorpresa para ti. Está en el sótano.
Aunque Ann debía sentirse emocionada, un escalofrío recorrió su cuerpo. No debía dudar del hombre que amaba de todas formas, así que decidió ir con él a pesar de su instinto que le obligaba a marcharse.
El tono de voz del joven rubio había cambiado y la atmósfera era de un lugar frío. Abrió la puerta del sótano y un olor nauseabundo inundó el salón, con ello las fosas nasales de Ann. Pero eso no hizo que se detuviese, ni mucho menos. Bajaron las escaleras tomados de la mano, mientras Sebastián hablaba.
- Querida Ann, he dado con la respuesta... A partir de ahora, estaremos juntos para siempre. - Sus extrañas palabras hicieron que se asustara aún más. Intentó soltarse de la mano de su prometido de forma suave, como si no estuviese preocupada pero no le dejó. La aferró y apretó hasta llegar abajo de la sala.
Las luces se encendieron. No podía creer lo que estaba viendo, pero en una esquina de la habitación se veía la causa de aquel olor asqueroso; varios cadáveres desmembrados apilados uno encima de otro, en estado de descomposición. No se podía saber la cantidad de cuántos eran ya que todos les faltaban miembros y posiblemente a algún miembro le faltase el cuerpo entero.
Ann quedó petrificada. La brutal escena le hizo quedarse sin aliento y eso le hizo no poder articular ni una sola palabra. El doctor que estaba a su lado tenía una sonrisa de ilusión, como si esperara una respuesta.
El primero impulso de la joven fue darse la vuelta e intentar huir, pero el rubio la agarró y la golpeó en la cabeza dejándola aturdida en el suelo. En el proceso notó como el chico que iba a ser su marido la cargó en brazos y la ató a una camilla de metal bastante vieja al lado de la pila de cadáveres. Sintió de pronto como la presión de una aguja se clavaba en su brazo y fuese lo que fuese, la dejó mareada.
Su cabeza empezó a dar vueltas, había perdido la sensibilidad en todo el cuerpo. Desde su perspectiva pudo ver como el doctor sacaba un enorme cuchillo de un cajón al otro lado de la sala. Sus ojos se abrieron de par en par presa del pánico, pero ni tan solo pudo gritar para pedir ayuda.
Sebastián se acercó a ella y dejó la hoja afilada del cuchillo apoyada en su pecho.
- Tranquila, no sentirás dolor.
En un rápido movimiento alzó el cuchillo y lo hundió en el pecho de la chica directo a su corazón con todas sus fuerzas. Lo último que pudo ver antes de desmayarse fue un enorme charco de sangre brotando de su herida que la dejó totalmente empapada.Cuando la joven se despertó tardó un rato en recordar lo sucedido. Seguía sobre la camilla, pero ya no estaba atada. Había recuperado la sensibilidad del cuerpo, pero... ese mismo cuerpo ya no se le hacía familiar. Se puso en pie y se tambaleó. Una expresión de confusión se esbozó en su rostro. ¿Acaso ahora era más alta?
Se sobó la cara, pues creía que eran imaginaciones suyas, pero cuando pasó la mano se dió cuenta que en su ojo derecho ahora había un parche. Se miró las piernas, luego sus brazos... Trozos de piel que eran de distintos colores que no pertenecían a ella. Se dio la vuelta en busca de la pila de cadáveres pero ya no estaban ahí. Llegó a la conclusión de que ahora todos esos miembros y toda esa gente muerta ahora estaban en su ser.Escuchó un ruido. Era la puerta abriéndose. Supo que era él. Su cuerpo se tensó y su cara ardió en ira. Sebastián la observó mientras bajaba hasta ella con una cara de lunático.
- ¡Mi querida Ann! ¡Que hermosa te ves! ¡No puedo más que admirar mi mejor obra! Ahora, deberás hacer lo mismo conmigo, y nuestro amor será eterno. - Pero ella ya no era la misma. Sentía una extraña sensación de euforia; se sentía... poderosa.
De pronto estar con aquel hombre le resultó repulsivo, y pasó a sentir lástima por él. La mirada de locura se desvaneció del doctor cuando vio que su amada no reaccionaba. Intentó llamar su atención varias veces pero antes de que pudiese siquiera sacudirla entre sus brazos, Ann se abalanzó sobre él y con la renovada fuerza de su cuerpo lo asfixió.
Trató de resistirse pero sus esfuerzos fueron en vano. Ella era mucho más fuerte.
El doctor ya había muerto, y ella decidió pagarle con la misma moneda. Rebuscó entre las herramientas del sótano hasta encontrar una motosierra que usó para descuartizar el cadáver del que una vez era su amado. Por alguna razón eso le hizo feliz.
Salió del sótano y se dirigió a la cocina. Miró el reloj, y se dio cuenta de que estaba a punto de amanecer. Fue a ducharse para limpiarse la sangre, y después rebuscó en el armario del doctor. Se puso un uniforme negro. Cubrió sus cicatrices de los brazos con unos largos guantes del mismo color, y con un mechón de pelo se tapó el parche del ojo derecho.
- ¡Por fin! ¡Ya estoy lista para un nuevo día de trabajo!
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[LEYENDAS DE TERROR] No podrás dormir.
Horreur¿Te gustan las leyendas paranormales? Adelante, lee esto. Tal vez te ayude a estudiar mejor... De lo que no vas a poder dormir.