Capitulo 11

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Después de todo el alboroto del anuncio del heredero y que la princesa tuviera que aceptar, su nueva rutina empezaría de inmediato, la mañana comenzaba muy temprano, acompañada de las damas de compañía se alistaba para salir a una academia para un curso el cual la ayudaría a aprender lo necesario y así entrar a la nueva área seleccionada para estudiar.

Mientras salía escuchaba a los demás hablar, chismes, sobre todo de ella y su dudosa preparación para dirigir al reino también como solo se repetiría la mala administración de la familia, todo era de esa forma hasta que logro escuchar algo sobre el accidente que tuvo en la arena de duelo, aquel chico aún no había despertado, quiso detenerse a preguntar, sin embargo, rápidamente la jalaron y subieron a un carruaje que de inmediato avanzo.

La princesa contemplaba el amanecer en el horizonte, esa combinación de colores y luces le encantaba, el aire frió se sentía y un suave olor a pasto mojado inundaba el camino hacia la academia, Alinette no se veía con muchas ganas permanecía seria, pensativa, buscaba en su cabeza la forma de seguir practicando lo que le gustaba, aunque sea un espacio e imaginaba que no necesariamente tendría que convertirse en rey o gobernante o lo que fuera, por alguna razón no le gustaba el termino reina.

Al llegar a la academia un desfile de carruajes se observaba, de estos bajaban diversos jóvenes acompañados de caballeros con los respectivos logos de sus regiones, mujeres con vestidos impresionantes y hombres con los atuendos más elegantes. Todo le resultaba muy caótico, sin duda los padres de los jóvenes los acompañaban y claro tenían que lucir lo más extravagante que se pudiera, pensó la princesa. Al bajar la princesa no llamo la atención de nadie, solo iba ella sola, miro hacia el carruaje y se despidió haciendo un gesto con la mano del conductor, este solo inclino la cabeza y se marchó.

La princesa suspiro, miro hacia donde había más gente y supuso que esa era la entrada, como podo se abrió camino hacia la gente, en la entrada un guardia le pidió su nombre, al decirlo los que estaban a su alrededor la miraron fijamente sorprendidos, como odiaba ser el centro de atención, aquel guardia le permitió la entrada sin dudar.

Al entrar el ambiente era más tranquilo solo había jóvenes igual de perdidos que ella buscado su nombre en diferentes hojas que les indicarían el salón a dónde acudir, en un gran tablón de madera se encontraba la leyenda bienvenidos jóvenes dirigentes, y respectivamente las hojas con los nombres y salones.

La princesa se dirigió y busco el suyo no fue tan difícil al ser un apellido no tan común en el reino.

-Edificio A salón 2 - dijo en voz alta la princesa.

Volteo a ver a su derecha en donde un gran letrero indicaba el camino al edificio A, al seguir el camino observo que todos los salones tenían un pequeño letrero con el numero el cual seguía la numeración común, por lo tanto, no tardó mucho en llegar a su salón.

El salón estaba casi lleno por lo que le toco un asiento hasta el final del salón, nadie hablaba todo se encontraba en silencio, era típico de los primeros días de clases y conforme se fueran conociendo las pláticas poco a poco surgirían, minutos más tarde una profesora entro al salón.

Después de explicar las dinámicas de la clase y como se estudiaría tema por tema en el que se dividía el examen de admisión las clases prosiguieron tranquilas.

Su primera actividad tenía que ser la típica de levantarse decir su nombre, de qué provincia provenían y que cargo les esperaba heredar, con lo último Alinette se sintió incomoda, ¿que se supone que diría? que sería el rey de todos los que están aquí, rió un poco por su pensamiento definitivamente tendría que escoger mejores palabras. Poco a poco se fueron levantando mencionando sus nombres, regiones y puestos, no todos eran herederos a algún trono si no que heredaban puestos de ministros, consejeros y autoridades para sus lugares de origen, al llegar el turno de la princesa se sintió bastante incomoda.

-Me llamo Alinette Gasaeil, soy de la comarca central y el puesto que voy a heredar es el de... rey de libertalya- hubo un gran silencio en el salón, y todos la miraban sorprendidos.

Nadie sabía que aquel heredero estuviera allí, ni siquiera sabían cómo lucia, para ser alguien de tal importancia no se conocía mucho de la princesa esto debido a que su madre la protegió lo más que pudo del ojo público a ella y sus hermanas y no les permitía salir del castillo más que a sus clases básicas, en esas clases solían mentir sobre su puesto diciendo que eran solo gobernantes menores de alguna comarca, sin embargo, eso ya se había terminado.

La profesora le agradecía y le pidió volver a sentarse mientras la actividad continuaba, algunos alumnos a su lado aun la miraban sin poder creer que ella fuera de quien tanto hablaban.

El resto de las clases fue tranquilo solo repasaron conceptos básicos y algunos ejercicios, al terminar la princesa se levantó rápidamente se su asiento y salió a la puerta donde nuevamente había un desastre de padres, caballeros y demás gente esperando a la salida. Salió como pudo y busco aquel carruaje con el escudo del reino en ese azul rey característico, el cual, no tardó mucho en encontrar, rápidamente se subió y comenzó el camino de regreso, las miradas y caras de todos la abrumaron bastante, aun sentía ese dolor de estómago y sentía que en cualquier momento vomitaría lo poco que había comido.

Al llegar al palacio la esperaba Mephisto que de la misma forma que con las clases normales comenzaría el entrenamiento mágico, ambos solo se observaron sin decir una palabra, al poco tiempo el mago dio la vuelta y la princesa lo comenzó a seguir.

Llegaron a la biblioteca, un lugar sumamente tranquilo, Mephisto subió a aquel balcón que se tenía al interior, seguido de la princesa, al llegar Alinette noto que no había ninguna banca ni ninguna de las lámparas de antes.

-Mande a adaptar este lugar para nuestras prácticas, este lugar es muy tranquilo y está alejado de los demás, al parecer casi nadie viene aquí- menciono en un tono serio el mago.

Mientras el mago explicaba la dinámica que llevarían a cabo para sus lecciones la princesa comenzó a sentir cosquillas en una pierna, primero solo se rasco, pero después sintió que algo le caminaba por la pierna, al bajar la vista observo enredaderas trepar por sus piernas. Ella llamo a Mephisto por su nombre, sin embargo, este le regaño por interrumpirlo, aquel mago miraba hacia delante mientras la princesa a sus espaldas entraba cada vez más en pánico. Las enredaderas cubrieron todo su cuerpo y comenzaron a levantarla.

- Mephisto!!- la princesa grito mientras rápidamente las enredaderas se la llevaban.

La princesa bajo por una de las ventanas de la biblioteca y llego al patio de atrás donde las enredaderas la sostuvieron de cabeza ante una figura conocida para ella.

- Hallo Prinzessin (hola princesa)- dijo aquella mujer con una gran sonrisa.

- ¿Eres la sacerdotisa verdad?

Ambas se miraron y rieron, la princesa colgada de cabeza sostenida por las enredaderas y aquella mujer observándola con una mirada tierna. 

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