Asesinos

3 0 0
                                    

- ¡Ya vienen, son muy rápidos, no podremos escapar!

Le dijo a su amigo quien estaba atrás.

- ¡Nuestra mejor esperanza es que no nos vean!

Y así fue, ellos quedaron de pie, mientras múltiples cadáveres de quienes eran sus amigos yacían algunos en el suelo y otro eran llevados, ya que sus cuerpos eran muy preciados.

- ¡No te preocupes, ya nos iremos de aquí, igual no volverán, o no nos vieron, o no les importamos!

Le dijo a su amigo, aunque sabia, que no podían competir en velocidad con aquellos asesinos implacables.

Pensó para sí mismo, como la naturaleza pudo crear a tan aberrante ser, y dotarlo de habilidades tan sanguinarias como crueles, vivíamos en paz sin lastimar a nadie, ¿cuando es que llegaron?

Ni siquiera nos miran con piedad, su crueldad es horrorosa, ni las más bellas se salvan, les arrancan su belleza y las dejan marchitar como cualquier cosa. Nuestras hijas son solo adornos para ellos, no sabes cuantas de ellas son sacrificadas solo por ser tratadas como ornamento.

Ni nuestros hijos se salvan, ellos los consideran un manjar, los separan de sus madres y aquellos que no cumplen las expectativas son arrojados a una muerte segura. Nuestro hijos son alimento para ellos, y ni siquiera cuando su apetito es saciado nos dejan en paz.

Su crueldad no tiene límites.

Por suerte tenemos guerreros, pero ellos han aprendido a sortearlos. Aprenden muy rápido y son muy veloces. Imposible movernos a su velocidad.

Utilizan nuestros cadáveres para hacer sus herramientas, ni siquiera nos respetan en eso.

Ni siquiera nuestro imponente tamaño los intimida, cercenan nuestros pies para no poder dar lucha. Cuantos guerreros cayeron en batalla.

Y mientras meditaba, ellos volvieron y fueron tras su amigo. No habían conseguido huir mucho, prácticamente nada, la velocidad de estos asesinos era demasiada. Sabía que pronto llegaría su turno, ni bien pestañeó, los vio a sus pies, quiso aplastarlos, pero ellos fueron más rápidos, él cayo pesadamente, pero estuvo feliz de al menos en su muerte conseguir hacerles un poco de daño... se sintió morir como un héroe...

La camioneta gris roída y oxidada, no había conseguido soportar el peso de aquel viejo árbol y había terminando cediendo, ahora no podría volver a funcionar.

Lisuras y groserías soltaban dos tipos a unos metros de la camioneta culpándose mutuamente de haber querido llevarse aquel viejo árbol y ahora no podía movilizarse, aquel viejo árbol, aunque sea poco, había conseguido dañar a tan crueles asesinos.

AsesinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora