Epílogo.

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Charlotte.

Lo mire directamente a sus ojos color gris, el mismo de una tormenta. Desde que había discutido con él mi primer día de clases en la universidad sabia que sería mi tormenta personal y sus ojos; sus ojos solo serian el comienzo.

–Te dije que no te acercaras a él. Fuiste y te metiste con él. Tú eres mía, Charlotte. Desde el primer día lo fuiste, y todavía accedí a compartirte con el Italiano. Pero no con él.– Podía ver la molestia en sus ojos.

–No me metí con él. ¡Necesitaba respuestas! ¡Las cuales ninguno de los dos me da!.– Grité con lagrimas en mis ojos.

–¡Estabas con él y tu vestido estaba roto!.– Suspiré.

–¡Él intento abusar de mí! ¡Dexter entró y lo mató antes de que fuera mas lejos! ¡No fui sola, Dex me acompaño! Felice?.– Golpee la mesa.                                                                                                  (¿Feliz?).

Su cara se transformó. Ese semblante molesto cambio a preocupación pura. Intento acercarse pero me alejé. No podía tenerlo tan cerca.

–¿Por eso no me dejas tocarte? Lotto...– Solloce, cubrí mi boca ahogando el ruido de este.

–Iré a dormir...– Él se acerco de nuevo. –Se que desde el primer día decidiste que era tuya y te lo dije la primera vez que nos acostamos, lo acepte, luego tú aceptaste que se uniera Jake y me gustaba lo que estábamos empezando a tener los tres. Me gustaba lo que yo significaba para ustedes. Hasta que me convertí en un flanco rojo para sus enemigos. Demian ya me cansé de tener miedo.– Él quito las lágrimas de mis mejillas. Beso mi frente y me abrazó.

–Mataré a quien sea que se atreva a sí quiera amenazarte. Te lo juro.– Por primera vez en días esa promesa me había hecho respirar tranquila.

Dejé que me tomara en brazos y llevara hasta su habitación. Me recostó en la cama y arropó. Se quedo conmigo acariciando mi cabello hasta que me quede dormida o al menos eso pensaba él ya que escuche perfectamente como le hablaba por llamada al italiano.

–Quiero toda la información de los malnacidos de los Stein. Y tú me vas a acompañar a matar a todo aquel con ese apellido y juro por el mismo infierno que su mediocre mafia quedará en ruinas por engañar a mi italiana.– Su voz era siniestra, como si lo que acababa de decir era un sueño hecho realidad.

–Dame doce horas y te consigo hasta como se llaman sus mascotas. Cuida de Lottie, no la dejes sola. Llego por la mañana.– La voz de Jake sonaba seria, molesta. 

Pero estaba consciente de que de los dos, el más trastornado era Demian.



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