⚠ Un poquito de violencia y mención de sangre.
.
Osamu sabía que esto no iba a terminar bien.
Lo sabía desde el momento en que su hermano le había lanzado una sonrisa que no prometía nada bueno antes de tirarse por el tragaluz de la cámara principal del castillo.
Su gemelo había creído gracioso llamar la atención del guardia que vigilaba la reliquia que guardaban ahí y ahora corrían por sus vidas en los tejados de los edificios con dicha reliquia valiosa en la bolsa. Un último trabajo que los Miya iban a realizar.
-¡Debemos separarnos, Samu, hay que perder a los guardias, nos vemos en el bosque! -Tsumu gritó antes de lanzarse del techo y emprender camino al otro lado.
Osamu siguió con su camino, saltando y corriendo por los techos y luego las calles del reino de Shiratorizawa, hasta que se adentró en el bosque que lo colindaba.
Podía escuchar las armaduras de los soldados reales haciendo eco entre los árboles, siguiéndolo muy de cerca y Osamu sabía que tenía que esconderse para librarla porque no había forma de que escapara con su velocidad actual.
Vio a lo lejos una cortina de lianas, detrás de una roca grande. Una cueva oculta sería una bendición.
Y una cueva oculta encontró.
Esperó a que los sonidos de los guardias desaparecieran antes de registrar su alrededor; el lugar donde estaba escondido parecía más bien un túnel que guiaba a otro lado y podía terminar en un punto desconocido y perderse en el bosque si lo seguía, pero no podía arriesgarse a salir por donde entró ahora y encontrarse con los guardias.
El final del túnel le trajo algo más que luz. Un pequeño paraíso escondido; un valle con una torre en medio que se alzaba imponente. Osamu no recordaba ningún rumor que contara acerca de este espacio, ¿cuánto tiempo habría estado aquí esto?
Tenía muchas dudas y siendo que lo que tenía de sobra era tiempo, decidió investigar un poco.
La torre no parecía muy vieja y extrañamente, la parte habitable se encontraba en el punto más alto. Rodeó la base hasta encontrar una extraña formación de piedras que, con unas rocas fuera del camino, dejaron ver la entrada que lo guiaría hasta la parte de arriba. Subió lo que sintió fueron cientos de escalones y al final de la escalera había una compuerta que no dudó en abrir.
El espacio era pequeño pero acogedor, con una compacta cocina y una chimenea, había un par de sillas mecedoras y unas escaleras que guiaban a lo que parecía una habitación. Si Osamu lograba concluir este trabajo con éxito, definitivamente le gustaría quedarse aquí a vivir el resto de su vida.
Se quedó parado en medio de la habitación pensando en la posibilidad de intercambiar uno de los tesoros más codiciados de la nación por este lugar paradisiaco, sin problemas, sin Atsumu.
Sí, definitivamente lo haría.
Fue su último pensamiento antes de sentir un fuerte golpe en la cabeza y caer al suelo inconsciente.
El despertar le trajo un enorme dolor de cabeza que lo hizo desear no haber despertado del todo. Se quiso llevar una mano a la cabeza pero sus manos estaban atadas, al igual que sus pies. Espera, ¿por qué estaba atado? Sus sentidos se pusieron alerta de inmediato y levantó la vista a pesar del dolor que la luz del día le causaba, sólo para encontrarse con unos determinados ojos avellana y cabello del color del fuego danzante en la chimenea. Wow, el muchacho frente a él era bastante lindo y si no fuera por su actual estado y la enorme migraña en su cabeza, podría detenerse a admirarlo con más detenimiento.
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I've got a dream | Osahina
FanfictionEn las lejanas tierras de Karasuno se veneraba a un hijo del sol, nacido de una lágrima que había caído del cielo en la tierra, con una gema entre sus manos y que con un toque quitaba enfermedad y el destino cruel del hombre. Hijo del sol que un día...