Capítulo 7: Día Seis.

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—Sunoo.— Dijo Heeseung con nervios mientras jugaba con sus lentes para distraer a sus manos. Se mantuvo firmemente plantado detrás de su escritorio usándolo como un escudo entre él y su dulce flor, quien a veces, podía ser muy espinosa.

Él y Jungwon habían llegado a su periodo de estudio justo a tiempo, como siempre, pero en lugar de tomar sus lugares habituales cerca de la ventana, siguieron su camino directo hacia el escritorio de Heeseung.

Los brazos de Sunoo estaban cruzados.

—Jungwon dijo que tenías algo que decirme.

—Um, sí.— Tartamudeó y miró a Jungwon con los ojos muy abiertos. El chico se escabulló silenciosamente lejos de Sunoo y rodeó el escritorio para sentarse a lado de Heeseung. Sunoo miró a su amigo con una ceja alzada pero no dijo nada. Heeseung estaba agradecido por el apoyo; lo hacía sentir menos amenazado.

—Lo siento.— Soltó— Por ser un idiota.

—¿Cuándo? ¿Recién o diez años atrás?— Sunoo le dedicó una mirada retadora.

Heeseung vaciló. Bajó su voz al tono de un susurro. —¿Cuál es la respuesta correcta?— Le murmuró a Jungwon.

—Ambas.— Le respondió el chico un poco más alto— Ambas están bien.

—¡Ambas!— Exclamó Heeseung.

Sunoo tenía el ceño fruncido y lucía poco impresionado.

—Háblale bonito.— Le aconsejó Jungwon ahora también murmurando.

—Sunoo, mi dulce Sunoo.— Divagó Heeseung mientras el chico en cuestión tenía una expresión de mero disgusto.— Mi sunflower, la luz de mi vida...— De pronto se sintió arremetido por el impulso constante e irresistible de molestar, de irritar a ese chico y hacer aparecer su característico y adorable puchero en su rostro. —Mi lluvia en un día soleado.— Tarareó.

Sunoo se burló.

—¿No querrás decir "tu sol en un día nublado"?

Heeseung se encogió de hombros inocentemente.

—Me gusta quedarme en casa.

Sunoo lo miró por un largo rato antes de que su rostro se relajara y aceptara a regañadientes.

—¿Eso es todo entonces?— Dijo, el puchero que Heeseung había estado esperando. Su corazón suspiró al verlo.

—Una cosa más.— Dijo alcanzando su mochila y metiendo su mano en ella. Le tendió su ofrenda de paz a Sunoo, a quien se le iluminó el rostro y de inmediato se la arrebató de las manos.

Jungwon se burló a su lado.

—Demasiado fácil.— Dijo. Heeseung no podía estar más en desacuerdo.

No era más que una pseudo-disculpa, un par de palabras vacías y una botella de leche de fresa. Nada había sido resuelto, y las cosas que no se habían dicho tampoco habían sido perdonadas por Sunoo. Pero ¿no de eso se trataba este mes? ¿Pretensiones?

Era una extraña fantasía reconfortante en la cual vivir. No podía recordar la última vez que Sunoo le había sonreído de tal forma como lo había hecho los últimos días. Mantuvo cerca esas sonrisas, coleccionándolas y archivándolas en su corazón, reservándolas para el día en el que ya no las recibiera.

Estos días pasaban demasiado rápido para su gusto, y el quería desesperadamente aferrarse a cada uno de ellos, a cada momento que pasaba con él.

Pero Heeseung sabía muy bien cómo alargar su estadía, especialmente con alguien que muy probablemente no lo quería cerca.

𝐓𝐡𝐢𝐫𝐭𝐲 𝐃𝐚𝐲𝐬 | 𝐇𝐞𝐞𝐬𝐮𝐧 (TRADUCCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora