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A las diez y cuarenta y dos de la mañana murió un hombre en manos de un ladrón, el sujeto no tenía intención de hacerlo pero por un pequeño error terminó arrebatándole la vida a ese pobre hombre.

Este chico llevaba por nombre Jeon Jungkook y era un chico de veinticuatro años, con grandes sueños y un gran futuro. Estudiaba muy duro para ser un buen abogado y se esforzó mucho para ser un gran amigo, hijo, hermano y nieto. Quería ser el orgullo de su familia pero de un día para otro todos sus sueños se volvieron pesadillas al caer en cuenta que ya no estaba con vida.

El 10 de septiembre murió Jeon Jungkook y en el cementerio mientras lo enterraban, su alma, su fantasma o como quieran decirle, observaba en silencio. Él vio cómo bajaban esa caja ocura hasta enterrarla y limpiar su espacio.

Su familia lloró mucho, en especial su hermana, cuñado y madre.

Un mes después se encontraba el dueño de esa lápida sentado sobre esta misma mirando el césped.

"Jeon Jungkook
01-09-1997 . 10-09-2021
Amado por sus padres, hermana y abuelos
Siempre te recordaremos"

Decía esa roca llamada lápida de color claro.

Jungkook, su fantasma o alma en pena, como sea, mientras observaba el lindo color verde del césped un árbol se movió con fuerza por una brisa fría que avisaba que pronto iba a llover.

Su mirada se desvió y ya no observó el árbol, sino a alguien arrodillado en en una de las tumbas que estaban del otro lado. Desde su posición no pudo ver bien qué hacía pero llorar no era una opción, era como si estuviera limpiando... Y lo confirmó cuando se acercó.

Mantenía su distancia. Estaba recostado en un gran árbol que sus ramas y hojas se movían por la brisa. Lo observaba detenidamente mientras estaba cruzado de brazos.

Aquel chico estaba arrodillado limpiando la lápida de aquella persona con un cepillo, agua y tal vez jabón para limpiar. A su lado estaban unas flores azules y violetas que usaría después para colocarlas de decoración.

Jeon lo observaba muy quieto mientras que aquel chico de cabello castaño estaba sudado y se esforzaba porque quedara limpio todo. El chico sonrió cuando la brisa le pegó en el rostro. Se refrescó un poco.

—¿Te quedarás allí o vendrás a ayudarme? —dice alzando un poco la voz.

Jeon lo observa despreocupado.

El castaño suspira con dramatismo.

—¿No me ayudarás? —pregunta de nuevo pero ésta vez voltea a mirar a Jeon—. Ustedes las ánimas no tienen ni un mínimo de interés en ayudar luego de muertos.

Jungkook lo mira fijamente a los ojos cuando éste lo hace, increíblemente imposible.

El castaño sonríe al ver que Jeon no hace nada, solo lo observa.

—¿Desde cuándo estás aquí? —pregunta observándolo un segundo más hasta volver su vista a su trabajo.

Jungkook tuvo un corto circuito.

Su apariencia de chico despreocupado se acabó cuando confirmó que sí le hablaba a él. Dió un pequeño brinco y se acercó al castaño a paso rápido.

El castaño vió cómo se avecinaba tan deprisa y se asustó.

Se levantó rápido con un trapo en una mano y en la otra un frasco que parecía tener agua. Iba a rociarle de esa agua hasta que Jeon se dió cuenta de lo asustado que estaba el chico, no fue su intención pero estaba muy sorprendido y feliz de que alguien lo viera.

Jungkook se detuvo a unos pasó de él y soltó un gran "suspiro".

El castaño tenía sus ojos cerrados con fuerza mientras sus dos manos estaban al frente apuntando con el agua y el trapo de color amarillo con el dibujo de un pollito bordado amenazando a aquel fantasma.

Fantasmita *Kookmin*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora