Una charla

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La taza en sus manos estaba llena de café frio, la dama frente el se encontraba bebiendo del suyo con una sonrisa en su rostro, habían estado un buen tiempo en silencio, como si la mujer esperara que el caballero empezara una conversación.

Hasta que lo hizo.

- ¿¡Que más quieres!? Ya te he dicho todo lo que necesitas saber, ¡déjame ir! -Exclamo el caballero tirando la taza el suelo, haciéndola pedacitos-

- Quiero charlar-Respondió la Diosa-

- ¡Llevamos una jodida hora en maldito silencio! -

- ¿Quién dice que quiero charlar contigo? –

- No hablaras con Farfadox –

- No es un objeto, el decidirá, tampoco es como si pudieras decidir por él, además, ten cuidado con ese tono Caballero, no me gusta para nada –

El guerrero golpeo la mesa con sus puños y estuvo tentado a tirarla, pero tomo una profunda respiración mientras se cruzaba de brazos y respiraba.

- Que sea rápido –

- Eso no lo decido yo –

La gema que relucía de su casco volvió a su tono original junto las otras dos en sus hombros, su cuerpo cayo sobre la silla durante unos segundos, el farfano finalmente había recuperado la conciencia.

- ¿Dónde poronga estoy? -Fue lo primero que dijo mientras se sentaba adecuadamente, no notando a la mujer frente de el-

-Un gusto conocerte, Farfadox –

El caballero rápidamente se paro de la silla y trato de invocar su espada, al notar que no podía, agarro la silla como arma.

- ¿¡Y vo' quien chota sos'!? –

- Tranquilo ¿Qué tal si te sientas? -

- ¿Por qué me—No consiguió terminar su pregunta al notar como la silla en sus manos había desaparecido, ahora encontrándose frente de el –

- Puedes llamarme Kristin, mi niño –

En vez de refutar o poner mas pelea, se sentó de forma temblorosa en la silla, temiendo que la acabara de cagar.

- E-Entonces, Kristin... ¿Qué hago aquí? –

- Supongo que eres mas que consciente del caballero d netherite, estaba hablando con él hace poco –

- ¿Le falto el respeto? Si es así, realmente lo siento, pero no puedo hacer nada por eso –

La mujer rio, convocando otra taza de café y se la ofreció al de armadura.

- No, lo hizo hace mucho tiempo, pero en esta situación me rogo en pocas palabras, solo me interesa conocer a su avatar –

El de armadura tomo la taza con cuidado y la acomodo en la mesa.

- Es una pena, pero perderá su tiempo, no tengo nada interesante –

- Claro que lo haces, creí que su avatar seria alguien con muchos problemas de ira, parece que eres todo lo contrario –

- ¿Gracias? –

La mujer rio.

- Además...quisiera pedirte un favor personalmente –

- Claro ¿Qué es lo que necesita? –

- Quiero que cuides de mi hijo –

Los ojos del caballero se abrieron de forma inhumana, sorprendido por la revelación.

- ¿Tommy es su hijo? –

- Si... se que tienes dudas, yo también, mi esposo y mis otros hijos desaparecieron también, por mas qué quiera ir y buscarlos, no puedo, mi papel como Diosa de la muerte no me lo permite –

- ¿Diosa de la muerte? –

- No te preocupes por mi o por mi hijo, no te dañaremos a ti ni a tus amigos, Tommy es un joven muy enérgico, desde que era un niño siempre lo ha sido –

- Bueno, no puedo refutarle, usted es su madre y bueno... parece que el pibe no se puede quedar quieto-

-Si, siempre ha sido así...tengo muchas historias y ganas de hablar ¿me acompañaría un rato joven? –

El farfano llevo una de sus manos a su cuello y subió la maya hasta la nariz, dejando su boca descubierta, y una sonrisa también.

- Bueno, ya desaparecí ¿Por qué no desaparecer más? – Dijo mientras tomaba el café y le daba un sorbo, dejando a la madre del chico iniciar con sus anécdotas-

Extras(descontinuado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora