Una guerra

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Para ser un ente originario del nether, juraría que, sin importar que, su armadura siempre se sentiría fría mientras la llevara puesta.

¿Realmente valía la pena todo esto?

Alejo el pensamiento rápidamente para darse el tiempo de ver a sus alrededores, cadáveres ya putrefactos por el infernal calor rodeaban el lugar, las llamas azules formaban una muralla la cual impedía a los sobrevivientes huir, obligándolos a esperar por su muerte. Si no hubieran traicionado el imperio, nada de esto hubiera pasado.

Trato de ignorar el hecho de que ellos habían cometido la traición primero.

-Todo por el imperio-Susurro para sí mismo antes de notar un llanto a la distancia-

Un llanto agudo, desesperado e insoportable.

Se levantó de la pila de cadáveres a su alrededor y empezó a caminar hacia el origen del ruido, una casa considerablemente intacta, las ventanas rotas y un muro medio destrozado. Sabía que si se concentraba lo suficiente podría ignorar el olor a putrefacción a su alrededor, también podría ignorar la pequeña manualidad que alcanzaba a colgar de la ventana.

Cuando finalmente ingreso a la estructura, noto como el sitio estaba más intacto de lo que parecía, algunas sillas de madera carmesí y pequeños adornos de oro, la piel de un gran hoglin yacía frente, lo que asumiría era una "chimenea" y también noto una pequeña cuna en la esquina de la sala.

-Todo por el imperio-Repitió como un mantra, aumentando entre más se acercaba a la habitación de la cual provenía el llanto-

"Ciksura"

Dio una mirada al cartel frente la puerta, el cual estaba decorado con figura de oro, desde pequeños Hoglins hasta magma cubes, detrás de esa puerta era de la que provenían los llantos.

Todo por el imperio.

Tiro la puerta de una patada solo para confirmar lo evidente, un bebe yacía en una cuna al otro lado de la habitación. Mientras camino hacia la misma, noto como el cuerpo de una mujer yacía en la esquina de la habitación, entonces, cuando finalmente vio a la cría, noto como era un híbrido piglin y enderman.

-Ellos... cometieron traición-Se susurró a sí mismo, como si el hecho de que el infante fuera un híbrido con la raza enemiga le trajera alivio-

Alzo su espada para tratar de blandirla, dándose cuenta de que era inútil, por más que tratara su brazo, solo se mantuvo alzado. Pero el infante debía morir, así que aunque no fuera por mano propia, moriría.

-Espero no tengan problemas con esto-Sin más, empezó a murmurar un viejo hechizo, aquel que los sectarios que tanto odio había descubrió, después de que su oración fuera terminada, el cuerpo de la madre se levantó, estática, confundida-

Un mechón blanco había aparecido.

-Tú-La mujer vio al caballero con horror mientras trataba de alejarse, ignorando a su hijo-

"Mátalo"

Fue lo último que dijo antes de salir de la habitación, no siendo capaz de ver como la mujer se retorcía de dolor antes de que su alma desapareciera y solo quedara un cascarón vacío, el cual no tuvo remordimiento alguno al tomar la almohada del infante y tratar ahogarlo.

Todo por el imperio.

Fue cuando salió de la casa que pudo contemplar correctamente sus alrededores, además de los cadáveres esparcidos por todo el lugar, además de las llamas y el ambiente a muerte, escucho los gritos, gritos de horror, dolor y confusión. Los demás muertos que había resucitado y había puesto bajo su control seguían matando a los ciudadanos de aquel reino, su rey, quien había peleado hasta el final, no era más que otro resucitado que atormentaba a los que una vez fueron sus ciudadanos.

Todo por SU imperio.

-¿Todo por tu imperio? Esto es un poco extremista-Una voz resuena por el lugar y al tratar de localizarla, descubrió que la voz venía de encima de él-

Un hombre de vestimenta extraña y enormes alas negras se postraba encima de él, un raro sombrero alcanzando a cubrir su rostro.

-Creo que tenemos u- ¡Espera!-El hombre fue rápidamente interrumpido por el caballero, quien había tomado un cuerpo del suelo y se lo había lanzado encima, logrando tumbarlo-¡Podemos hablar!-

El hombre soltó un grito de dolor al caer encima de uno de sus brazos, pero antes de que pudiera decir algo más, el caballero ya se encontraba encima de él mientras blandía su espada.

-¿Quién eres?-

El alado rio nerviosamente antes de suspirar.

-Philza ¿Qué tal si hablamos un poco y...?-

-No tengo nada de que hablar contigo-Respondió antes de que pudiera terminar-

El hombre con armadura de netherite levanto su espada para lo que creía que sería una muerte como las demás, pero en contra de todo pronostico, el alado lo empujo con sus enormes alas, haciéndolo caer a unos metros de distancia.

-Soy un ángel de la muerte, querido "caballero de netherite" y creo que sabes el porqué estoy acá-

-Tu patrona pudo haber venido ella misma si le molestan mis acciones-

-Sabes que no funciona así-

-Lo sé, pero tampoco pararé hasta que ella venga, cosa que sé que no hará-

Fue cuestión de segundos que el caballero se abalanzara encima del hombre, quien al tratar de defenderse del ataque con sus alas, las cuales posiblemente eran casi indestructibles, dejo una abertura, la cual el caballero aprovecho.

Tirándose casi al suelo y bajo el descuido de Philza, consiguió atravezar con su espada el abdomen del hombre, quien rapidamente cayó, quedando aún más empalado.

-No pareces un ángel de la muerte-Se burló para sacar la espada de su abdomen, dejando que el cuerpo finalmente cayera al suelo-... No eres un digno oponente, pero solo por respeto...-

Alzo su arma para decapitar al hombre, más lo que no esperaba era que una fuerte brisa lo sacara a volar. Su cuerpo cayó en la casa a la que anteriormente había entrado, destruyendo una de sus paredes frontales, pero confundido, se levantó de donde estaba solo para notar una extraña figura al lado del hombre.

Ya frustrado por las interrupciones, el hombre invoco un arco para apuntar a la silueta, notando que esta era una mujer en un vestido largo y negro, junto a un enorme sombrero del mismo color del cual venía colgando un velo negro, extrañamente familiar.

-¿Otro ángel de la muerte?-No es que no hubiera matado a ángeles de la muerte, sino al contrario, pero por esa misma razón sabia lo extraño que era que vinieran dos-

Antes de sumergirse más en sus pensamientos, tiro la flecha en un intento de darle a la dama, pero para su sorpresa esta solo desapareció.

Muere

Con eso, una extraña onda de poder salió de la mujer volviéndolo a tirar dentro de la estructura, un dolor de cabeza se hizo presente mientras que se levantaba, pero antes de que su cuerpo lo obligara a caer inconsciente, reviso el lugar donde antes había estado el alado y la dama para notar que habían desaparecido, eso fue suficiente para saber de donde le era tan familiar. Corrió hacia la habitación del infante para descubrir lo que esperaba. Un cuerpo en putrefacción y un niño durmiendo placidamente.

Empezó a reír como un maniaco mientras ignoraba las preocupaciones de sus soldados, quienes habían aparecido por el alboroto, viendo como su general se empezaba a desangrar cada vez más mientras seguía riendo.

Todo por el imperio.

Extras(descontinuado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora