Capítulo 1

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El día que Jeon Jungkook nació, Taehyung pensó que era el ser más feo del universo. Ese pequeño bebé recién nacido, de cara arrugada y con un fuerte llanto no era para nada lindo como le dijo su madre que sería.

Taehyung tenía diez años en aquel entonces, y no quería relacionarse con el bebé, pero ya que sus padres eran amigos cercanos de los padres de Jungkook, iba a visitarlo casi seguido, por tanto, se veía obligado a pasar tiempo con él.

A los pocos meses, Jungkook se volvió el ser más lindo que Taehyung alguna vez vio. Ahora lucía un rostro angelical, un suave cuerpito rechoncho y una risa que provocaba ternura a todo el que lo oyera. Fue entonces que se prometió asegurarse de proteger a Jungkook con su vida de todo aquel que quisiera lastimarlo.

Seis años después, Taehyung notó algo en Jungkook que los demás no habían notado, y eso era su preciosa voz al cantar las canciones infantiles de la televisión. Escucharlo era una bendición para sus oídos y sería una lástima no sacar todo el potencial que el niño demostraba tener, así que le comentó a los padres de su niño que sería una buena idea inscribirlo a un taller de canto. Jungkook parecía disfrutar de ello.

Cuando Jungkook cumplió diez años, Taehyung se encargaba de recogerlo de la escuela en el auto de sus padres. Le preguntaba cómo había ido su día, cómo iba en los estudios, cómo se sentía. Lo llevaba a pasear a algún parque no tan lejos de casa y le compraba juguetes. Lo consentía más de lo que debía.

A los doce años, el cuerpo de Jungkook empezó a desarrollarse, estaba entrando en la pubertad. Era la peor cosa que había experimentado, su cuerpo emanaba olores nada agradables, su voz salía con gallos al hablar, avergonzándolo, y estaba creciendo vello corporal en partes de su cuerpo donde jamás creyó que habrían. Lo único bueno que rescataba de la pubertad era que se estaba haciendo más alto, tal vez no tanto como su hyung Taehyung, pero lo suficientemente alto para pararse de puntitas y darle besitos en la mejilla (aunque Taehyung tenía que inclinarse).

Para aquel entonces, Jungkook era un niño prodigio, sabía hacer de todo un poco y era bueno en cada cosa que hacía. Bailaba bien, cantaba bien, dibujaba bien. Taehyung estaba orgulloso de él y se sentía complacido de haberle pedido a los padres del menor que lo inscribieran en clases de canto hacia años, ya que parecía haber desatado algo en él: un sueño.

Jungkook extendió su visión más allá en vez de solo guardarse sus habilidades para él mismo, así que le confesó a sus padres que le gustaría ejercerlo como un profesional y no como un aficionado. Sus padres entendieron a lo que se refería, pero tenían miedo de que su pequeño hijo entrara a un mundo tan duro como lo es el entretenimiento, mas no podían negarle su sueño.

Taehyung también lo apoyó en todo momento cuando Jungkook le contó de ello. Se tomó la molestia de buscar alguna empresa de confianza en la que el menor pudiera ingresar. El día que se contactó con una que le generó confianza y de buen historial, llevó a Jungkook al casting.

Ese día estuvo más nervioso él que el niño, pero sus ansias se calmaron cuando les dieron la noticia de que había pasado el casting con éxito. Las dos familias salieron juntas a celebrar aquel día.

Al poco tiempo, llegó el reporte de que Jungkook debía ser transferido a la capital para firmar el contrato y comenzar con el entrenamiento. Con dolor y tristeza, pero a la vez alegres por el logro de su hijo, sus padres lo llevaron allá, firmaron el contrato y les comentaron que, a partir de la otra semana, empezaría a vivir con otro grupo de chicos que también pasaron exitosamente.

Taehyung pasó toda esa semana con Jungkook, diciéndole que lo extrañaría, que lo quería mucho y pidiéndole que jamás se olvidara de él. El menor estaba feliz, pero lloraba todas las noches al tan solo pensar que no volvería a ver a su amado hyung. Aunque no se lo había dicho a nadie, descubrió que estaba enamorado de él a los diez años, pero sabía que su hyung solo lo veía como un niño al que cuidar, y deseaba que no fuese así, deseaba ser ya todo un adulto para poder estar con él. Quería crecer rápido para estar a su lado.

La comunicación que mantuvieron luego de la mudanza de Jungkook fue a través de mensajes y videollamadas. Tanto él como Taehyung se encontraban muy ocupados con sus labores. Taehyung con el nuevo puesto de director que asumió en una empresa de su ciudad natal y Jungkook con la escuela y el entrenamiento en la discografía.

Meses más tarde, Taehyung llegó de sorpresa al pequeño departamento en el que vivía Jungkook. Este saltó a sus brazos de felicidad y Taehyung le dio vueltas en el aire con una gran sonrisa. Al bajarlo, saludó a los compañeros de piso de su menor y se lo llevó a un bonito parque. No conocía mucho la ciudad, pero a veces hacía visitas allí por temas laborales.

Fue entonces que Jungkook le dijo que estaba contento por la cita y Taehyung le apretó dulcemente las mejillas.

—¿Cita? -cuestionó el mayor.

Jungkook estaba nervioso, había cometido un pequeño desliz. Ya no tenía escapatoria, así que habló con la verdad.

Se le confesó.

Taehyung lo miraba sonriente, él ya lo sabía, él veía como el menor tenía un comportamiento único y especial solo para él y nadie más, lo descubrió hace mucho, pero no quería ponerlo nervioso.

—Jungkook, ¿te cuento un secreto? Pronto yo también viviré en Seúl.

—Estás mintiendo —dijo incrédulo.

—Es verdad, mi niño. Mi empresa se está expandiendo, así que ya no te dejaré solo nunca más. —Jungkook iba a abrazarlo, pero lo interrumpió—. Solo te pediré una cosa. Que me tengas paciencia porque eso conllevará a qué yo esté más ocupado de lo normal, pero en ese período de tiempo, estaré esperando a que crezcas para estar juntos. Si me sigues amando hasta ese entonces, ¿me darías la oportunidad de ir a por ti?

—¡Sí, hyung! —exclamó contento sin poder pedirle más al universo, además de que los años pasen rápido para ser el novio de su hyung en el futuro y poder presumirlo frente a todos.

10 Años [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora