‹ ֆȶօʀʍʏ ռɨɢɦȶ ›

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Desde que tiene uso de razón, Megumi ha odiado todo lo asociado con tormentas eléctricas o días lluviosos que traigan consigo relámpagos seguidos de un trueno.

Recuerda que cuando era más pequeño siempre corría al cuarto de sus padres con el afán de que estos lo mimaran y protegieran en ese tipo de días, provocando así que su miedo se disipe significativamente. Pero una vez perdió a sus padres su único consuelo era una almohada y un par de cobijas, las cuales usaba para taparse y tratar de disminuir el ruido que provocan los truenos.

Actualmente se encuentra pasando por una situación un tanto similar.
Era de madrugada, y dado a que no podía conciliar el sueño, Fushiguro se encontraba recostado en su cama revisando algunas notificaciones provenientes de las diferentes redes sociales que tenía descargadas en su celular.
Hubiera seguido con aquella revisión de no ser porque un trueno captó toda su atención, dejándolo en el proceso con una sensación de temor y angustia.

Sin pensarlo dos veces, dejó su celular en alguna parte de la habitación, para posteriormente cubrirse con las sábanas y cobijas que su cama poseía.
El miedo cada vez era más grande en él, pues el sonido provocado por los truenos y relámpagos comenzaron a hacerse más presente a lo largo de aquellas cuatro paredes.

Sin notarlo, o sin tan siquiera quererlo, las lágrimas comenzaron a empapar su rostro, comenzaba a sentir aquel sentimiento que de niño llegó a sentir, un sentimiento que combinaba a la soledad y el temor en una sola, un sentimiento que lo estaba matando por dentro.
Todo pensamiento negativo se disipó tras escuchar cómo golpeaban suavemente la puerta de su habitación.

- Fushiguro, ¿Puedo pasar?

El pelinegro reconoció esa voz, y sin pensarlo dos veces retiró de él aquellas telas que lo cubrían, y que a su vez lo dejaban sin mucho oxígeno, para rápidamente dirigirse a la puerta de su habitación y abrirla.
Detrás de aquella puerta se encontraba un chico de pelo rosa, portador de una maldición destructiva, Yūji Itadori. Al verlo, Fushiguro se abalanzó sobre él, abrazándolo y recostando su cabeza en el hombro de este, algo que no pasó por esa presidida el ajeno.

- Fushiguro . . .

Antes de siquiera terminar su oración otro trueno se escuchó provocando que Fushiguro diera un brinco, para acto seguido aferrarse aún más al chico de pelo rosa.
Itadori al ver la reacción que tuvo su compañero frente a los truenos no dudo en abrazarlo y darle suaves caricias en su espalda, intentando así calmarlo lo más que podía.

- Fushiguro hace mucho frío ¿No crees que sería mejor que te vayas a acostar?

El nombrado negó con su cabeza, siguiendo aún aferrado tal cual chicle.

- Bueno, entonces ¿Me puedo dormir hoy en tu cama? Es que ya me dio frío.

Fushiguro algo dudoso aceptó, separarandose más de fuerzas que de ganas de Itadori. Sin dejar de sostener una parte de la camiseta que su peli rosa amigo poseía, Fushiguro comenzo a caminar en direccion a su cama, teniendo aún mmiedo de que si soltaba aquel pedazo de tela su rosa amigo lo abandonaría.
Al llegar a la cama el primero en acostarse fue el peli rosa, siendo rápidamente secundado por el pelinegro.

- ¿Te sientes más cómodo si por hoy duermo a tu lado?

Cuando Fushiguro iba a responder, este escuchó otro trueno acompañado de un relámpago, provocando así que el nombrado ocultara parte su rostro en el abultado pecho de su amigo.
Al ver en la situación en la que se encontraba Fushiguro se separó rápidamente de Itadori teniendo el miedo a que su adverso se haya incomodado por tan repentina acción.

- Yo. . . Lo lamento.

Itadori solo pudo atinar a soltar una pequeña risa por tan peculiar momento.

- No hay problema.

- Itadori, ¿Puedo. . .recostarme otra vez?

- . . . Sí.

Y sin pensarlo dos veces volvió a recostar su cabeza en el pecho de su amigo, abrazándolo fuertemente por su cadera.

- No tengas miedo Fushiguro, yo estoy aquí.

Y mientras decía eso, suaves caricias eran repartidas en la cabellera del pelinegro, teniendo una pequeña sonrisa en su rostro por aquella tan peculiar situación.

- Itadori.

- ¿Qué pasó?

- No me abandonarás una vez duerma ¿Verdad?

- No, no haré eso. Cuando despiertes estaré todavía aquí ¿Si?

Fushiguro algo dudoso de aquellas respuestas solo decidió aceptar, para después empezar a concentrarse en las caricias que eran depositadas en su cabeza provocando que esté empezará a cerrar sus párpados y dejará de sentir temor.

Cada noche de lluvia o tormenta eléctrica, Itadori iba al cuarto de Fushiguro con el afán de tranquilizar a este. Y como era de esperarse ambos comenzaron acostumbrarse a recibir o dar aquellas caricias en aquellas noche tormentosas.

Ahora Fushiguro deseaba volver a recibir esas caricias nocturnas en aquellas noches tormentosas, o aquellas noches donde ambos deseaban solamente sentir el calor y cuerpo del contrario.
Deseaba volver a sentirse amado y mimado por su amigo o posiblemente amante nocturno.
Lastimosamente esas caricias no volverían a aparecer, o al menos ya no durante las noches.

- Yūji por favor, no mueras y espera a que te encuentre.

Pedía Fushiguro al viento, esperando volver a reencontrarse con la persona que el amaba, o más bien, había aprendido a amar a través de las tormentosas lluvias.

Espero está historia haya sido de tu agrado, y como siempre, disculpa los fallos ortográficos o de redacción que la historia presente

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Espero está historia haya sido de tu agrado, y como siempre, disculpa los fallos ortográficos o de redacción que la historia presente.
Esta historia fue inspirada en una noche donde había tormenta eléctrica y no podía dormir, porque si, al igual que Fushiguro (de esta historia) yo soy un ser muy miedoso cuando de truenos y relámpagos se trata, odio los sonidos que estos hacen con todo mi ser. Y en general por culpa de los sonidos que estos provocan no puedo conciliar el sueño tan fácilmente.
Solo que a diferencia de Fushiguro yo no tengo quien me mime.

Writer: GioTwo
979 palabras

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